La colosal responsabilidad que tendrán los 540 diputados y diputadas que conformarán la Asamblea Nacional Constituyente solo es comparable, y tal vez superable, a la que tendremos el resto de las y los venezolanos en nuestro rol de electores territoriales y sectoriales al postular, elegir y apoyar a las y los mejores compatriotas para “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”, tal como establece el Artículo 347 de nuestra actual carta Magna.
Serán 540 venezolanas y venezolanos quienes en primera instancia tendrán el supremo encargo de lograr la pacificación interna de la Nación, estableciendo puentes de diálogo político y generando espacios de encuentro social entre las y los hermanos que hoy día nos confrontados en una suerte de lucha fratricida, fomentada desde la ultraderecha internacional y ejecutada por terroristas locales, muy ajena a nuestra cultura originaria y absolutamente contraria a nuestros intereses de pueblo amante de la paz, la concordia y la solidaridad…
Son 540 personas quienes deberán ocuparse de rescatar la imagen y el respeto internacional de nuestro país, ratificando de manera contundente nuestra histórica herencia libertaria, la soberanía popular y el derecho a la libre determinación de los pueblos a darnos el modelo de sociedad que deseamos, desde nuestra propia estructura económica y con la creación de una superestructura político-jurídica que garantice nuestra independencia nacional y rechace la injerencia extranjera…
Serán 540 conformados por 364 mujeres y hombres electos en los ámbitos municipales para constitucionalizar la territorialidad desde los acervos socioculturales, condiciones ecolocales y capacidades económico-productivas que tributen y sustenten al nuevo rumbo post petrolero, basado en una economía endógena y diversificada que favorezca nuestra independencia y soberanía nacional, secuestrada por el sistema mundo capitalista desde hace más de un siglo.
También entre las y los 540 habrán 176 compatriotas provenientes de espacios sectoriales diversos, configurados a partir de condiciones ocupacionales, etnoculturales, etarias, organizacionales y comunales, que contribuyan permeando el nuevo texto constitucional con posturas incluyentes que reflejen miradas distintas para garantizar la unidad del país y consolidación de la democracia participativa y protagónica.
Bajo estas ópticas y criterios parece que las y los 540 constituyentistas no son tan “demasiados para lograr acuerdos” como algunos reduccionistas han dicho, ni “tan poquitos” como ya han aseverado conspicuos asambleístas. 540 tampoco es un “número cabalístico” como otros han dicho, pretendiendo banalizar la convocatoria constituyente.
Particularmente creemos que, bajo los criterios expresados en las bases comiciales propuestas por el convocante, 540 son suficientes compatriotas para asumir la misión política, social y económica encomendada.
Necesario es tener en consideración que la esencia medular de las y los 540 es dar respuesta pacífica a la arremetida fascista, violenta y contranatura que, motivada en los claros intereses trasnacionales por nuestras ingentes riquezas, se apoyan en mezquinas ambiciones económicas apátridas de quienes por su condición de desclasados no pueden ver la lucha de clases que caracteriza la confrontación de dos modelos radicalmente distintos.
Busquemos pues y elijamos con responsabilidad, criterio y entusiasmo por la Patria a las y los mejores 540 venezolanos con la absoluta convicción de que, en sus actuaciones y ética, nos jugamos el futuro de la República Bolivariana de Venezuela y la Patria Grande…