«Panem et circenses» (Literalmente «Pan y circo»)
En su origen describía la costumbre de los emperadores romanos de regalar trigo y entradas para los juegos circenses (carreras de carros y otros) como forma de mantener al pueblo distraído de la política.
Julio César mandaba distribuir el trigo gratuitamente, o venderlo muy barato, a los más pobres, unos 200.000 beneficiarios. Tres siglos más tarde, Aureliano continuaría la costumbre repartiendo a 300.000 personas dos panes gratuitos por día. Provee a las masas de entretenimiento burdo y barato y así ocultar hechos controvertidos y dejar a un lado criterios asistenciales como salud, educación, vivienda, seguridad. Etc.
La vieja fórmula de los emperadores más corruptos del Imperio Romano sigue teniendo vigor merced a la democracia imperante. Basta un poco de pan y mucho circo, mucho espectáculo, cuanto más degradante mejor, para contentar a la plebe y que no se amotine. Los esclavos no tienen derechos y los patricios viven con un lujo insultante.
Para que un pueblo sea digno y dueño de sus propios destinos, debe ejercitar la virtud en grado sumo. Familia, trabajo, religión, orden y ley, son los factores sustanciales de una sociedad bien constituida. Pero aquí llevamos una degradación constante de esos principios y valores fundamentales por la falta de madurez política, este es uno de los efectos maléficos del sufragio universal, y es que los políticos prometen tentaciones y vicios bajo capa de libertad… la única diferencia es que en el estado Lara con el señor Henry falcón reelecto se tendrá 4 años más circo pero sin pan.