“Alma Mater quieren matarte con flechas de oscuridad, pero te salvaremos, pero te salvarás… a pesar de tus enemigos, los de afuera y los de adentro… te salvarás”
Alí Primera
Ya tenemos varios años viviendo los análisis polarizantes y maniqueos, esos donde sólo existen dos únicas “verdades”. No hay espacio para la diversidad de matices que representan la sociedad y la universidad. Sólo están los buenos y los malos o, en palabras prestadas, “nosotros los autónomos y ellos los violentos”, o “las autoridades privatizadoras y nosotros los revolucionarios”. Este análisis de espejo no da respuestas a las necesidades y expectativas de la comunidad universitaria, como tampoco a nuestra basta sociedad; ahora estamos viéndonos el ombligo, discutiendo si los portones son autónomos o son privatizadores. Definitivamente, el chantaje polarizador pretende distraernos de una auténtica y necesaria defensa de la autonomía y del debate sobre los principales problemas de la UCV y el país.
Al parecer, en la UCV no es importante discutir sobre la devaluación, la criminalización de la protesta, el alto costo de la vida, el deterioro de los servicios públicos y, por supuesto, la inseguridad. También podemos profundizar sobre la calidad del comedor, el cierre vespertino de la biblioteca, la renovación curricular, la calidad profesoral y evaluación institucional, la insuficiencia presupuestaria, la reposición de cargos, la precarización del trabajo docente, etc. Pero estamos “distraídos” con unas fulanas puertas que no se sabe con certeza cómo diantres van a detener el malandraje que impera cada vez más en nuestro patrimonio.
Si los portones estarán abiertos de día, ¿cómo disminuirán los robos que son a plena luz?, ¿acaso las puertas formarán mejores ciudadanos y capacitarán a los vigilantes para evitar robos dentro de oficinas sin cerraduras dañadas? ¿La vigilancia discriminará entre los consumidores y traficantes de droga? ¿Estas rejas se cerrarán a las 9:00 pm a pesar de que algunas clases nocturnas son hasta más tarde? El problema radica en la promoción falsa de las puertas como solución exclusiva a la inseguridad, presentada de manera impositiva por las autoridades, lo cual rechazamos. El diálogo hubiese aportado elementos trascendentales para generar ideas a los asuntos serios de la Universidad y para asumir errores en el modelo de gestionar la misma; pero no, sólo nos quedamos en accesorios estéticos: letreros para la bienvenida, cambios de rutas dentro para hacer el tráfico menos denso, la grama recién cortada, etc. Mientras, el proceso de enseñanza aprendizaje, que es lo que realmente importa en la universidad, se va a la porra: la investigación y generación de nuevos conocimientos están en permanente deterioro, la escasa lucha por un mejor presupuesto pero con mayor transparencia carece de movimiento. Valdría la pena preguntarse desde cuándo no se hacen debates sobre temas trascendentales, ¿o debemos esperar a que la violencia estéril nos llegue a las narices para convocarlos?.
Por supuesto, el diálogo no es como el mentol chino del que nos hablaban nuestros padres: medicamento que servía para muchas cosas. Pero si la UCV como espacio idóneo para construir ideas no lo hace, ¿con qué moral le pedimos entonces al gobierno que escuche y dialogue realmente con el pueblo? Las autoridades sólo se reúnen con sus acólitos de 100%, acaso una fiel copia de lo que hace el Gobierno cuando decide reunirse sólo con dirigentes “bolivarianos”. Los muchachos de 100% no se atreven a convocar al Comité Ejecutivo de la FCU ni al Consejo Directivo de los estudiantes; los seguidores del gobierno sólo le llevan la contraria a las autoridades y algunos grupos de ellos recurren a actos vandálicos que no hacen sino fortalecer el discurso manipulador de las mismas. Son dos caras de la misma moneda, actúan para conservar sus cuotas de poder, mientras los ucevistas estamos a expensas de la inseguridad y la violencia. Si 100% funge de representante de las autoridades ante los estudiantes, muchos grupos oficialistas siguen siendo representantes del gobierno ante los estudiantes; en fin, aquí se ha perdido en gran medida la esencia de lo que implica ser dirigente estudiantil: mostrar autonomía en el accionar.
