Hace dos días monitoreando la TV escuálida, miré en uno de sus canales a una señora llorando (madre de unos de los come cachitos que ahora se puso unos piercings en la comisura de la boca) pidiéndole a la ministra Yadira Córdoba que haga lo que su hijito le está pidiendo, por que si no, el pobre muchacho se le puede enfermar. De ñapa le dijo: señora ministra: ¿Por qué se tenía que llegar a esta situación si todo se trata de justicia e igualdad? Esta llorosa mujer es nada más y nada menos que la madre de ese agítador de oficio que estuvo al lado de Nixon Moreno (jefe del movimiento trece de Mérida) cuándo este casi mató a un policía de la gobernación de Mérida (lo dejó cuadripléjico) y violó a una compañera de este. Esto sucedió durante varios días de agitación y violencia que sacudieron a Mérida y que este par de bichitos planificaron y ejecutaron. El hijito de esta señora aparece en varias fotos ejerciendo su oficio de agitador asalariado en varios hechos de violencia merideños. Esta señora tiene los santos ovarios de hablar de justicia e igualdad, y lo dice como si estuviera sufriendo de verdad con sus lágrimas de cocodrilo rumbero, para que la mala de Yadira Córdoba complazca a su hijito querido, que se decidió a no comer de verdad. ¿Sabrá esta señora lo que es justicia e igualdad? Pienso que no. ¿Sabrá esta señora que su hijito es cómplice en el ultraje y violación de una mujer? Pienso que si, solo que como toda buena madre siempre dice que su hijo es inocente. ¿Sabrá esta señora que por culpa de hombres como el asesino de su hijo, quién anda libre ejecutando todo tipo de fechorías, es que este país está lleno de injusticia? Si lo sabe, pero se hace la pendeja. ¿Sabrá esta vidriosa mujer, que por culpa de la impunidad que padece la justicia, es que el querubín de su hijo, está haciendo este parapeto de huelga? ¿Sabrá esta señora que por culpa de mujeres como ella, que piensan y actúan como como ella, es que hay tanta desigualdad entre las mujeres? También lo sabe, pero a esta actriz de novela rosa, esto le importa un carajo. A ella, solo le importa que la ministra ceda y le otorgue tres deseos como cualquier Aladina a su aburrido hijo. ¿Cuales son?: que Chávez se vaya, que le manden una parrilla de mariscos antes de terminar la huelga y que lo nombren ministro, para que él le pueda aumentar el presupuesto a la UCV en veinte mil millones de dolares (no bolívares) y así su jefa y mentora, la mantuana Cecilia García le pueda cancelar sus honorarios por los veinte y pico de días de sacrificio, de aburrimiento, de pantalleo y comelonas.
No sé como se llamará esta señora, pero cuando la vi en su impecable actuación globovisada, enseguida, sentí una fuerte indignación tan solo de recordar a la madres que han llorado y lloran de verdad a los hijos que han muerto por culpa de la injusticia y la desigualdad. Solo en una novela como las que escribió Corin Tellado se pueden ver huelgas rosas como las que mantienen estos cabroncitos del movimiento trece y también lágrimas hollywoodenses como las de esta mujer que solo desea, que esto termine pronto, para que su flémático hijo se recupere de tamaño sacrificio, y salga corriendo a Globovisión donde lo esperan con bombos y platillos, contrato en mano para que sea la nueva estrella del canal.
Señora llorona: dése un vueltica por los cerros de Caracas y por las cárceles del país, para que nos pueda hablar de justicia y desigualdad. No nos venga con ese cuento señora: si su muchacho se muere, (en las novelas todos se mueren de mentira) no es por culpa de la ministra, es por culpa suya que lo educó para el mal, el pantalleo y las cámaras. No, señora, en este caso no se trata de injusticia y desigualdad, se trata de que su hijo está cometiendo un acto muy personal que a la larga solo le costará pasar un tiempito entre rejas, cuando en Venezuela ya no exista impunidad. Esta señora, debe saber que la ministra Yadira Córdoba, también tiene hijos y que estos llorarían de rabia, si su madre cede ante el chantaje del delincuente que es su hijo y también ante el chantaje de sus lágrimas. Hasta en eso (en las lágrimas) señora, existe desigualdad.
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