José Maria Aznar, expresidente del reino de España, mejor conocido como “El führercito”, como muy acertadamente le bautizó Fidel, parece ser que ha renunciado a visitar Venezuela.
Aznar es presidente de las FAES, Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, que como dice su declaración de intenciones, busca el fortalecimiento de los valores de la libertad, la democracia y el humanismo occidental, creando y promoviendo alternativas políticas y de pensamiento diferentes al socialismo, pero que en realidad es una institución de carácter doctrinario fascista y anticomunista que se han arrogado el derecho a combatir y desprestigiar todo movimiento emancipador de carácter popular. ¿No les recuerda a la secta anticomunista Tradición, Patria y Familia? Visitan diferentes países haciendo seminarios para captar voluntades que respalden sus teorías, creando al mismo tiempo puntos de avanzadas para sembrar sus ideas fascistas, siendo su mentor Aznar, su mayor promotor.
No hay que olvidar que Aznar funge también como representante del diablo, cargo que ejerce desde que éste le dejó apoyar los pies sobre la mesa en una reunión a la que fue invitado en su rancho de Arizona, nombrándolo vocero y defensor de su política antiterrorista.
Comenzó el fuhrercito a ejercer como tal, defendiendo la invasión estadounidense a Irak, y tratando de elevarse sobre la punta de los pies para ponerse a la altura de Satanás, repitió hasta el cansancio, jurando y perjurando, que en Irak había armas de destrucción masiva. Si visualizáramos las hemerotecas de ese entonces, veríamos con que seriedad lo afirmaba una y otra vez, cuando era notorio para el mundo que se trataba de una mentira forjada, dejó incluso una caricatura de su despropósito, cuando en una entrevista que le hicieron le dijo al periodista que le mirara a los ojos para que observara su sinceridad. Patético.
Hoy, hasta Bush ha reconocido que en Irak no había tales armas y Colin Powell, Secretario de Estado para aquel entonces, lo ha refrendado admitiendo el error y separándose de su política.
Blair, otro de los defensores a ultranza de esa teoría, entre anglosajones anda la cosa, ha tenido que reconocerlo, enfrentando una opinión pública, que condenando la invasión, le ha retirado su apoyo. Pero Aznar, con la prepotencia que le caracteriza, no dice esta boca es mía y con su silencio demuestra hasta donde la derecha fascista y goebbeliana es capaz de llegar.
Pues bien, este personajillo nefasto parece ser que ha suspendido su viaje a Venezuela y ha preferido enviar en su lugar una representación del Partido Popular, encabezada por el correveidile de Jaime Mayor Oreja, triste personaje de la derecha española que fue a menos, siendo relegado a un escaño de eurodiputado, después que fuera Ministro del Interior y perdiera las elecciones para Lehendakari (Presidente de la Comunidad del País Vasco). Mayor Oreja vino a Venezuela, a darle apoyo a la candidatura de Rosales, haciéndole creer a la opinión pública que venía en representación de la Unión Europea, la periodista de Globovisión que participó de la superchería, lo presentó como tal. El Partido Popular es el representante de la derecha fascista española, y con Aznar como presidente de gobierno, apoyó el golpe de estado de Abril 2002.
No ha sido sino otra sucia maniobra de la oposición que busca desesperadamente desprestigiar al gobierno venezolano haciéndolo aparecer como no apreciado internacionalmente, manipulando el tratamiento a esta representación de la derecha española que se prestó para ello.
Mientras tanto Aznar debe estar revolcándose en su propia hiel, hediendo a azufre, ante la debacle política de su jefe, en lo que pareciera ser el principio del fin. Y en tanto él se gana unos dólares como conferencista, al Demonio Mayor le espera un camino difícil lleno de fracasos que lo llevará irremediablemente al ostracismo político, aunque yo espero que lo frían en la quinta paila del infierno.