No hay nada más peligroso que una crisis en pleno apogeo que es lo que esta ocurriendo en estos momentos en nuestro país. Todo conspira contra el pueblo y ya hay muchas ratas en el acto de abandonar el barco de La Revolución, bien sea por cobardía o por traición confesa.
La génesis de todos los problemas tienen nombre y apellido, el no haberle hablado claro al pueblo y dejar pasar errores arbitrariamente permitió a los enemigos de este pueblo tomar posiciones claves. Ante la pasividad y el silencio del gobierno, penetraron a puntos neurálgicos a pesar de estar descubiertos, nada se hizo ni se ha hecho para quitarlos y esto sirvió para darles fuerza y seguridad.
Han avanzado hasta el punto de poder decidir a su favor si el pueblo no reacciona a tiempo, y esto solo sucede sino se le miente ni engaña y se le dice donde y quienes son sus enemigos, Esto no se arregla con advertencias o amenazas sino con hechos y acusaciones reales porque las pruebas existen. Sigue corriendo el peligro real y amenazante. Las órdenes de Estados Unidos y Europa son claras.
Hay que llamar al pueblo con honestidad, contundencia y verdad, porque solo en la unión puede vencer y mantener la victoria. Hay que quitar los resabios y a los estorbos, el pueblo sabe quienes son y donde están. No se puede esgrimir como excusa la no oportunidad de ciertos procederes. Nunca como ahora es procedente aquella máxima de “vacilar es perderse”.
El insistir en repetir la táctica y los mismos errores es una estupidez. Hay que hacer buena la máxima del Comandante Chávez de “me la juego con el pueblo”. Pero jugársela quiere decir confiar y transferir la defensa de La Revolución al pueblo es el medio seguro y eficaz de triunfar y obligar a claudicar a los enemigos. Es el pueblo quien informado actuara con conciencia.
Las intenciones de los enemigos están claras y a la vista, el perder tiempo valioso y necesario y gastar energías y fuerzas en un proceso conciliatorio unilateral que no es nuevo y lleva exactamente el tiempo en que se decreto la Revolución Bolivariana mientras la violencia de los sectores antagónicos a la mayoría del pueblo que es revolucionario, se incrementa a velocidad supersónica, en cónsone con los intereses y las necesidades del Imperio.
Y se engaña el Presidente Maduro de que las cosas pueden cambiar, alargando la toma de decisiones trascendentales que permitirían la sobrevivencia de la Revolución Bolivariana, porque a estas alturas, los gobiernos revolucionarios se encantaron con el poder y dejaron pasar el tiempo sin aprovechar las oportunidades que mil veces se presentaron para decretar legal y constitucionalmente el Estado Socialista de hecho y de cohecho, por lo que de hacerlo en este momento y en medio de esta escalada de ataques, los Estados Unidos buscarían la manera con la complicidad siniestra de Colombia de producir un casus belis para atacarnos.
Las recientes maniobras estratégicas que han dado resultado son las que sin más perdida de tiempo deben continuar, son las correctas pero aun falta apartar la pusilanimidad religiosa de estar llamando a los que se ensañaron y aun lo hacen contra el pueblo, lo han asesinado, le han escondido la comida tratando de arrodillarlo por hambre, nuestros muertos aun no han sido reivindicados desde aquel Abril fatídico hasta hoy en el que el presidente Maduro trata de emular el terrible y craso error del Comandante Chávez de haber perdonado a sus enemigo que fueron antes sus amigos y a los que los acompañaron., asesinos y traidores de este pueblo, que han llegado hasta aquí debido a ese error poniendo en grave peligro a la Revolución y a la vida de los revolucionarios.
El juego siniestro despiadado del gato y el ratón apenas a comenzado, es necesario que las medidas que se están tomando para detectar a los enemigos y traidores y que son urgentes y necesarias ni se eludan ni se teman, seguramente que muchas mascaras caerán, pues los conspiradores y traidores de todas las horas querrán pescar en río revuelto, en medio de la crisis política y económica, los movimientos intestinos del “nido de alacranes” que aun sobrevive a la sombra de algunas figuras y personajes importantes, para tratar de agarrar aunque sea fallo mientras tratan desesperadamente de mantener sus cuotitas de poder y ¡vaya sorpresa que se llevaran!.
Cualquier hombre puede equivocarse, pero solo los necios insisten en el error. Atento el pueblo revolucionario.
Confiamos en el Líder.