En los últimos días, sectores de distintas procedencias políticas, tales como, opositores radicales o no, chavistas disidentes, etc., han venido planteando la conveniencia de que el Presidente de la República, Nicolás Maduro, en su condición de ser el convocante de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) proceda a convenir su suspensión como condición, entre otras, para destrancar el complejo juego político presente en el país; por supuesto que no deja de llamar la atención la coincidencia existente en torno a esta postura a pesar de la aparente disimilitud de quienes la formulan.
Exigencia imperialista
Pongamos las cosas en claro, si observamos, a nivel internacional, nos encontramos que nada más que el propio Donald Trump, cabeza visible del todo poderoso imperialismo estadounidense, a la hora de lanzar su insolente amenaza sobre el país manifiesta que está dispuesto a aplicarnos rápidas y fuertes sanciones económicas a menos que Maduro desista de “imponer su Asamblea Constituyente el 30 de julio”; en correspondencia con esa disposición imperial, la inefable Unión Europea, en boca de su responsable de relaciones internacionales, Federica Mogherini, no descarta la posibilidad de aprobar sanciones de la comunidad europea si Maduro no frena el proceso nacional constituyente.
Para no quedarse atrás, por su parte, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, haciendo gala de su reiterada animadversión hacia la revolución bolivariana, también se sumó al coro de quienes amenazan al país con sanciones si se insiste en llevar a cabo la ANC.
Así mismo, ya en nuestros lares regionales, y en consonancia con tal pretensión, gobiernos genuflexos (México, Brasil, Argentina, Colombia, Perú, Paraguay, etc.) de la derecha internacional conminan al gobierno venezolano a suspenderla so pena de la inminente aplicación de medidas sancionatorias implementadas a través de la OEA, bajo los artificios de Luis Almagro, su secretario general.
A contrapelo del injerencismo
A diferencia de lo manifestado por el imperialismo y su oficiosa periferia, marcado por un cuestionable y denigrante injerencismo en los asuntos internos del país, con lo que se pretende violentar nuestro sagrado derecho a la autodeterminación, importantes gobiernos de la comunidad internacional como China, Rusia, India, Irán, Vietnam, etc., que, con creces, representan a más de la mitad de la población mundial, se han pronunciado porque se respete la soberanía nacional y el libre derecho que tenemos los venezolanos de afrontar, por sí solos, nuestros problemas, sin ningún tipo de intromisión extranjera, a menos que, a manera de facilitación, sea gestionada expresa y oficialmente, como lo pauta el derecho internacional, por el gobierno nacional.
Igualmente, a contrapelo del injerencismo imperialista y de la derecha internacional, varios gobiernos latinoamericanos y caribeños, movimientos sociales y organizaciones revolucionarias, populares, culturales y académicas de la Patria Grande y del ancho mundo, han manifestado su posición solidaria con el proceso constituyente que adelanta nuestro pueblo, asumiéndolo como un auténtico y colectivo esfuerzo por avanzar en la superación de los problemas del país.
Variopinta oposición interna
A nivel interna, se han unido voces de procedencias diferentes, de derecha y de izquierda, coincidentes en el predicamento de que la ANC debe ser suspendida. Es el caso, naturalmente, de la oposición radicalizada de la MUD que si bien hace dos años pregonaba las bondades de una Asamblea Nacional Constituyente, por supuesto, dentro de la idea de utilizarla como instrumento para salir del gobierno y erradicar los alcances de la revolución bolivariana, ahora, con manejo malabarista pero con iguales propósitos, a manera de exigencia, plantea, que la ANC no debe concretarse.
Por su parte, sectores opositores no radicalizados, situados fuera de la MUD consideran que la Constituyente tal cual como está planteada no debe realizarse porque no responde a un consenso social, más bien, según sus enfoques, la mayoría de la población la rechaza.
En la misma onda cuestionadora de la ANC se ubica la corriente que ha dado por llamarse o ser llamada chavismo crítico conformada por ex funcionarios del alto gobierno, grupos distanciados del psuvismo y profesores universitarios que se definen como “defensores de la Constitución de 1999 y de los logros de la Revolución Bolivariana” y adversarios de la ANC por considerarla inconstitucional por no haber sido sometida su convocatoria, previamente, a la consulta popular y, por tanto, de acuerdo a este criterio, no es originaria sino “presidencial”.
Este último sector, aún cuando, se declara contrario a las amenazas de Trump y adláteres y a las protestas violentas de la oposición radicalizada, en la práctica, en los hechos, en la política concreta, que en definitiva es lo que cuenta, aparece como una posición al servicio o utilitaria para los fines de quienes radicalmente enfrentan la revolución bolivariana, sin descartar que algunos de estos actores se guíen bajo el cálculo de que ante una eventual asunción al poder por parte de la derecha apátrida, ellos puedan constituirse en alternativa como chavismo insurgente; si ese fuese el caso, no pasaría por ser un iluso y triste papel, históricamente, comprobado.
La suerte está echada
A escasos días de que se realice la elección de los miembros de la ANC, pautada por el CNE, cuando la campaña desarrollada por las moralizadas huestes chavistas ha sido realmente envolvente, con una masiva participación en el simulacro del pasado 16 de julio que denota qué tan hondo ha calado el llamado a constituyente formulado por el Presidente Nicolás Maduro, que sin duda ha trascendido el marco del chavismo histórico, queda descartada cualquier posibilidad de echar para atrás una propuesta que ha sido asumida por el bravo pueblo venezolano como una auténtica salida a los acuciantes problemas que lo acogotan, en una alta proporción inducidos por quienes a coro plantean la suspensión de la misma. Ya después de elegida la ANC se abrirán cauces para el diálogo nacional, pero si insiste la obtusa dirigencia opositora en el avieso camino de la insurrección y de la inhumana violencia, la propia ANC establecerá los mecanismos para reducirla. La suerte está echada.