En la campaña rectoral, las autoridades nos prometieron políticas de prevención, control y organización en materia de seguridad conjuntamente con las autoridades nacionales y locales, así como beneficios a los vigilantes que dignifiquen su condición y mejore el arraigo por la casa que vence la sombra. Aunque coloquemos en mayúscula nuestro RECHAZO A LA VIOLENCIA CONTRA EL PATRIMONIO, siempre consideraremos que el diálogo hubiese sido un condimento imprescindible para la prevención de hechos vandálicos.
Queremos aclarar varias cosas. La primera es que las puertas diseñadas –solo anteproyecto- por Villanueva eran para una ciudad 50 años diferente con una valoración de lo que los arquitectos llaman: “fluidez del espacio”, a diferencia de los portones de hoy que niegan el debate académico y participativo del problema de la inseguridad, para solo alejarlo unos cuantos metros y tratar de disimularlo. Lo segundo es que el referéndum de 1997 era en contra de los encapuchados y no por las puertas, como han tenido el descaro de decir incluso en medios de comunicación. ¿Pretenden jugar a nuestra desmemoria, como suele hacerlo Chávez? Lo tercero es que tampoco se aprobó en la gestión del ex rector París un estudio para su implementación; ahora, el Consejo Universitario aprobó una consulta que cuesta BsF. 100.000, mientras tenemos déficits por todos lados. En cuarto lugar, hay que decir que estamos en un momento histórico para el país, debemos unificar las luchas populares y democráticas contra un ‘proceso’ que hace aguas por todos lados en tanto que diluye las respuestas a la sociedad y evapora las esperanzas del pueblo venezolano, descargando la crisis en los hombros del pueblo trabajador. El llamado es a dejar de vernos el ombligo, levantar la cara y ponernos en movimiento con la UCV hacia un mejor país que lucha todos los días.
Para finalizar nuestra reflexión, no podemos dejar pasar la consulta interna, convocada por las autoridades de manera sesgada y manipulada, al colocar a modo de paquete “el rechazo a la violencia”, “el apoyo a las expulsiones” y “el respaldo a los portones”, sin mayor discusión. Es posible estar contra el chantaje de las puertas desde una posición independiente y autónoma, tanto respecto de las autoridades como del gobierno y sus respectivos acólitos, reivindicando la lucha por una transformación democrática de nuestra Universidad. No caeremos en la trampa de la polarización. Ante los escenarios planteados, la decisión es clara: VOTAR NULO.
Se trata de poner en valor una postura que pueda incluso ser contada en votos, que genere una opinión y que rompa con las posturas maniqueas y paralizantes lamentablemente predominantes en la UCV. En este punto, consideramos que lo verdaderamente significativo es que pueda surgir una postura alternativa a las que están planteadas, que no permiten margen a la discusión, una postura alternativa claramente diferenciada de estos extremos que generan una especie de viaje circular, de retorno al mismo lugar; como la serpiente que se muerde la cola. Llamamos a construir espacios de debate sobre los problemas reales y mecanismos de diálogo en todas las instancias, a poner la vista en las prácticas políticas que no nos benefician, a entender a la autonomía como un proceso permanente de transformación de lo que tenemos y no en una autonomía inerte que sólo beneficia a quienes disfrutan de cuotas de poder.
El referéndum debe servir para abrir un debate en todas las escuelas y facultades alrededor de los problemas de la universidad y del país, no para azuzar la “cacería de brujas” -léase expulsiones- que, en definitiva, agudizan el conflicto de la violencia alimentado por la polarización; más aún, cuando no hay garantías de investigaciones imparciales que establezcan responsabilidades de manera objetiva. Llamamos a realizar asambleas donde participen todos los gremios universitarios sobre la necesidad de impulsar un proceso de transformación democrática de la UCV, para colocarla al servicio de las mayorías nacionales, los trabajadores y los sectores populares.
¡Construyamos una corriente universitaria AUTÓNOMA!
PASO a la Nueva Democracia