“En este proceso de siembra de disciplina, no hay autoridades; pero tampoco hay corrientes alternas o directas, no hay ningún tipo de corrientes en este proceso de conformación del partido”.
Bueno pues, ahora si se encaramó el gato en la batea. El aspirante a Secretario general, Presidente o jefe a cualquier cargo en el partido, nos está anunciando que la organización política donde aspiran militar más de seis millones de venezolanos, será algo parecido a un monasterio Benedictino, y que sus reuniones serán tan armoniosas como aquellas que realizaban las damas en el pasado, para comprar las olletas Rina Were.
Ya quedé casi electrocutado; cuando nuestro primer propulsor, de golpe y porrazo, al jefe de la corriente más reconocida en el país, lo nombró presidente de un “tribunal disciplinario”, que sin formula de juicio y sin el debido proceso le bajó el breke al otro jefe, que se había atrevido a buscar una via alterna en el proceso de conformación del partido que todavía no existe.
Aquí en el Zulia, las distintas corrientes alternas y directas, que “alumbran” el neblinoso camino que llevan al PSUV, produjeron un corto circuito de tal magnitud, que los chispazos achicharraron a una comandante caraqueña, y a mí por más pendejo me quitaron hasta el cable que me enchufaba con la coordinación de mi batallón.
No hay autoridades dice el Vice; pero es peor que si las hubiese, porque a Muller Rojas se le ocurrió hablar de alacranes, y de inmediato lo sentaron en la silla eléctrica. A sembrar la disciplina se nos invita, cosa con la que estoy de acuerdo; pero a la vez me prende las luces de alarma, porque ella si puede bajar el voltaje del debate y la libre discusión de las ideas; y cuando exista más disciplina que confrontación política, más sancionados que apasionados, entonces habrá que irse a construir de verdad un partido revolucionario; eso si, el que salga de ultimo que apague la luz.
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