1 Me atrevería a decir que, hoy por hoy, el sentimiento mayoritario en Venezuela es favorable a la paz. El grueso de la población aspira a que el país entre en una etapa de sosiego, de entendimiento -que no elimina el debate de las ideas-, donde la irracionalidad que promueve la polarización ceda ante la búsqueda del ciudadano de a pie de un clima que le garantice tranquilidad. Un clima sin sobresaltos. Sin amenazas a la estabilidad política, social y económica. Esta no es una conclusión caprichosa, expresión de un voluntarismo que quiere que las cosas tengan que ser así. Al contrario, estoy convencido de que la gente no quiere actitudes intemperantes, sino que la situación nacional tome la senda de la convivencia y el diálogo. Sé que hay sectores que desechan un planteamiento de tal naturaleza. Que se aferran a las opciones violentas, razón por la cual adquiere mayor importancia destacar lo que hoy constituye la realidad nacional, que no es otra que un pueblo que quiere vivir en paz y sectores minoritarios que se oponen.
2 El acto del 6 de diciembre trasciende el cometido meramente electoral de escoger la representación parlamentaria. En las actuales circunstancias entraña definiciones que tienen que ver con el poder, con proyectos políticos, sociales y económicos de las fuerzas que compiten, del respeto a la Constitución bolivariana. Es una prueba donde se dilucida el rumbo futuro de las visiones de país que están en juego. Por tanto, lo ideal es que los venezolanos podamos sortear la coyuntura democráticamente, con claro sentido cívico. Hay quienes piensan que no: que lo que viene es un duelo mortal. En cambio, otros están conscientes de que hay que respetar las reglas de juego y que el episodio comicial de diciembre es el punto de partida para las rectificaciones, reajustes y profundización de las políticas elaboradas y ejecutadas hasta el presente.
3 No obstante, para este ejercicio democrático se necesita ser demócrata. Demócrata de verdad. No demócrata enmascarado o de los dientes para afuera. Y es aquí donde surgen los problemas. Uno de ellos, quizá el más importante, es la oposición. Lo escribo porque estoy convencido de que la oposición venezolana, tal como se comporta, no es democrática. Utiliza la democracia, pero en el fondo la desprecia. La oposición que existe a partir de la derrota que le propinó Chávez al puntofijismo en diciembre de 1998 -en su propio terreno y con sus mismas reglas de juego- está contaminada por el odio y el revanchismo. Carece de calidad ética. De identidad. Por ser el subproducto de una derrota histórica humillante que a través del tiempo no ha logrado asimilar.
4 Es la oposición derrotada en 18 elecciones. Que no ha podido levantar cabeza. Que no saca experiencia de los reveses. Que ante una nueva prueba electoral los repite. Que se mueve en terrenos pantanosos que le impiden avanzar, condicionada por la negación de la realidad. Siempre acompañada por la tentación de la aventura. Moviéndose, fatalmente, entre la legalidad y el golpismo. Definitivamente, esa oposición no es confiable y lo confirma el doble lenguaje que utiliza. La arrogancia con que se expresa. El desprecio por las formas democráticas. Por el adversario. Por el pueblo venezolano. El país la vive con angustia a 20 días de la fecha de votar, porque todo indica que desconocerá cualquier resultado que no la favorezca, y porque hay señales inequívocas de que terminará, luego de conocido el resultado de las urnas, apelando una vez más a la violencia como sistemáticamente lo viene haciendo. ¡Ojalá que no! Ojalá me equivoque. Me encantaría, por el bien de Venezuela. Pero hay demasiados indicios de su irresponsabilidad. Característica de los que no son demócratas. De los que fingen serlo.
Laberinto
- "Huele a golpe", me decía un amigo preocupado por la situación, y agregaba: "pero menos mal que no hay golpe sin pueblo, sin Fuerza Armada y menos aún sin líderes". La conversación se extendió en otras consideraciones sobre el posible resultado electoral del 6-D. Una "papita" para la oposición, en el marco del triunfalismo que la invade, consecuencia directa de la drogadicción de las encuestas y los estímulos de Washington. El chavismo, más plantado en la realidad, está consciente de las dificultades. Porque el cuadro del país, con desabastecimiento e inflación galopante, "pone dura la cosa". Por eso el arduo trabajo que el chavismo realiza noche y día…
- En la conversación con el amigo abordamos crudamente el tema del resultado comicial. Coincidimos en que no habrá reconocimiento por parte de la oposición a una victoria del chavismo, y que tampoco lo habrá a uno favorable a la propia oposición si éste no le garantiza una mayoría calificada que le permita el control total del Poder Legislativo. Porque en el control de este poder está la clave de todo, comenzando por el futuro inmediato. Ya que sus cálculos, los de la llamada "transición", están montados sobre esta premisa que mueve los apoyos internacionales a sus proyectos desnacionalizadores. A ello juega, por razones obvias, el conjunto de factores que conforman su dirección política, dentro y fuera del país…
- Por eso a la MUD y a otros componentes de la cúpula opositora, la opción que les queda es desconocer cualquier resultado que procese el CNE. Que es lo que les garantizaría una reacción violenta de sus seguidores producto -según ellos- de la frustración de ganar en las urnas y ser derrotados en el máximo organismo electoral. Falaz versión difundida mediante una brutal campaña mediática…
- La estrategia del mando opositor en la actualidad, con una percepción cada día más incierta sobre el resultado del 6-D, ya no es el golpe tradicional, debido a lo que me comentaba el amigo al comienzo de esta sección, sino una variante actualizada de la guarimba. Por tanto, el país tiene que estar preparado para enfrentar los diversos formatos del golpismo y conjurar cualquier intento de ruptura del orden constitucional…
- ¿Qué pasa que no se adoptan medidas audaces, de emergencia, para enfrentar el desabastecimiento y la inflación? Si los efectos de las adoptadas hasta ahora no surten efecto, es porque algo no está funcionando. Reuniones, promesas, propuestas, pero no se perciben avances en el tratamiento del problema mientras crece la angustia en la colectividad…
- Debería ser investigado lo que declaran oficiales de la Fuerza Aérea, presuntamente comprometidos en la conspiración Jericó, acerca del papel que jugarían en el golpe efectivos del Cicpc a los que les tocaría detener a políticos y dirigentes del Gobierno y del chavismo, según consta en el expediente del juicio que cursa por ante la jurisdicción militar. Ese fue el papel que cumplió el mismo organismo, dirigido entonces por Miguel Dao, durante las horas siguientes al 11 de abril de 2002…
- Frase "Es triste ver a sacerdotes y obispos apegados al dinero" (Francisco). La Curia se retuerce de indignación cada vez que el Papa cuestiona los vicios de miembros de la jerarquía, mientras que el pueblo católico lo aplaude…
- Pronóstico "El gobierno de Maduro tiene sus días contados" (Miguel Henrique Otero). ¿Cuántos? A distancia se dicen muchas pistoladas…
- El periodista Antonio Calderón escribe en la revista Semana de Bogotá lo siguiente: "Parece como si la única plata corruptora fuera la de orden ilícito: la de los narcotraficantes, por ejemplo, pero no la de los banqueros, industriales y ganaderos". Y remata con Sor Juan Inés de la Cruz: "Cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga o el que paga por pecar?"…
- La OEA siempre es la misma, con Insulza o con Almagro.