En la Roma de la República el plebiscito era utilizado para calmar las diferencias entre tribus y solucionar problemas planteados por la plebe en Asambleas dirigidas por un Tribuno.
Durante la Revolución francesa tomaron auge como mecanismo de consulta para tratar de evitar las guerras de conquista.
En América Latina el más célebre fue el que termino con la macabra dictadura de Augusto Pinochet en Chile.
Jurídicamente está bien definido en las modernas constituciones de algunos países, y forma parte de los medios de participación democrática de las sociedades, es muy similar a un referéndum.
En Venezuela la oposición pretende convertir en un plebiscito las elecciones municipales, alegando que un resultado numéricamente favorable es un NO al gobierno de Nicolás Maduro.
Esta teoría es descabellada desde la perspectiva legal y política, porque en el país está constitucionalmente establecida la vía para acabar con un mandato electoral, y las elecciones municipales están legalmente estipuladas para seleccionar autoridades locales
Con una participación cercana al 80% la polarización va a mantenerse, los bolivarianos pueden incrementar su porcentaje de votación en 2%, de acuerdo a los últimos sondeos. El voto opositor está fragmentado y la diversidad de candidatos no va a permitir que repita en números totales su votación de la elección presidencial.
Aunque el ambiente electoral está contaminado por la polarización, históricamente en las elecciones de Alcaldes, privan criterios específicos para el voto. Los bolivarianos pueden sacar provecho electoral de la alianza con un sector de la clase media alta, vinculada a los artistas, siempre y cuando la dirigencia revolucionaria pueda mantener la disciplina y evite el sectarismo.
Desde la perspectiva política una votación mayoritaria de la oposición no acabaría con el gobierno de Nicolás Maduro, porque tiene que transformarse en fuerza movilizada, y organizada no todo el que vota está dispuesto a salir a protestar. La derecha salió muy desprestigiada de la última convocatoria a tomar la calle.
De ganar la oposición no se legítima como la primera fuerza del país, pero se le puede abrir el apetito para pensar en la posibilidad de una salida extra constitucional antes del tiempo estipulado por la ley.
Se juega con candela al pretender subvertir el orden establecido para salir del actual gobierno. Las experiencias históricas y el fortalecimiento del movimiento bolivariano en los cuarteles hacen inviable un régimen civil producto del derrocamiento del actual presidente.
El plebiscito es una propuesta de agitación que busca mantener una ofensiva política, para de evitar la consolidación del gobierno de Maduro, y esta enlazada a los planes de grupos empresariales inescrupulosos, y de un sector del partido Republicano de los Estados Unidos. La idea es mantener constante dos frentes uno político y otro económico para ir debilitando la base de apoyo de los revolucionarios, y tratar de propiciar cualquier salida antes del fin del periodo presidencial o ganar las elecciones dentro de seis años.
En un plazo corto la propuesta plebiscitaria ayuda a mantener un clima de protestas en el país, y puede oxigenar el deteriorado liderazgo de Enrique Capriles, para tratar de mantener unida a la oposición y evitar que la desmoralización la fracture en pedazos como sucedió en Nicaragua con la Unión Nacional Opositora.
La posibilidad real de que los sectores opositores conviertan los comicios del 8D en un plebiscito no existe, sus intenciones van a encontrarse con un pueblo democrático y preparado, dispuesto a defender la paz y la garantía de ésta y las futuras generaciones.