En el tercer
milenio la conquista beligerante a nivel global de la “Humania del
Sur”, especialmente del Caribe, Centroamérica y América del Sur, por
parte de los Estados Unidos de América, está en pleno apogeo. Sin
embargo, en el escenario histórico mundial, en vísperas de un posible
colapso del sistema capitalista, está haciendo estragos una inexorable
guerra pírrica que amenaza con devorar a las propias superpotencias.
Oscar Wilde, en consonancia política con Rosa Luxemburgo, ha descrito
de manera muy conmovedora la quintaesencia de la “Revolución Americana”
y sus consecuencias nefastas:
“Estados
Unidos es el único país que pasó de la barbarie a la decadencia sin la
civilización por el medio”. 1)
Acerca de la
herencia revolucionaria estadounidense, Simón Bolívar puso el punto
sobre la “i”:
“Los Estados
Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de
miseria en nombre de la libertad” 2)
Sin embargo,
un fantasma recorre los Estados Unidos de América y Europa: - el
fantasma de la Revolución Bolivariana. Todas las grandes potencias “han
entrado en una santa alianza para exorcizar este fantasma”: el Papa y
Obama, Merkel y Sarkozy, Goriletti y Uribe. De hecho, el tío Sam ya ha
invadido a Colombia y la ha anexionado militarmente. Cualquier mente
sobria se da cuenta de que Venezuela es la siguiente en la lista de la
conquista. Ya se perfilan en el horizonte internacional los
preparativos bélicos muy puntuales para un ataque completo contra
Venezuela, organizado interna y externamente. La confrontación en curso
no es una escaramuza entre Obama y Chávez, no es un boxeo de sombra
ideológico contra el “imperio”, no es una vendetta entre Chávez y
Uribe, no, es la continuación lógica de la Revolución Francesa, de la
democracia burgués-capitalista, de la reforma social intra sistémica,
del imperialismo global. Para nosotros aquí en Venezuela, desde el 11
de abril, 2002, era (y más que nunca sigue siendo) la guerra global
permanente anti-capitalista para defender y materializar nuestra
‘Matria’, nuestra matriz emancipatoria a nivel planetario.
Sin duda, en
el nombre de nuestra Revolución Bolivariana se ha hecho mucho para las
diversas clases sociales, claro, debido a limitaciones bien conocidas,
para algunos menos, y para otros más. Venezuela está todavía muy lejos
de convertirse en un país socialista dentro de un proceso de
emancipación global. Como parte del debate sobre el “género”, conforme
con Rosa Luxemburgo, para nosotros, la reforma social de la última
década fue un medio dialéctico, cuantitativo y pertinente para un fin
cualitativo: la revolución mundial, hacia la paz mundial.
La
revolución burguesa provocó todo ese caos y anarquía productiva y
destructiva actual. La pregunta sigue siendo: ¿se puede envenenar la
Mamba negra con su propio veneno, con su arma casi invencible que es la
revolución? A través de la lucha global de clases, ¿cómo podemos
trascender y ‘transvolver’ de la revolución burguesa / proletaria a la
emancipación humana?
Ya en su
‘Manifiesto’ de 1848, Marx y Engels desarrollaron la primera teoría de
la globalización imperialista y pronosticaron científicamente la
venidera anarquía capitalista global, un producto directo de la
revolución burguesa europea en su totalidad:
“La sociedad
burguesa moderna, con sus relaciones de producción, de intercambio y de
la propiedad, una sociedad que ha hecho surgir tan potentes medios de
producción y de cambio, es como el mago que ya no es capaz de dominar
las potencias infernales del bajo mundo que ha desencadenado con sus
conjuros. “3)
Pero, ¿de
qué se trata la ‘revolución’ en la época de la globalización, del
colapso final del capitalismo?
