Universidad Bolivariana de Venezuela
Sede Zulia
Tomando como base para esta discusión el excelente documento “Educación y Socialismo: Apuntes rápidos para la discusión”, de José Javier León, se desprenden las siguientes inquietudes, que no hacen sino redundar sobre la idea de que la educación, como aparato ideológico del Estado burgués, tiene su racionalidad en el Dios Mercado y como en los antiguos sistemas de castas educa a cada quien según el destino que ese individuo tiene en la sociedad: para asalariado, para no propietario, para obrero, para mano de obra especializada, para la esclavitud asalariada que impone el capitalismo, y sólo unos pocos son “educados” para convertirse en las élites dominantes, en los dueños, en los dadores de órdenes.
De allí que resulta maravilloso el concepto de rentas curriculares (vivir del currículo acumulado), porque demuestra que este proceso no se da solo en las sociedades capitalistas, sino también en lo que alguna vez se llamó socialismo real: la educación deja de ser un mecanismo liberador para convertirse en un mecanismo nivelador del individuo en el sistema de castas del capitalismo y del socialismo real, el arma perfecta de la ilusión de movilidad y ascenso social.
De allí que planteo ciertas precisiones, imprecisas quizás en su origen filosófico pero que al menos quieren buscar la luz en este tema:
-Es obvio que, mientras estemos entrampados en la noción Mercado-Individuo como definitoria de la educación y de todo el sistema de reproducción ampliada del capitalismo (Poulantzas), y no avancemos en la idea maravillosa de los intelectuales orgánicos planteada por Gramsci -que busca, entre otras cosas, echar por tierra la artificial separación del trabajo intelectual y el trabajo físico- cualquier sistema educativo que intente mirar hacia el socialismo no hará sino, paradójicamente, fortalecer lo que busca destruir: no basta con dar nombres nuevos a las nociones capitalistas para que ellas dejen de ser lo que son y se vuelvan capitalistas, no se puede fundar un sistema educativo socialista sobre la base de la racionalidad capitalista, es decir, el Conocimiento es Poder y no el conocimiento es poder popular.
-Una educación para el socialismo necesita la deconstrucción y construcción paralela de un marco categorial y epistemológico que la sustente, so riesgo de construir perpetuamente las repúblicas aéreas que criticó Bolívar: una educación para el socialismo cuyo único sustento sea su negación al marco categorial y epistemológico de la realidad real, caerá en el vacío al igual que otras teorías simplemente negadoras de la realidad. Con esto queremos decir que, si bien es un buen inicio, no basta con que el nuevo modelo educativo critique el capitalismo, sino construye una alternativa propia en lo filosófico y conceptual. La paradoja se vuelve exasperante si pensamos que se supone sean los centros formales creados en este marco epistemológico (las universidades) las llamadas a deconstruir y construir.
-La idea de un Estado docente que propugna a la educación como mecanismo liberador cae en la trampa de Sísifo: nuestro Estado burgués (porque lo sigue siendo, es la suma de las contradicciones internas de la burguesía, Poulantzas dixit) en el equilibrio inestable de los compromisos con el Poder económico, se vuelve permeable a las propuestas socialistas por un lado, y por el otro las desmonta a punta de corrupción y de antivalores. Solo un proceso de ejercicio real del Poder Popular podrá enfrentar a ese Estado, “desaburguesarlo” y, entonces, quizás se pueda plantear una educación liberadora que venga del Estado proletario, es decir, que salga del pueblo y use al Estado como mecanismo de distribución (que no de homogeneización) de una educación con valores socialistas.
-De allí que digamos, para dejar hasta aquí estas imprecisas precisiones, que la educación debe dejar de ser aparato ideológico del Estado burgués para convertirse en aparato ideológico de la revolución popular, cuyo objetivo sea el desmontaje del sistema formal de educación, en una primera fase en sus bases filosóficas, y en una segunda fase, en la creación del nuevo modelo educativo del Estado proletario en construcción.
(*)Universidad Bolivariana de Venezuela
Sede Zulia
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