Es definitivo, quienes dirigen la oposición y peor aquellos que la defienden con sus artículos y notas, padecen de una enfermedad incurable: falta de sentido de la realidad. Mal con metástasis debida a la escasa sindéresis para evaluar sus pobres resultados electorales.
Terquedad que niega la posibilidad de entender que es contundente y doloroso y difícil de justificar ante sus seguidores haber perdido, hasta la fecha, consecutivamente en 18 procesos eleccionarios con el mismo contendor. Y qué, este ultimo descalabro, los expone a rejuvenecer los resultados contundentes que la revolución obtuviera en 1998. Este resultado en que obtienen solo tres de las veintitrés gobernaciones, 20 a 3 es mas que contundente y debe tenerse como colosal debacle.
Pero en su exaltada irrealidad quieren presentarla como un triunfo. Peor aún personifican el desastre con un mecanismo para exaltar al muchacho de la escalera, como líder y constructor de nuevas hazañas. Increíble.
Sin duda es perverso experimento que desean exhibir como homenaje a la alucinación.
Pierden y no reconocen. Sobre todo ese bastión terrible de una zona del país desde donde venían fraguando una pesadilla de tremendas magnitudes. Allí proponían, bajo asesoría y financiamiento de la embajada, un escenario para crear el foco separatista, proyecto, que llaman de la Media Luna Occidental y abarca los territorios de Goajira, Zulia, Táchira, Mérida y Apure.
Todo este endemoniado sueño se les desvaneció por arte de los errores de sus inexpertos lideres en una sola apuesta.
Sus errores deberían tenerlos, no solo como objeto de sanción sino como la mejor fuente de aprendizaje. Pero esto es mucho pedir a un liderazgo en el que subsisten o los representantes de modelos políticos que la gente rechaza o los nuevos que por improvisados, causan igual repulsión.
Sus lideres no entienden, ni entenderán, que saber perder, es una condición de grandeza y madurez. Su soberbia no lo permite.
Todavía siguen atados a un deseo que asocian a un objeto esotérico: la muerte del líder. Esta perversión los condenan a un karma inhumano cuyo destino es incierto, como su deseo.
La política mal entendida es forma de manejarse con los deseo en su estado puro, abstracto, desconcertante, que termina acorralando sus estados de ánimo y su efecto los lleva a la reiteración de estrategias para volver a perder.
Bueno que entendieran que los deseos trabajan como el viento. Sin rumbo aparente. Solo si encuentran velas extendidas y pilotos expertos se irán a velocidad de vértigo o lo contrario irse a pique con score de 20 a 3 carreras con cero hit en materia de Asambleas estadales.
Sus lideres no son malas personas, es sólo que su horizonte político puede describirse en la mitad de una cuartilla.
Todos al final terminan como patéticos y sufridos de un destino que solo maneja el populacho de quien ellos “ tienen lastima” y que acusan de su derota. En ese estado abúlico quieren arreglar nuestras vidas, pero su deseo no esta dispuesto arreglar nada.
Corolario: bueno saber que la política es como el agua, si algo no se agita, y renueva se empapelona. Seguir con este liderazgo y esa bendita mesa solo los debe llevar a nuevos fracasos.
Post scriptum: escucharla letra del bolero “Hay que saber perder” del autor, Abel Domínguez, cuando canta su estrofa final: “Dan ganas de llorar / pero es fácil olvidar/ Al votante que nos deja/ y que se aleja/ sin compasión.
Ultimo dato: en 1131 parroquias que tiene el país, el PSUV y su líder Chavez, ganó en 87% de ellas y mas notable, triunfaron en 80% de los todos centros electorales de la República.
Felicidades y un buen año.
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