Históricamente,
la única revolución que transformó radicalmente todas las relaciones
anteriores económicas, políticas, sociales, filosóficas, lógicas,
militares, energéticas, religiosas, morales, lingüísticas y culturales
en un único modo de auto-destrucción, era (y sigue siendo) la
revolución global burgués-democrática capitalista. Este proceso
planetario único, esta revolución superó todos los modos de producción
anteriores. En la actualidad, cuando nos aproximamos al Rubicón de la
existencia terrenal y la vida humana, menos de una décima parte de la
humanidad ya ha robado el 90% de la riqueza humana. En su afán voraz de
acumular ganancias adicionales, esta élite parasitaria está empeñada de
materializar el “dominio de espectro completo”, está “revolucionando”
su auto-desaparición beligerante y tecnológica. Diariamente está
produciendo arsenales de armas de destrucción masiva, que van desde las
armas biológicas, como el SIDA, el ébola, la gripe de monos, aviar y
porcina, hasta el HAARP y las armas electro-magnéticas, que son capaces
de cortar el planeta en dos mitades fácilmente ... o incluso de
estacionar nuestra única, contaminada nave espacial cerca de Venus o
Júpiter ... y hasta los cientos de armas nucleares de todas las
categorías.
Con
excepción de esta infame revolución burgués-capitalista de 1789, ¿por
qué fracasaron o por qué perdimos todos los demás empeños
revolucionarios? Tal vez, ¿hay algo fundamentalmente desconocido en la
revolución social?
Hace siglos,
la revolución constituyó la condición sine qua non para el advenimiento
de diversas clases capitalistas en Europa; también para su victoria
decisiva sobre todos los gobernantes, amos, patronos y señores de la
guerra anticuados. El éxito de su descubrimiento más eficaz, es decir,
de un arma aparentemente invencible en el combate social contra la
nobleza y el clero decrépito, que luego se utilizó en contra de las
estrepitosas clases obreras, aseguró que las potencias mundiales del
pasado nunca regresarían para quedarse y que de ahora en adelante sus
ideólogos y mercenarios, podrían ser usados libremente como renegados y
traidores al servicio de la acumulación de capital, para alienar a los
trabajadores o, si es necesario, simplemente eliminarlos como restos y
desechos arcaicos de la sobre producción, botándolos en el gigantesco
montón de estiércol capitalista de la historia. Hasta el día de hoy
esto forma parte de la lógica intrínseca, de la dura realidad de la
revolución mundial capitalista. Últimamente esto ha sucedido a las
clases dominantes de los Boer del Apartheid en Sudáfrica. Acompañado
por el Premio Nóbel de la Paz este Herrenvolk fue echado en el olvido
eterno. Lo que realmente se deshizo del Apartheid en el “País del Sol”
era “Sun City”, la revolución capitalista hacia la globalización total
y totalitaria hacia el apartheid global. Nada ha revolucionado el mundo
más que la acumulación burguesa del capital.
”El Capital”
de Marx describe la larga historia de la revolución capitalista
económica, entre otras cosas, de su explotación, dominación,
discriminación, terrorismo y alienación. En la región mediterránea y
los territorios adyacentes, durante más de 2500 años, la brutal
acumulación unilateral de capital, riqueza y poder, las relaciones de
clase del tipo “amo-esclavo”, la contradicción sistémica dialéctica
entre el trabajo frente al capital y el avance del homo homini lupus,
de la historia, se han expresado en diversos modos y formas de
apariencia: en la Revolución Francesa (1789), la Revolución Industrial
(1830) y la primera revolución anti-colonial contra Gran Bretaña, la
“Revolución Americana”. En realidad, esta fue un levantamiento colonial
contra la corona británica. El “Boston Tea Party” y el slogan rebelde
“¡tributación sin representación es tiranía!” formó parte de la
incipiente lucha contra el colonialismo, que estaba naciendo en el
Caribe y las Américas. Sólo más tarde se desarrolló en una revolución
burgués-capitalista social per se, como parte de la revolución
capitalista global, eufemísticamente llamada “Guerra Civil Americana” o
“Guerra de Secesión” (1861 - 65).
Como señaló
Oscar Wilde, no había nada “civil” o “civilizado” en esta expansión y
globalización del imperialismo, como ya había sido pronosticado
científicamente en 1848 por Karl Marx y Friedrich Engels en su
monumental “Manifiesto del Partido Comunista”. La barbarie imperialista
estadounidense en Irak y Afganistán muestra de que se trataba esa
famosa revolución.
