Cerramos el año 2018 con al menos una noticia positiva en materia de conservación de la madre naturaleza, la cual brilla en contraste con tantas noticias de carácter negativos en ese aspecto en particular, unas producidas por el hombre y otras por la propia naturaleza, como son por ejemplo erupciones volcánicas, sismos, incendios forestales de gran magnitud, inundaciones, sobre explotación de suelos por cultivos intensivos de transgénicos y el mono cultivo, de contaminación atmosférica, de aguas y suelos, también por radio actividad en centrales nucleares, explotación minera a gran escala, desertificacion de los suelos, por la explotación minera a gran escala, todo ello afecta gravemente la biodiversidad, incluyendo la humanidad, integrada por una población superior a los 7 mil seiscientos millones de seres humanos.
Nos referimos concretamente al acontecimiento de la firma del "Libro de Reglas", donde 200 países del orbe, se comprometen a reducir el calentamiento global por debajo de 1,5 Grados centígrados o 2,7 grados Fahrenheit, dicha firma ratifica el acuerdo logrado en la conferencia de París del año 2015, la firma del "Libro de Reglas" se efectuó el pasado sábado 15 del presente año en la Ciudad de Katowice de la República de Polonia, debemos destacar la resistencia ante esta iniciativa presentada por los países generadores de la mayor contaminación en el mundo como son EEUU y China, (quienes al final de cuentas y afortunadamente suscribieron el acuerdo), siendo estos los dos países que producen la mayor emisión de gases de efecto invernadero, es decir gases que retienen el calor en el globo terráqueo, tales como el dióxido de carbono, el metano y los gases sulfurados.
En el caso venezolano, podríamos señalar que la ejecución del "Proyecto del arco minero del Orinoco" que abarca una extensión cercana al 12% de todo el territorio nacional, en un área de ecosistemas naturales de alta fragilidad, es la mayor agresión a la naturaleza que algún gobierno le habría infringido a nuestros ecosistemas naturales a lo largo de toda la historia venezolana, de antes y después del periodo colonial, dicho Proyecto en ejecución está a contracorriente con el contenido del "El Libro de Reglas" que como mandato internacional estableció la ONU para la defensa del medio ambiente.
También está en contradicción con un Gobierno que por una parte se auto proclama de revolucionario y de socialista y por la otra profundiza el modelo extrativista de corte neoliberal al promover la explotación intensiva de la naturaleza mediante el citado Proyecto, poseemos una de las reserva de Oro más grandes del mundo, pero que su explotación pregonada por el gobierno nacional (promocionando la venta de lingotes), encierra un potencial peligro para toda la biodiversidad, incluyendo a los seres humanos, pues el procesamiento de este metal precioso utiliza elementos químicos pesados que son altamente letales a la biodiversidad, como es el caso del Mercurio y el Cianuro; además de las devastación de miles hectáreas de la Amazonia al barrer su capa vegetal, también la explotación intensiva y extensiva de otros metales como Bauxita, hierro, cortan, titanio, venadio y diamantes con fines netamente económicos, al margen de impactos y pasivos ambientales, afectando de paso a numerosas etnias que se han visto obligadas a desplazarse de sus territorios naturales ocupadas por miles de años, como ocurre entre otras con la etnia de los Pemones.
El desarrollo de una verdadera política Ecosocialista y Ecocomunitaria en nuestra Republica centrada en una política conservacionista- regeneradora de la naturaleza, con el mayor uso posible de energía limpia, como la hidráulica, solar y eólica, en el marco de una economía social y postrentista, es la mejor contribución que podemos aportar los venezolanos en el concierto de las naciones del mundo para salvar al planeta, y entender que la tierra no pertenece a los seres humanos, más bien somos los seres humanos quienes pertenecemos a al planeta tierra.