Restan sólo un par de semanas para las elecciones legislativas y lo que era obvio se materializa: las agendas de los dos sectores en disputa se dejan ver aún más claramente, así como a los modelos de país que persiguen.
Luego del golpe de Estado en Honduras legitimado desde el Congreso Nacional y la demostración de que la estrategia de ruptura constitucional guardando “formas institucionales” puede triunfar, queda aún más claro que la composición del Poder Legislativo es fundamental para la aplicación de un plan de este tipo. No debe olvidarse que Roberto Micheletti antes de usurpar la Presidencia hondureña, ocupaba la Presidencia del Congreso, facilitando desde esta instancia no sólo la salida forzada del poder de Manuel Zelaya sino su propio nombramiento “provisional” en la Primera Magistratura.
Este triunfo de los factores de derecha dejó claramente definido que lo que está en juego, especialmente en aquellas naciones que buscan promover un sistema de justicia, inclusión y desarrollo social no es sólo el triunfo de tal o cual candidato sino mucho más: la propia sustentabilidad de estos procesos políticos, que en el caso venezolano se encuentran plasmados en la Constitución Nacional e implementado en el resto de las leyes aprobadas en tiempos de la Revolución Bolivariana.
Conociendo lo que se apuesta el próximo día 26, las fuerzas se han ido radicalizando. Por un lado, las propuestas de continuar y profundizar el ordenamiento legal que conduzca al logro y mantenimiento del socialismo como proceso social garante de la justicia social, lo que es acompañado de masivas expresiones de apoyo popular. Por el otro, la explotación de problemas nacionales estructurales como la violencia social –disparada desde la descarnada avalancha neoliberal y su expresión de rechazo popular del 27 de febrero de 1989- o la falta de mantenimiento a la que se vio sometida durante décadas al sistema eléctrico, sin menoscabo a que tales denuncias en su desafuero por desprestigiar al Gobierno Nacional, arrastren consigo a todo el país. Así, construcción y destrucción de la Patria se presentan como las propuestas entre las que es bastante fácil escoger. Los que se sienten derrotados lo saben y por ello continúan aplicando una agenda de desestabilización que hay que enfrentar con conciencia, disciplina y contundencia. La Patria así lo exige.
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