“Al fin y al cabo/ todo plan que en la vida que uno se trace/ se reduce a una estrategia para sobrevivir. / En cuyo caso la estrategia montada tiene/ como fin ponerse en buenos términos/ con un deseable/ y seguramente efímero porvenir/…” (Estrategias, Juan Calzadilla. (2009). Noticias del alud. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas. P. 14).
Me siento en un banco de la Plaza de Libros Usados o de La Moneda de Barquisimeto y pregunto a uno de los libreros, confiando en su buen juicio, acerca de cómo ve el país. Si “Estamos mal pero vamos bien”, como sentenciara alguna vez un ministro estrella de Caldera II al momento de evaluar la implantación de la llamada “Agenda Venezuela”. Luego de pensarlo responde que, a todas luces, estamos mal, dicho sea con toda sinceridad. Que el pan está cada vez más caro y la escasez aun nos tiene acogotados. Agrégales a eso, dice, que cada vez los medios dan cuenta de saqueos como parte de un plan organizado desde sectores de la derecha cuyo nuevo guion de laboratorio es provocar el caos social, cuando ya el gobierno bolivariano con los Clap ha logrado controlar a os bachaqueros.
Confiesa pues que sí, estamos mal pero las cosas van a mejorar con los planes estratégicos o motores que ya se vienen desarrollando… “Me dirán loco pero es así”. No sólo porque podríamos estar peor si gobernara aquí la derecha política, esta tarambana que pide a gritos una intervención gringa. Estrategia en la que se inscriben también los actos de provocación de toda esa punta de diputados que irrumpieron en la sede del ente electoral, mandado por Ramos Allup; donde saliera Borges con una herida en las cejas, precisamente. O se echó pintura roja, uno no sabe. Como sugiere por Radio Nacional de Venezuela, RNV-Clásica: “7 y a la carga” (emisión del viernes 10 de junio de 2016).
Sí, esa misma derecha empresarial de Macri en Argentina que ha tirado a miles de empleados públicos, como también pasa en España y la claque política corrupta brasileña. Y por el gobierno de Maduro en esta nueva etapa de la revolución bolivariana que según algunos ya ha cumplido su ciclo y se halla en sus últimos estertores, sobre todo porque añoran la abundancia y el despilfarro del pasado reciente, está dando los pasos adecuados para la recuperación económica del país. Uno de cuyos pasos es pasar de la mono producción o el rentismo petrolero a producción agropecuaria con una amplia agroindustria y la tan cacareadas sustitución de importaciones.
Hasta hay una comisión de diálogo nacional al más alto nivel. Y eso es bastante. Pero como todo trance es doloroso, un desierto por el que ahora camina el pueblo venezolano. Una imagen que bien recordara el presidente Maduro en la marcha de las misiones y grandes misiones (jueves 09 de junio de 2016), pero que no fue recogida por medios impresos (Correo del Orinoco y Últimas Noticias, Caracas, viernes 10 de junio de 2016).
Volviendo a la crónica personal el amigo librero me repregunta a su vez a mí que si por fin ya conseguí mis medicinas (Remilanet de 10 mg-25mg) y le respondo que a Dios gracias, sí. Pero que fue una cosa como de milagro. Una sorpresa. De repente pregunté en la farmacia esta tradicional de la Avenida Carabobo y me dijeron que sí había. Sentí saltar el corazón, físicamente. Y me pareció una alegría exagerada, de hecho al reflexionar caí en cuenta de la importancia de que cada paciente encuentre sus medicinas facultativas constituye una prioridad insoslayable, algo en lo que el gobierno bolivariano debe trabajar con urgencia; que cada quien encuentre sus medicinas debía ser algo así, tan normal. Como era antes, cuando éramos felices y no lo sabíamos. Claro, la renta petrolera cubría con largueza nuestras carencias. Pero no se sembró el petróleo y no se había producido La Distorsión, para decirlo así con el título de la inquietante novela de J. E. Chejín Fue cuando advertí, no sin dolor, que estamos mal. En Venezuela estamos mal, se trastocaron los puntales de la casa, el viejo orden de su arquitectura de los viejos barros del bahareque y las burdas junturas, por lo que ahora amenaza venirse todo abajo.
Pero tenemos esperanza, que como se sabe es la última que se pierde. Este triunfo de La Vinotinto ante ese equipo mundialista de Uruguay, demuestra que con un liderazgo motivador y trabajando en equipo se puede superar adversidades. Toda una lección y es que mediante el diálogo se alcancen acuerdos consensuados, que restablezca un clima organizacional de confianza, compromiso en función de unos pocos objetivos comunes.
Ya empezaron las rondas de diálogo, pero que la herida en la ceja al tozudo Beto de los Muppest, dice el librero, pone todo en peligro, ya que se tenía previsto que: “En esta oportunidad, cada parte se reunió con los mediadores, rodríguez Zapatero, y los expresidentes Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana), pero esta vez esperan concretar una cita “cara a cara”. La mediación apunta a establecer un proceso de equilibrio institucional, de reconciliación ciudadana y tratar el tema de la sostenibilidad económica” (Últimas Noticas, Caracas, 4 de junio de 2016, p. 8).
Confiábamos que los resultados fueran más inmediatos con esos buenos oficios pero ha confesado el bueno de Zapatero haber fracasado, (www.abc.es/internacional/abci-zapat...: “Zapatero admite su fracso en que la oposoción ceda”); lo cual es de lamentar porque, como decía el muy querido finado Humberto “Beto” Perdomo, esto está feo, muy feo… Pero, y sin querer exagerar, podríamos decir que Venezuela en los últimos lustros ha dado importantes aportes a la teoría y práctica de la negociación. Aunque también de la tirantez, el libro “Conflicto y Negociación. Caso: Chávez-Uribe-Granda (Vadell Hermanos Editores. Caracas), ofrece elocuentes testimonios y teoría para sustentar lo anterior dicho.
Así, uno de esos aspectos típicos de la negociación viene a ser que:
“En el fondo, lo que existe por parte de los oponentes es la idea de que se alcanzó lo mejor en este momento por la voluntad de ambos y el reconocimiento de los beneficios que para cada uno se deriva de sus consecución. Esto denota un alto grado de autonomía y reconocimiento al poder de ambas partes. Se puede decir que aquello que los impulsa es un alto nivel de voluntad para mejorar la situación, pero en forma conjunta, no unilateral, y siempre y cuando las oportunidades aparezcan favorables a ambas partes” (p. 75).
Eso vendría a ser la forma de ponerse en buenos términos en contacto con un futuro deseable, aunque seguramente efímero, porque como dice doña Mercedes Sosa: “Cambia, todo cambia”… En la dinámica de la historia, todo cambia, hoy somos mañana, no decía también Alí Primera en una de sus canciones. Pero lo deseable es que el cambio sea para bien, no para lanzarse por el barranco del neoliberalismo, como propone la oposición. O antiguos grupos de izquierda en Venezuela que ahora son parte de esa oposición tarambana que decíamos al principio de estas líneas. No porque ahora estemos mal, vamos a estar bien con cualquier salida.
Conviene advertir cuál es el pasaje que nos ofrecen para una travesía tal, cuidado con ilusiones del siguiente tenor: “Móntense en esta ola. / Recojan sus almas y dense prisa, / boleto en mano. / De lo contrario no respondo. / Y conste que esto no es un Titanic / sino la mano de Dios / que os conducirá a los cielos. / Este es el último aviso. / (Juan Calzadilla, ob cti, p. 27).