Ahora más
que nunca hay que aclarar y conceptuar lo que es una revolución social
y lo que no es. Los adjetivos describen aspectos esenciales (de un
sustantivo), los fenómenos de una cosa, de un concepto, una relación o
un proceso.
Veamos un
ejemplo sencillo:
Nieve
blanca. La nieve es blanca.
Sería
totalmente absurdo hablar de nieve hirviendo. Con agua hirviendo, se
podría hacer un delicioso té, pero no podemos hacer bolas de nieve con
agua hirviendo. Esto es independiente del hecho de que ambos podrían
ser la misma cosa, podrían ser la misma composición química, H2O. Sería
absurdo hablar de “socialismo nacional” en Venezuela, o sobre el
“socialismo cristiano” en el Vaticano. ¿Cómo podría la burguesía, que
inventó e hizo la revolución con y contra el proletariado ahora ser
amenazada por la revolución proletaria? El proletariado es un producto
de la acumulación burguesa del capital, de la revolución económica,
política y social capitalista.
Porque no
existe un sustituto para el pensamiento humano sano, las palabras
aisladas, las frases escritas, incluso el lenguaje, no piensan por
nosotros, sino sólo son herramientas sociales imperfectas. Sólo los
perros de Pavlov, los aparatos de radio y televisión, los teléfonos
celulares, los ‘think tanks’, las enciclopedias caminantes, los Zombis
y los ángeles están exentos de actuar y de pensar. No necesitan
preocuparse de hacer la revolución o de emanciparse.
Sin duda,
somos libres para llamar a nuestras ideas, pensamientos y actos, en
cualquier idioma, en cualquier palabra, por cualquier nombre.
“Práctica”, “ideología”, “libertad”, “socialismo” o “democracia” son
palabras que utilizamos a menudo en la vida política, pero pueden
convertirse en caldo de cultivo virulento, en semillas de la confusión,
la propaganda, el control mental; como tales, les falta decisión,
incisión y precisión estricta. En el campo de batalla, en la “guerra de
las ideas”, terminan en prácticas siniestras, anti-emancipatorias,
repetitivas, reaccionarias y estériles.
Conceptos
como “revolución” o “socialismo” son expresiones de la superestructura
histórica de sus respectivas épocas específicas; diferentes palabras
pueden describir la misma idea o cosa; algunas palabras incluso se
convierten en su propio contrario. La ideología y la propaganda
fascista utilizan trucos semánticos para confundir al hombre común
trabajador. Por ejemplo, desde el “Manifiesto del Partido Comunista”
(1848) hasta la Revolución de Octubre (1917), cum grano salis, en la
política se utilizaron prácticamente como sinónimos las siguientes
palabras tal como las describe la literatura socialista: un marxista,
revolucionario, comunista y Social demócrata. Hoy en día el primero y
el último son opuestos totales.
Sin embargo,
aquí la semántica aislada no es la manzana de la discordia. El problema
para Venezuela y los bolivarianos es actuar científicamente y pensar
filosóficamente la revolución, es entender cuál es su ideología y
práctica, y superar todo esto como praxis, teoría y “emancipación
humana” (Marx).
Esto tenemos
que hacerlo bastante rápido, porque desde sus bases militares en
Colombia, la ‘plaga’ yanqui (Simón Bolívar) ya está apuntando sus armas
de destrucción masiva a Caracas.
Por lo
tanto, continuando con nuestro tema central, ¿cuál es la diferencia
entre la palabra general “revolución” en cualquier idioma, y el
concepto filosófico “rivoluzione” o “rivoltura”?
Estas
últimas fueron acuñadas por la burguesía emergente en el Renacimiento.
Realmente todo vale en el amor y en la guerra. La Julieta de
Shakespeare tenía una dulce muestra de este dilema teórico:
“
JULIETA.- No eres tú mi enemigo. Es el nombre de Montesco, que llevas.
¿Y
qué quiere
decir Montesco? No es pie ni mano ni brazo, ni semblante ni pedazo
alguno de la
naturaleza humana. ¿Por qué no tomas otro nombre? La rosa no
dejaría de
ser rosa, y de esparcir su aroma, aunque se llamase de otro modo....
