Durante cuatro años antes de ser asesinado el 15 de octubre de 1987 de manos de traidores, el presidente de Alto Volta realizó profundas transformaciones políticas. Aquel joven lanzó esta proclama a su oprimido pueblo:
“Te invito a dar un vistazo retrospectivo para aprender las lecciones necesarias y determinar correctamente las tareas revolucionarias que se plantean actualmente y en el futuro próximo. Equipándonos de una opinión clara del camino de los acontecimientos, nos consolidaremos más en nuestra lucha contra el imperialismo y contra los reaccionarios a las fuerzas sociales del cambio”.
En el año 1983, ese joven capitán de 34 años alcanza revolucionariamente la presidencia de un país de África occidental llamado Alto Volta.
Si buscan en un mapa actualizado de África, no encontraran ese país. En ese acto revolucionario el joven presidente Thomas Sankara cambió el nombre de Alto Volta por el de Burkina Faso, que en lengua local significa “Patria de hombres íntegros”…significaba la ruptura definitiva con el imperio francés.
Llamado también el “Che Guevara de África”, y Thom Sank, Thomas Sankara estudió artes militares en Madagascar, la mayor de las islas africanas. Se convirtió, para conocer las causas de la pobreza de África, en un experto de la historia de la colonización, economía y sociología. Estaba convencido que, si bien el Alto Volta había alcanzado su independencia ésta no sería completa mientras estuviera sumido en la miseria y tutelado por un imperio.
Sankara ingresa al ejército y funda un núcleo de oficiales progresistas que se dedicaban al análisis de la sociedad, de su momento y a la formación continua al servicio de sus ideas para cambiar el país. Entre sus convicciones estaba la de que:
“Un militar sin formación es un asesino en potencia”.
El era un joven ilustrado, no un improvisado…Para describir la revolución en su país decía:
“Nuestra revolución en Burkina Faso se inspira en todas las experiencias de los hombres desde el primer aliento de la humanidad. Queremos ser los herederos de todas las revoluciones del mundo, de todas las luchas de liberación de los pueblos del tercer mundo. Sacamos lecciones de la revolución americana.
“La revolución francesa nos enseño los derechos del hombre. La gran revolución de octubre permitió la victoria del proletariado e hizo posibles los sueños de justicia de la comuna de París”.
Thomas Sankara luchó a fondo contra la corrupción y el nepotismo. Hasta su propia madre continuó trabajando en el mercado de especies de Uagadugú y ningún miembro de su familia ocupó altos cargos del gobierno central. El mismo manejaba un pequeño vehículo, aún siendo presidente.
Durante su abortado mandato hubo una disminución sin precedentes del analfabetismo. Decretó la instrucción escolar en los nueve idiomas indígenas del país, y en la salud realizó jornadas masivas de vacunación contra enfermedades pandémicas, se incorporó a la mujer en la administración pública y repartió tierras entre los campesinos.
Por cuatro años, antes de ser asesinado el 15 de octubre de 1987 en manos de traidores, Tom Sank implementó en Burkina Faso profundas transformaciones políticas. Tiempo que sirvió para revolucionar la conciencia de su pueblo y de millones de africanos, los más pobres y los más jóvenes. Fue un promotor a ultranzas de la igualdad entre hombres y mujeres.
Su asesinato, a tan solo 37 años desencadenó una gran confusión en África. Un golpe de estado y un magnicidio encabezado por Compaoare detuvo el progreso de su país. Su mítico nombre pasó a denominar universidades, campus, residencias y comedores… Fue un paradigma estudiantil. El recuerdo de la obra de Sankara permanece vivo en África:
“Yo quisiera dejar detrás de mí la convicción de que si mantenemos cierta cantidad de precaución y de organización merecemos la victoria…no puedes realizar el cambio fundamental sin cierta dosis de locura. En este caso viene de la inconformidad, el valor de dar la vuelta al pasado de viejas formulas, el valor de inventar el futuro…emulemos a los locos de ayer para poder actuar con claridad extrema hoy. Deseo ser uno de esos locos. Debemos atrevernos a inventar el futuro”.
En la sencilla tumba de Sankara, visitada por miles de sus compatriotas, reza: “La patria o la muerte, nosotros venceremos”…
Venceremos Tom Sank, venceremos. Porque tu pueblo de mujeres y mujeres íntegros, Burkina Faso, está despertando.