Ocurrió en febrero de este año; estábamos invitados para intervenir en un Congreso organizado por el Frente de Fuerza Socialista, organizado en la Casa del Pueblo, en Mérida. Allí intervino Orlando Chririno quien dijo que estaba siendo amenazado por unos grupos de sindicalistas. Luego agregó algo que nos dejó a muchos pálidos y espantados: que a la CTV se le debían muchas luchas gloriosas, que la CTV había contribuido en muchos aspectos a afianzar la democracia venezolana, que la CTV debía ser considerada parte de las hazañas revolucionarias nacionales. En aquel momento, el abogado y revolucionario José Antonio Vásquez Montaño me miró aturdido y luego se acercó para preguntarme: “¿De dónde sacaron a este señor para que nos venga a dar este discurso tan canalla?”
Por educación nadie dijo nada. Pero lo que es evidente es que este señor Chirino no tiene nada claro, y yo en lo particular quedé sumamente preocupado porque he visto que a Chirino mucha gente chavista lo tiene como un revolucionario. Para mí, Chirino está a la altura de un Acosta Chirinos o de un padre Palmar. Uno realmente no sabe qué es lo que está buscando. Pero para que se vea lo que sostengo, con hechos, vayamos a las declaraciones que da el domingo 26 de agosto de 2007. La periodista Ana Díaz titula lo que él dice con estas palabras: "El presidente Chávez debe recapacitar". Sobran los comentarios.
VEAMOS:
–¿Por qué usted cuestiona la reforma constitucional?
–La forma como se ha llevado a cabo no es la correcta. A partir de la victoria electoral del 3 de diciembre debió instalarse un proceso constituyente para dar el tiempo suficiente a debatir un asunto tan importante para el pueblo, pero se decidieron por la reforma, y tres meses para discutir el tema es muy poco tiempo.
–¿Apoya la reelección presidencial?
–Si la reforma plantea que el Presidente de la República puede ir a la reelección indefinida porque el pueblo así lo quiere, lo mismo vale para los gobernadores y los alcaldes, pero ellos fueron excluidos.
Por otra parte, nombrar vicepresidentes para los estados es quitarles facultades y restarles el campo de acción a los gobernantes regionales que fueron electos por la decisión popular.
–¿Eso significa una posición separatista frente al presidente Hugo Chávez Frías? –Reconozco abiertamente que Chávez es el líder de este proceso, pero él debe recapacitar respecto al poder: es peligroso que en la nueva Constitución todos los poderes se concentren en el presidente y que se instaure una democracia formal. Esto entra en contradicción con el modelo del socialismo, que es más libertad y más democracia.
–¿Qué opina de la decisión de incluir reivindicaciones laborales?
–Por supuesto que estoy a favor de reducir la jornada laboral y la inclusión de los trabajadores no dependientes en la seguridad social, pero el problema de fondo es que estos derechos no sean utilizados para canjear elementos políticos, civiles y democráticos.
–¿Es positivo llevar la reforma al parlamentarismo de calle, ahora que fue aprobada por la Asamblea Nacional en primera discusión?
–El debate abierto a través del parlamentarismo de calle es conveniente, siempre y cuando haya pluralidad entre los asistentes, porque de nada sirve convocar exclusivamente a militantes incondicionales para que no haya críticas ni el intercambio saludable de ideas sobre una reforma que tiene cosas buenas y malas. En la corriente que representamos dentro de la UNT pronto llevaremos la discusión a la base de los trabajadores en los portones, las fábricas y los centros de trabajo. Yo solicitaré un derecho de palabra en la Asamblea Nacional para hacer los planteamientos necesarios.
–¿Cómo ve el chavismo puertas adentro?
–Hay una burocracia endógena en el bolivarianismo, que le dice amén a todo lo que dice el Presidente, pero por detrás hace negocios en la mejor práctica de capitalismo burgués o del burocratismo soviético y cubano. Me refiero a diputados, ministros y magistrados que no piensan en el colectivo, sino en el beneficio individual. No es posible que estos señores ganen cinco o más salarios mínimos por encima de los trabajadores.
–¿Qué piensa sobre la propiedad privada?
–Defiendo la propiedad privada producto del trabajo: la persona es dueña de lo que compró con su propio esfuerzo y esos bienes no le pueden ser incautados. Nuestro planteamiento tiene que ver con el cambio de los medios de producción, esto es, socializar las máquinas para cubrir el conjunto de necesidades del pueblo. Aquí la cogestión es el paso para transitar hacia el socialismo.
–¿Qué se siente ser la voz disidente?
–Tengo 40 años luchando por el socialismo, sin embargo, me descalifican como contrarrevolucionario y escuálido por llamar las cosas por su nombre. He recibido amenazas contra mi vida y llevaré la denuncia a la Fiscalía, pero esto no me detendrá en la defensa de tres consignas fundamentales: unidad, autonomía sindical y socialismo.
¿Qué tal?
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