“4)
Los nombres
y las palabras no son idénticas a las contradicciones, relaciones y
realidades vivientes y fluyentes. En el imperialismo globalizado nos
enseñan verdades absolutas y eternas para ser aprendidas de memoria,
como lo son las citas, proverbios, catecismos, oraciones o dogmas;
¡pero tales verdades absolutas no existen! En muchas instituciones
educativas y centros de socialización todavía estamos produciendo
“perros de Pavlov”, estamos destruyendo el cerebro, que es el arma de
nuestros hijos, haciéndolos presa fácil para las “revoluciones de
color” fascistas, para el imperio de Murdoch, para el Holocausto
Mental, para el control y la destrucción mental. Sin pensar no hay
emancipación. La burguesía sabía que no podía hacer su revolución con
zombis, por eso necesitaba a su Maquiavelo, a Adam Smith, Hobbes,
Galileo, Kant, Hegel, etc.
En la época
de la globalización, en el modo de destrucción masiva, todas las luchas
de clase científicas y filosóficas requieren con urgencia la incisión
práxica, la precisión teórica y la visión transvolucionaria.
Históricamente, podríamos aprender de nuestras violentas clases
dominantes terroristas este riguroso modus operandi y modus vivendi
revolucionario, al menos como negación dialéctica del capitalismo, como
verdadero anti-capitalismo, como socialismo. Ellos sólo entienden su
propio idioma, “dominio de espectro completo”, la ley de la guillotina,
el terrorismo decadente. La pregunta, si la reforma social o las
millones de oraciones o la resistencia pacífica o los hermosos diálogos
fraternos pueden detener a los aviones de guerra estadounidenses y
evitar un ataque a Venezuela desde las bases aéreas en Colombia,
solamente la puede responder el ‘humanismo militar’ con sus bombas de
fósforo blanco y sus municiones de uranio empobrecido.
Hiroshima y
Nagasaki, Gaza y Falujah nos recuerdan de más de cinco siglos de
explotación laboral y de revolución burguesa. Para construir el mercado
mundial, el “Triángulo de las Bermudas” del intercambio desigual (Samir
Amin), no hubo masacre, genocidio o saqueo lo suficientemente grande
como para acumular capital y ganancias, para satisfacer la megalomanía
de poder. Y desde las épocas de Mileto, de Pericles, de la Inquisición
española, de la conquista europea, no hubo religión patriarcal,
machista y monoteísta, no hubo ideología dominante lo suficientemente
santa como para destruir a millones de cerebros prometedores, y
echarlos al Moloch del Holocausto Mental de la superestructura, al
Leviatán divino.
Nunca
debemos olvidar la inmensa crueldad de los crímenes cardinales y
capitales contra la humanidad trabajadora, contra los seres humanos que
nunca tuvieron ningún futuro real, que nunca tuvieron la oportunidad de
florecer, que fueron cortados de raíz. Hasta el día de hoy, millones de
esperanzas juveniles se pierden en el aire tóxico del consumismo. En
“favelas” y guetos millones de “almas perdidas” vegetan en la miseria,
la pobreza eterna, las epidemias y pandemias fabricadas en los
laboratorios militares.
Ahora, ¿qué
relevancia tiene lo anterior para nosotros, para Venezuela, para la
Revolución Bolivariana?
