Es hora de detener la locura que se ha desatado a partir de los resultados adversos del referéndum del 2D en el seno del chavismo. He visto con preocupación como este “mea culpa” esta sirviendo para descalificarnos unos a otros para gozo de la derecha venezolana, no soy partidaria de las revisiones internas ante la derrota, la experiencia de los movimientos revolucionarios de la década de los sesenta y setenta, de la cual fui testigo, son un vivo ejemplo de lo que esas “revisiones” hicieron a lo interno de éstos, generando fracturas y divisiones irrecuperables y, la larga, el quiebre de una construcción positiva en la izquierda venezolana, mientras el colectivo se sentía cada vez mas solitario en sus luchas diarias. La forma como Vanesa Davies regaño al Vicepresidente ante un comentario ligero del mismo, me hace escribir estas reflexiones, no confundamos el enemigo.
Debemos tener claro quien es y donde esta, yo estoy segura que entre camaradas no, sin pretender que no existen traidores, claro que existen, todos sabemos quienes son, echémoslos pues, como Cristo echo a los mercaderes del templo y comencemos la construcción socialista que la patria reclama.
Una vez le dije a alguien, con motivo del despido de un compatriota bolivariano, “nosotros como no podemos salir de los escuálidos botamos a los chavistas y nos peleamos entre nosotros mismos”. Cuantas veces ha pasado esto en este transitar por los caminos de la revolución, miles de veces, todos los días, por eso ha llegado el momento de revertir esta situación. Las causas de que tres millones de compatriotas dieran un paso atrás y congelaran el paso al socialismo, por ahora, tiene muchos factores, revisemos, si nuestro comportamiento, reflexionemos, sí, allí donde estamos solos con nuestra conciencia y nuestros pensamientos, en que forma cada uno de nosotros hemos confundido el discurso de nuestro líder, en que forma hemos estado con la revolución para vivir de ella y no para morir por ella, en que forma hemos contribuido o negado con nuestra acción, para convertir los sueños y esperanza de esos compatriotas en realidades concretas. Reconquistarlos será nuestra lucha en lo adelante, convencerlos que la reforma es para dar y no para quitar lo alcanzado y sumarlos ideológicamente para la nueva propuesta a ser presentada ante la consideración del pueblo venezolano, es nuestra responsabilidad.
El enemigo ha sido, es y será la derecha fascista venezolana, que cree haber conquistado un espacio dentro de la revolución bolivariana, sin darse cuenta que somos nosotros quienes no pudimos conservar sectores importantes de la población que hasta el dos mil seis nos apoyó. Hoy vemos desfilar ante las cámaras televisivas y los medios de comunicación a los especimenes más representativos de este fascismo, deseándonos una feliz navidad y perdonándonos por ser comunistas y/o chavistas. Tengan esos grupos por seguro que no requerimos su perdón en lo absoluto, nuestros pecados son nuestros y no estamos solicitando su indulgencia. Cada quien asuma su responsabilidad de ser, de existir y de actuar. Creo que aquellos que han sido capaces de atacar a todos quienes creemos en esta revolución, de denigrar privada y públicamente de su familia, de voltear la cara o cruzar la acera si te encuentras a tu propia madre en la calle, de utilizar a tus hijos para descalificar al contrario, de maldecir al Presidente por ser Presidente, de no cumplir con su trabajo o cumplirlo a medias con la excusa de “…El jefe es un inhumano, sanguinario chavista”, de matar o ver morir a un compatriota, de esconder los alimentos, la gasolina, de negar servicios básicos y/o servicios médicos, de quebrar la economía venezolana, poco o nada tienen para ofrecer a una sociedad necesitada de amor y solidaridad, allá ellos con su conciencia, esa es su responsabilidad.
Los verdaderos revolucionarios debemos estar por encima de estas miserias humanas, sin olvidar todo lo que ha sucedido en el país desde 1989, el Caracazo, el golpe de abril, el paro petrolero, las celebraciones con champagne en Miraflores, el paroxismo de la derecha cuando acabaron con todo, las agresiones diarias, los miles de compatriotas que han dejado su sangre en el intento, debemos recordar y tener siempre presente que la fascismo, no le importa el pueblo, el de los cerros, el ciudadano de a pie, el de los sueños, el de la esperanza. Están allí para celebrar su masacre, para denigrar de los revolucionarios, para hacer declaraciones burlonas, para continuar una y otra vez, con su impertinente discurso, para negar que van a celebrar, por primera vez, en ocho años, unas navidades con Dulcito de Lechoza incluido.
El Presidente Chávez ha salido fortalecido, engrandecido en la derrota, porque los verdaderos revolucionaros no sentimos dolor por la derrota, sino amor por Venezuela y su destino. Una gran destino que se consolidará sin duda, el venidero año. Feliz y Gran Año 2008 para todos.
Patria, Socialismo o Muerte
Venceremos