En unos de sus libros más famosos, Tesis sobre Feurbach, Carlos Marx expresó una de las más importantes lecciones del marxismo: “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico”.
Durante mucho tiempo la burguesía y sus aparatos propagandísticos han pretendido implementar de una manera virtual una verdad que precisamente por irreal no se sostiene en la práctica; los pueblos del mundo hoy están mucho más conscientes que ayer de la falsedad de las “peroratas” sobre el interés de las transnacionales, de los gobiernos que las representan y en fin del sistema imperialista por el bienestar general, por las reivindicaciones sociales, por el cacareado “nivel de vida del pueblo” entre otras truhanerías de la derecha sencillamente porque la realidad es mucho más terca que cualquier discurso; sí propios y extraños estamos de acuerdo en que el capitalismo es el modo de producción que socializa el trabajo pero no la ganancia, entonces es lógico concluir que ese sistema prioriza la acumulación de capital por encima del interés hacia el humano y sus necesidades.
En el capitalismo la gran mayoría de las personas, los asalariados, no son más que una pieza en el ajedrez de la ganancia a la cual se le usa o se entrega en función de proteger siempre al “rey”; es decir, al capital. Recomiendo conocer y analizar lo que está sucediendo en Europa.
Pero sucede que también en los sectores de izquierda y progresistas en general hay quienes gustan, muchos quizá de buena fe, repetir discursos que no hacen más que apuntalar el pensamiento y las posiciones reaccionarias.
Y una de las variantes más utilizadas, ya lo hemos dicho otras veces, es el paradójicamente viejo y siempre de moda anticomunismo.
Por ejemplo, en Venezuela ante la consecuencia de los comunistas en apoyo al proceso bolivariano muchos viejos y nuevos anticomunistas se empeñan en tergiversar las claras posiciones de quienes apoyamos al Presidente Chávez con corazón y convicción pero con autonomía clasista heredada de esa escuela de la praxis revolucionaria que es el PCV.
Por eso en estos días al releer la segunda tesis sobre Feurbach meditaba sobre la importancia de determinar, por sus acciones concretas y sus consecuencias, quienes le hacen daño de verdad al proceso revolucionario y ante lo complejo de los escenarios políticos eso se comprueba en la práctica y muchísimos hechos históricos así lo demuestran.
La historia ha demostrado que quienes fueron catalogados como tránsfugas en los años 60, 70 y 80 del siglo pasado hoy siguen en el proceso o fallecieron expresando su apoyo a Chávez militando en las filas comunistas, mientras que aquellos que manejaron una línea seductora para los incendiarios hoy son operadores políticos de la contrarrevolución y hasta dirigen partidos de oposición.
Por eso de la práctica es que no en balde son organizaciones y líderes comunistas quienes en un hecho más de consecuencia con los anhelos de justicia de la humanidad lideran las protestas y las propuestas revolucionarias en Grecia, Italia, Chile y paremos de contar.
Por sus frutos los conoceréis.
edgarml79@gmail.com
Militante del PCV