Thomas
Paine, por mucho tiempo un “ilegítimo” padre fundador ateo de
Norteamérica, en un espíritu de duda cartesiana, que podría aplicarse a
la propia ideología de la revolución burguesa, hizo hincapié en:
“Una larga
costumbre de no pensar algo falso le da una apariencia superficial de
ser correcto.” 6)
Sí, esta es
la repetición de la mentira hasta que sus propios autores creen en sus
propios engaños, por ejemplo en el “terrorismo”, en Bin Laden o en
Al-Qaeda. En el espíritu crítico de Ludwig Feuerbach, Paine fue muy
claro en dónde empezar con la “revolución cultural”; no confiaba en el
ternero de oro que es el dólar divino. Mucho antes de Karl Marx dijo lo
siguiente:
“Todas las
instituciones nacionales de las iglesias, ya sean judías, cristianas o
turcas, me parece que no son otra cosa sino invenciones humanas,
creadas para aterrorizar y esclavizar a la humanidad, y monopolizar el
poder y las ganancias.” 7)
En la misma
revolución democrático burguesa Francisco de Miranda luchaba por la
realización de la libertad, la igualdad y la fraternidad. La
inscripción de honor de su nombre en el Arco de Triunfo en París
demuestra su relevancia en palabra y acción hacia la iluminación
revolucionaria. Por supuesto, los socialistas utópicos y científicos
esperaban que la revolución no se detendría a mitad de camino, no sería
una traición a los trabajadores mundiales. Sin embargo, en los propios
términos “revolución” y “revolver” se encuentra el núcleo
anti-proletario, la supresión de las luchas de los trabajadores.
Revolución expresa la dialéctica intra sistemática, las leyes del
movimiento, el proceso de acumulación de este orden mundial.
El cambio
revolucionario puede y debe venir sólo desde dentro, no hay salida, no
hay éxodo, no hay “exvolución” de la globalización, del imperialismo
corporativo. El capitalismo es un modo de producción anárquico, caótico
y cerrado.
¿Qué es
revolución, revolución social, revolución capitalista? Vamos a darle un
rápido vistazo transhistórico a este asunto urgente. En palabras y
conceptos como religión, reforma, renacimiento o recesión, en general,
la sílaba “re-” significa regresar, retroceder, repetir, regresar en
forma circular o cíclica, como la carrera de la rata en su rueda. El
verbo “volver” significa precisamente el movimiento mismo. Por lo
tanto, “revolución” es una doble negación, un guardaespaldas del
capital y un guardián social del status quo imperialista ante rem y del
establecimiento corporativo in re.
Durante la
Edad Media feudal, en las ciudades-estado del norte de Italia, el verbo
y concepto de “revolver” y “rivoluzione” o “rivoltura” fueron creados
para expresar la lucha burguesa para ganar poder político contra el
clero obsoleto y la nobleza arcaica, pero también para reprimir las
revueltas de los trabajadores emergentes. En la superestructura del
Renacimiento, el concepto social de “revolución” coincidió con el
nacimiento económico de las “casas de trabajo”, del homo faber, de las
fábricas primitivas, del capitalismo como futuro modo de producción
dominante. En la medida en que avanzó la revolución científica y
tecnológica, la burguesía por medio de la Reforma y el materialismo
mecánico progresivamente fue liberándose del oscurantismo religioso y
comenzó a formular sus propias teorías seculares de la revolución
social, como un acto de clase humano deseado. Después de la traición de
la burguesía, quitándoles a los trabajadores sus beneficios
revolucionarios, la Revolución Industrial trajo la miseria y la pobreza
a las clases trabajadoras europeas. En 1848, en medio de varias
revoluciones, Marx y Engels formularon la teoría y el programa de la
“emancipación humana”, el Manifiesto del Partido Comunista. Este no es
un credo o dogma, es un documento histórico para actualizar, renovar,
rejuvenecer.
Esto es
suficiente alimento práxico para el pensar teórico y suficiente teoría
para las delicadezas emancipatorias. Con referencia a lo anterior, a la
“transvolución” urgente de la revolución burguesa, vamos a hablar en
otra oportunidad. 8)
Notas:
1)
http://www.quotationspage.com/quote26131.html
2)
http://thinkexist.com/quotation/the_united_states_
appear_to_be_destined_by/167529.html
3)
http://www.marxists.org/archive/marx/works/
1848/communist-manifesto/ch01.htm
# 007
4) de Romeo
y Julieta de Shakespeare de 1594.
6)
http://www.brainyquote.com/quotes/authors/t/Thomas_paine.html
7) Ibid.
8) Mientras
tanto, véase también:
http://www.franz-lee.org/files/pandemonium01037.html.
franz@franzlee.org.ve
http://espanol-franzjtlee.blogspot.com/