Con el inicio esta semana de la campaña electoral hacia los comicios del 26 de septiembre, arrancó un momento que será fundamental para nuestra historia contemporánea. Sostengo, sin temor a redundar por las veces que ya se ha sostenido, que la continuidad de la aceleración del proceso de cambios que ha permitido los significativos avances legislativos de los últimos años en temas tan sensibles como la educación, el modelo productivo, el poder popular y la organización social sólo será posible si se garantiza la presencia de una mayoría calificada que desde la Asamblea Nacional continúe impulsando los cambios legales necesarios para continuar refundando la República.
Claro está, los avances logrados siguen y aún seguirán siendo sistemáticamente negados por quienes desde el principio de anteponer ventajas de sectores particulares sobre el interés colectivo, ven en la colectivización de derechos una afrenta a sus beneficios. Y esto, que puede parecer exagerado, no es más que la expresión de lo que se encuentra en el fondo del actual debate nacional, abierto no hace 11 años, sino al menos desde el levantamiento popular de 1989 y que merece ser llamado por su nombre: una lucha de clases, dirigida a demoler el sistema de pequeñas élites que se distribuían el poder sobre toda la estructura social venezolana, en aras de otro sistema que aporte espacios de decisión y ejercicio de poder a los sectores sociales que históricamente han sido despojados de éste.
Para garantizar el triunfo se debe tener completa conciencia de lo acá planteado y de la trascendencia del proceso. No se puede repetir la apatía de anteriores procesos electorales en los que la abstención de los votantes con una manifiesta militancia o un voto históricamente favorable a los procesos de cambio, afectó la consecución de mayores avances, como sucedió cundo fue derrotada la Reforma Constitucional en 2007.
La profundización del proceso de cambio reclama además que se legisle de manera innovadora, transformadora y más justa en otros sectores fundamentales para continuar el desarrollo nacional, tales como la salud, el trabajo, las comunas y la comunicación mediática, por citar sólo algunos. Con ello, dejamos planteadas también algunas recomendaciones a la próxima Asamblea Nacional.
Sin triunfalismos y conscientes de reto que tenemos por delante, asumimos esta Campaña Admirable.
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