Ha llegado el momento. Mañana estamos convocados todas y todos los venezolanas y venezolanos de las distintas posturas políticas a expresarnos a través del voto. Una vez más, la democracia permite que cada quien exprese sus posiciones y decida sobre el futuro de sus instituciones y con el de éstas, el de la Nación toda. Dos modelos de país, dos posturas, dos propuestas claramente identificadas están en la palestra para que el Pueblo decida entre ellas. Es momento de colocar en la balanza la Venezuela de esta última década frente a la de décadas pasadas. En este sentido da luces la posición de la Organización de las Naciones Unidas, institución que para nada puede ser catalogada “de izquierda”, que ha reconocido los avances del país en temas fundamentales como la salud, la educación, la erradicación de la pobreza, la equidad de género y el cuidado medioambiental, lo que ha llevado incluso a que el representante residente adjunto de la ONU en Venezuela, Yves Sassenrath, hiciera el año pasado un reconocimiento internacional a los avances registrados en el cumplimiento de las Metas del Milenio en nuestro país.
También en la última década, el incremento en otros indicadores como el Índice de Desarrollo Humano, que ha llevado a que por vez primera en la historia Venezuela ocupe un lugar entre los países con desarrollo humano alto al sobrepasar desde el año 2004 la barrera de los 0,80 puntos y mantener uno de los avances más acelerados de todo el mundo; o el Producto Interno Bruto, que con excepción hecha del impacto negativo del golpe de Estado de 2002 - paro petrolero 2002-03 y la crisis mundial de 2008, registró uno de los mayores crecimientos de la década pasada en el mundo entero, den cuenta de los avances de la Nación.
Todos estos elementos estamos por justicia obligados a considerarlos de manera más justa en la medida que los comparemos con la situación nacional en décadas anteriores, caracterizadas por un modelo de gobierno en el que la democracia consistía únicamente en el ejercicio del voto y nunca en la participación directa en el diseño e implementación de las políticas públicas, menos aún en el ejercicio directo del poder.
Cada uno a comparar y a votar conscientemente mañana por el país que desea legar a las próximas generaciones. Es nuestra responsabilidad.
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