Yo no quisiera llorar, pero se me salen las lágrimas

No quisiera estar escribiendo esto en primera persona, pero tocó; uno pasa la vida trabajando duro para conseguir las cosas, aunque de vez en cuando se abandona al sueño momentáneo de creer que todo lo bueno llegará y que la fortuna le vendrá como premio al sacrificio.

Uno no se prepara para vivir los infortunios, pero estos lamentablemente como que llegan con mas facilidad.

La llamada de un familiar cercanísimo para notificarme que había salido positiva para Covid19 me cacheteó y me hizo trastabillar y agarrarme de las paredes que cobraron vida propia y se negaban a estarse quietas.

Doctora en un CDI, de los tantos que hay; sin protección de ningún tipo por parte del patrono que de manera irresponsable los manda desnudos a combatir una vaina arrechísima cuyo grado de peligrosidad es absolutamente total.

Le mandaron tratamiento (le mandaron quiero decir le dieron un récipe médico) compró su tratamiento y lo aplicó con disciplina y voluntad. Superó momentos de angustias, de arritmias, de fiebres, hematomas en las extremidades y en la lengua, Rx de tórax con manchas de nubarrones asfixiantes. Prueba PCR positiva. Veinte días de tratamiento salvador, desapareciendo los síntomas, 30 días, prueba negativa… ¡Que bueno doctora, incorporporese al trabajo!!!.

A trabajar pues, desnudo igual, a pie a veces, amontonados en el transporte casi siempre. Mascarillas, guantes, alcohol por su cuenta.

Arrastrando el animo con días y noches sumándose a sus penas las de sus pacientes, confundiéndose ya los papeles entre médico y enfermo.

En ese estado recibe una llamada, ¿Colega puedo ir a tu Apto?, mi esposo, acaba de morir por Covid 19…la amiga colega, compañera desde estudiantes le anunciaba así la muerte de su esposo y, por supuesto, amigo también desde los tiempos de universidad.

Claro que la recibió, faltaba mas, y compartieron el pan con lágrimas amargas como las de Andrés Eloy, dónde todos los elementos se juntan y amargan el pan mientras llora el panadero y el que lo come.

Y lloraron juntas pero por separado. "Es que ese bicho es tan arrecho que no te permite ni abrazar al desafortunado".

Ella recibió a la amiga y colega de siempre con familiaridad porque ella misma ya había pasado por el virus, ¿Pero y si no hubiese sido así? ¿Cómo consuelas al hermano poniéndole tu hombro sabiendo que te infectarás irremediablemente?

El esposo de la amiga fue a parar a hospitalización en estado crítico, sólo uno que otro mensaje pudieron intercambiarse en esos once días en que concluyó su vida , murió solo y solo fue enterrado; bueno solo no, realmente no; a las dos de la mañana fue depositado en una fosa común, pues para el privilegio de una fosa individual tendría que pagar el módico precio de 250 dólares americanos; sólo la hija pudo estar presente a lo lejos para guardar en su memoria el posible sitio donde quedó su padre, que con 27 años como inspector de sanidad, se negaba a retirarse con la esperanza de que los sueldos mejoraran para jubilarse con un 100%.

Que tragedia estamos viviendo ¿Todo es culpa del bloqueo? ¿Los médicos andan enfrentando ese bicho desnudos, por culpa del bloqueo?. De ser así, eso es un crimen de lesa humanidad que debe ser cobrado a quienes promueven y ejecutan esa vil acción sean de la nacionalidad que sean y estén donde estén.

De no ser ese el único motivo, señor presidente Nicolás Maduro, por favor actué a favor de los médicos, ¿Si su hijo fuera médico iría a rin pelao a atender a los enfermos de covid19? Estoy seguro que no. Que dirá el camarada Diosdado que la tuvo cerquita…

¿Están obligados los médicos a asistir a sus puestos en esas condiciones? ¿Es justo que se expongan y expongan a todos sus familiares porque el patrono irresponsablemente los expone sin misericordia?

A la tragedia de los médicos, que no tienen los mejores equipos de bioseguridad, se le suma la del paciente que está muy angustiado y la de sus familiares, que por estar en aislamiento, no pueden verlo ni saber de nada del familiar.

Sólo noticias de vez en cuando, con el temor de oír lo que no se quiere, sin saber si le colocaron el tratamiento, si comió, si lo asistieron a tiempo, si calmaron sus angustias.

Estando mi madre hospitalizada en tiempos normales tuvimos que enfrentar a los residentes para que le colocarán la diálisis o un tratamiento (que sin el ojo atento del familiar habría sido obviado). ¿Será diferente en este caso? Donde el médico o la enfermera tiene miedo de infectarse y el paciente tiene miedo de morir y no poder estar con su familia, y el familiar tiene miedo de no verlo más o de que no reciba lo requerido.

Esto no es una novela, sucedió aquí y ahora y mientras escribo esta sucediendo otra vez…a nuestro familiar le llegan recomendaciones de que, en esas condiciones en que están desasistidos con un sueldo que ni para la canasta básica alcanza, renuncie y se dedique a vivir (ya veremos entre todos como) y a que vivamos quienes la rodeamos.

A la amiga que acaba de perder a su marido y a todas las esposas, madres, hermanas, hijos y demás familiares y amigos de médicos caídos les envío mi abrazo fraterno y mis condolencias.

La verdad es que, sin que uno quiera llorar (por el país en general) las lágrimas salen solas.



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Oscar Jiménez


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