Efectivamente, desde el siglo XX la humanidad viene presenciando hazañas de pueblos que contando con dirigencias patriotas y consustanciadas con los anhelos de sus mayorías nacionales, han podido hacer frente de manera victoriosa al imperialismo norteamericano y sus alianzas con otros imperialismos menores, en su perenne afán de controlar las naciones del mundo para explotar sus recursos.
Y aunque desde 1775 hasta nuestros días se le cuentan no menos de ochenta intervenciones entre directas e indirectas en todo el mundo, y eso teniendo en cuenta solo las que quedaron comprobadas debido a la desclasificación de documentos del propio gobierno norteamericano, señalando una amplia experiencia de intervencionismo victorioso, no es menos cierto que también han sufrido derrotas estrepitosas a lo largo de esa historia injerencista.
Destacan entre esas derrotas propinadas al imperialismo norteamericano la del ejercito popular chino a finales de la década de los 50 del siglo pasado, que dio pie al triunfo de la Revolución Socialista China, así como la de Playa Girón en 1961, cuando en menos de 65 horas el pueblo y el gobierno cubano derrotaron una acción dirigida a doblegar a la Revolución Cubana, para arrebatarle el poder político y colocar, como en el pasado, a sus títeres frente al gobierno. Ni hablar de los casi 60 años de lucha victoriosa del pueblo cubano, sabiendo mantener a raya las pretensiones norteamericanas de derrocar el modelo socialista que, bajo el liderazgo de Fidel y Raúl, dicho pueblo supo darse.
Otro ejemplo de pueblo que contó con una dirigencia comprometida con su defensa fue el vietnamita durante las décadas de los 60-70 del siglo XX, logrando derrotar al imperialismo norteamericano que corrió en rescate del también derrotado imperialismo francés. Muy dura prueba, por cierto, que costó la vida a más de cinco millones de personas debido a la crueldad e inmisericordia con que EEUU bombardeó, icluidas armas químicas, a la población de Vietnam, la cual supo resistir bajo el liderazgo de Ho Chi Minh, entre otros.
Vale la pena recordar el caso de Nicaragua, donde la Revolución Sandinista que llegó al poder tras derrocar a la tiranía de los Somoza, aliada de los Estado Unidos, fue asediada durante diez años mediante guerra económica, política y militar, causando que en 1990 los sandinistas perdieran las elecciones presidenciales frente a una coalición que agrupaba a la mayoría de las fuerzas opositoras al FSLN, dirigida por Violeta Barrios de Chamorro y apoyada por EEUU. Digo que vale la pena recordar este caso porque nos muestra que el imperialismo repite las recetas, y aquella aplicada a la Nicaragua de los 80 del siglo pasado y previamente ensayada contra el Chile de Allende, se le pretende aplicar actualmente a Venezuela. Pero también nos enseña que la Derecha política no gobierna para los pueblos, como se evidenció en Nicaragua luego de la derrota de los sandinistas, puesto que los principales logros sociales de la revolución fueron revertidos mediante políticas neoliberales que empobrecieron nuevamente a las mayorías, y el pueblo nicaragüense después de 16 años, esta vez a través del voto, volvió a colocar a Daniel Ortega y al Frente Sandinista de Liberación Nacional en la Presidencia de la República de esa nación, para retomar la ruta de la justicia social por la vía del socialismo.
En conclusión; el imperialismo norteamericano no es invencible. La lucha victoriosa de muchos pueblos lo ha demostrado, sobre todo cuando esos pueblos se levantan unidos y guiados por líderes comprometidos con los intereses de las mayorías nacionales, como fue Chávez y como lo es Maduro, saben decir a los imperialistas ¡No Pasarán!, ¡Venezuela se Respeta!, ¡No Volverán!, y cumplirlo.