Desabastecimiento y Monopolio

El desabastecimiento de los productos de la cesta básica, leche, azúcar, aceite, papel sanitario y otros es el instrumento de descrédito que la oposición utiliza a diario a través de todos los medios de comunicación para crear la imagen de fracaso e incapacidad del gobierno revolucionario en la superación de crisis de producción de alimentos que vive el país. Esta campaña de descrédito al desabastecimiento alimentario es un frente de lucha contra el gobierno, contundente y sublime porque golpea lo más sensible del ser humano: la necesidad de alimentarse. El déficit alimentario del país es una carga pesada para el gobierno revolucionario en esta guerra de desgaste que el imperialismo y sus aliados internos llevan a cabo con todos los medios a su disposición: económicos, financieros, de inducción psicológica y una sofisticada experiencia.

El déficit alimentario en Venezuela es un mal endémico, una enfermedad crónica del anormal crecimiento de nuestra economía. Las proteínas y las calorías que la población necesita para mantener sus niveles regulares de actividad diaria, son y han sido importadas en un elevadísimo porcentaje desde que la renta petrolera fue suficiente para importar los rublos básicos de la dieta diaria, generalmente rubros excedentes de producción en los países desarrollados.

Nuestra economía agropecuaria nacional ha sido una entelequia dentro del modelo neoliberal importador que rige la producción y distribución de alimentos en el país. Nuestra producción agropecuaria nacional complementa el consumo de alimentos que realmente demandan los venezolanos. De aquí la imperiosa necesidad de romper en primer lugar, con los monopolios importadores que tienen integrada la explotación de los rublos estratégicos de la dieta diaria, y al mismo tiempo, iniciar el rompimiento de la estructura monopólica del mercado mayorista de materias primas y productos agropecuarios. Este es el nudo gordiano del problema agroalimentario del país, mientras no se rompa con la estructura oligopólica del mercado y persista el modelo agro importador que sustenta esa estructura nuestra economía agropecuaria y la agroindustria nacional jamás podrán romper las ataduras de precios de un mercado monopolizado, superar las barreras tecnológicas, competir con el domping y combatir la corrupción, factores económicos y políticos que los monopolios son capaces de instrumentar y hacer valer para contener las fuerzas productivas y mantener rezagado el desarrollo del sector agropecuario nacional.

Los revolucionarios deben tener conciencia que estos monopolios importadores son enemigos fundamentales de la revolución socialista, son un frente de conspiración permanente y un arma destructiva en esta guerra de agotamiento que mantiene el imperio norteamericano y sus cipayos contra el gobierno bolivariano. Los monopolios son enemigos de la competencia, de la equidad distributiva, son contrarios al espíritu de la democracia y verdugos de la pequeña y mediana empresa; en ellos se anidan todas las alimañas conocidas de la corrupción. No habrá seguridad alimentaria, ni desarrollo endógeno-sustentable de los sectores agropecuarios y agroindustrial nacional, mientras los monopolios agroimportadores mantengan el dominio de la llamada economía de puerto y persista la estructura oligopólica del mercado nacional de productos e insumos agropecuarios, donde imperan las roscas a nivel de mercados mayoristas.

rafgodoy@cantv.net


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Rafael Godoy Villasmil


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