Cuando me entero del esfuerzo que hace y ha hecho tanta gente por tratar de imputar definitivamente a los involucrados en el plan conspirativo y atentado contra el ciudadano presidente de la República, me pregunto. ¿No estarán perdiendo el tiempo y arriesgando sus propias vidas inútilmente?
El papel desempeñado por los investigadores del caso, tanto como el de los cuerpos de seguridad del estado como el de algunos miembros del Congreso Nacional, es loable. Sin embargo, al tratar la “presunta” implicación de ciertos personajes ligados al poder económico “supuestamente” involucrados, no se vislumbra nada con claridad ni mucho menos se observa, por parte del ciudadano presidente de la República, una posición enérgica, aunque carezca de alguna “presunta” imputación, en la búsqueda de resultados concretos para poder aplica las rigorosas penas correspondientes, y sobretodo, cuando todos sabemos que “supuestamente” su persona era el objetivo de un “presunto” magnicidio planificado por sectores oposicionistas.
Es más, se hace humillante para todo el pueblo venezolano, observar como se denigra e irrespeta alegremente la personalidad del Presidente de la República, a través de los medios de comunicación que son manejados abiertamente por la oposición fascista. “Supuestamente”, parece que no hay poder suficiente en este país que sea capaz de ponerle coto a esta triste situación. Nadie, pero nadie, puede entender como es posible atacar al imperio si paralelamente se le teme al combo de lacayos que “presuntamente” lambe sus hediondas botas.
Entonces, como una consecuencia prácticamente obligada a lo anteriormente expuesto, nace la siguiente pregunta: ¿Que dirán las personas que han asumido seriamente las investigaciones del “presunto” caso de magnicidio?
Afortunadamente aún no han aparecido los síntomas de la desidia y la falta de credibilidad que genera la manifiesta impunidad. Así moralmente puedo expresarme al respecto, porque ya tenemos una historia vergonzosa en este sentido.
No hay que olvidar nunca que aquí se le han dado facilidades de huida al implicado o se le ha perdonado el delito cometido, recordemos la GRAN AMNISTÏA otorgada por el propio ciudadano presidente de la República. Por cierto, desde entonces hasta hoy, no ha aparecido una voz revolucionaria y valiente que explique al pueblo lo que realmente pasó y cual fue su conveniencia.
La manipulación de las situaciones no pueden constituirse como parte misma del proceso revolucionario. Un proceso revolucionario real no utópico o virtual, tiene que ser diáfano y transparente para no caer. Cierto es que la ambición cierra los ojos y abre el apetito, siendo este momento en el cual llega a importar mucho más nuestro bienestar personal que los intereses de la Nación a la cual decimos representar, y es entonces cuando el país comienza a ser despreciado por sus depredadores.
El país pasa a ser para esas mentes corruptas sólo una fuente muy particular de sus espurios ingresos, prevalece el enriquecimiento ilícito con todas sus secuelas. Entre ellas la TRAICIÖN.
Así señores, se cierran las puertas del éxito para la Nación e indefectiblemente se abre el camino para un rotundo fracaso del Sistema establecido.
Para mí, en principio, será la última vez que enfoque este tema y sólo espero que otros lo aborden y tengan mejor suerte que yo.
Poco a poco nos vamos cansando de conocer el significado de la impotencia y la de arar frecuentemente en el mar. Ya aparecerá otro tema menos trillado que lo sustituya. Si acaso lo encuentro.
Según las últimas noticias, las manos ensangrentadas del “compatriota” y amigo selecto del alma, Álvarito Uribe, parecen estar firmando el ejecútese de medidas dictatoriales y “supuestamente” opresivas y terroristas contra el pueblo colombiano.
Significa que apareció un buen tema para ser analizado en otra ocasión.
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