Hace ya un montón de años había aquí en Caracas un locutor, pionero del espectáculo televisivo en Venezuela, que tenía varias cuñas y programas, uno de los cuales era “el batazo de la suerte”, y en una de ellas o en el programa utilizaba la frase: “mi pueblo, venga pa´ que lo vea”, la cual le atrajo numerosas críticas ya que mientras decía tal frase, gesticulaba y, con los pulgares hacia abajo, parecía invitar a ver una parte específica de su anatomía.
Tal recuerdo me viene a la memoria ante la invitación que la empresa CEDICE, ONG financiada por la CIA, ha hecho a una serie de tarifados por la misma CIA entre los cuales se encuentran el peruano Mario Vargas Llosa, excandidato presidencial de su país derrotado ampliamente por el “chinito” Fujimori; el colombiano Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas Llosa, hijo de MarioVargas Llosa y de Patricia Llosa, prima del laureado escritor quien antes estuvo casado con Julia Urquidi, tía política del mismo, todos ellos representantes de la extrema derecha y, salvo el primero, con una obra de dudosa calidad.
Con tan sólo cambiar en la expresión anterior, de Musiú Lacavalerie, la palabra “pueblo” por “gente” (porque a esa gente no le gusta el pueblo) el llamado sería para los mismos fines, que no son otros que los de buscar testigos de cierto renombre y además palangristas de la CIA, para que presencien la desaparición física de algún venezolano, cualquiera que este sea, con el objeto de tratar de justificar el calificativo de asesino que le adjudican al Presidente Chávez. No sería la primera vez que esta caterva de fascistas trata de lograr en sus numerosas y pírricas manifestaciones para “calentar la calle” apuntarse ese trofeo de adjudicarle un muerto al Rrrrégimen que nos oprime, pero nunca habían tenido testigos de la excepcional catadura moral que la ralea que ahora los acompaña y que desde ya se han manifestado abiertamente provocadores con el Gobierno, a quien desafían a que los ponga presos, tratando de chantajearlo para que los dejen hacer lo que les venga en gana, aunque eso implique la violación de las leyes vigentes, pero habría que recordarles el caso de Cantón, quien también abusó de la hospitalidad venezolana, violando sus leyes, y hubo que ponerlo de regreso a sus lares en el primer avión que salió del aeropuerto de Maiquetía. En este caso no hay que suponer que el gobierno no pueda actuar, y lo hará, de la misma manera. NO PASARÁN.
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