Como tantas veces, Venezuela se adelantó a la historia mundial en la década de 1990. El capitalismo venezolano hizo como historia lo que el mundial repite ahora como comedia.
La rapacidad capitalista es creciente e indefinida, como todo cáncer, hasta que la sociedad que lo alimenta se agota. Devora todo y prolifera por metástasis. Cuando la sociedad colapsa, ocurre el crack de las bolsas, con todo lo que leemos en los periódicos de estos días y sin que sepamos dónde parará. Barack Obama lo dijo: “Esto se va a poner peor antes de que comience a mejorar”. Pasó en Venezuela: fue imposible desangrarla más, la clase media se desplomó, se tragaron enteros los dólares de PDVSA y devaluaron el bolívar. Los pobres ya no daban más cuando se impuso el Paquete de Miguel Rodríguez. Vino entonces la discontinuidad en un proceso continuo, es decir, la catástrofe del Caracazo. ¿Solución? Exprimir los bolsillos de los pobres para auxiliar a unos banqueros que se llevaron ese último resuello. Rasparon la olla.
Ahora pasa en el capitalismo mundial, luego de la orgía, diría Jean Baudrillard. Ya el cáncer, ese embarazo diabólico, diría Susan Sontag, apretó la última gota y acecha y asecha como león enjaulado buscando raspar la olla, ahora que comienza a llenarse. Aquí hay un pobre con un puñado de dólares, vengan corriendo antes de que los use en sus hijos. Los gobiernos dicen que las arcas están vacías, pero no para auxiliar banqueros. Luego los auxiliados salen achispados a celebrar con una orgía en cualquier hotel cinco estrellas. Por eso ya el sueño capitalista no es un banco opulento sino quebrado. El capitalismo es una enfermedad mental.
No han calentado las sillas de las Gobernaciones de Miranda y Táchira y de la Alcaldía Metropolitana cuando ya se lanzan en otra orgía de asalto a CDIs, cierre de Infocentros, golpizas, despidos multitudinarios, amenaza de dejar sin vivienda a 20 mil familias, tranca de vías con desprecio de la gente. Es solo el abreboca. Si vuelven continuarán raspando la olla que dejaron de raspar en 1999, para mantener el cáncer mundial, matando las millaradas que haya que matar, porque el pueblo no se va a dejar mansito. Gaza será un picnic en comparación. Piénsalo antes de abstenerte.