Pildoritas 72 (año VIII)

La próxima elección, un termómetro para saber quién gana esta guerra

Qué más pruebas de la existencia de una estrategia capitalista por parte de los medios privados y empresarios de la burguesía para salir del gobierno revolucionario como sea; todos los días se comprueba al encontrar miles de toneladas de productos acaparados, al registrar que todo se eleva de precio hasta dos veces en un mismo día, que los trabajadores, por ejemplo de Heinz que también son victimas porque se alimentan y consumen de todo, salen sin temor a denunciar que la empresa en que trabajan a pesar de estar en máxima producción, desaparece los productos como la salsa de tomate y las compotas cuando se inicia la etapa de distribución, hasta el punto que no se consiguen en los anaqueles, pero si al otro lado de la frontera.

Lo que sucede con Heinz se repite con la harina de trigo, el azúcar, papel higiénico, jabón de baño, detergentes y muchos otros así como con muchos medicamentos, sobre todo los de mayor uso, repuestos para vehículos y todo tipo de maquinaria, cauchos, etc.

Es un plan perfectamente ideado en el que no se ha escapado ningún detalle, incluido el que tiene que ver con garantizarles a los empresarios que cualquier erogación que tengan que hacer por multas, o por lo que se derive de la no venta de los productos, les sea cubierto con el flujo de dólares a los que se refirió María violencia, hace un tiempo atrás, cuando en un email de su autoría, enviado a un supuesto asesor, manifestó que ellos tenían más dinero que el gobierno para sostener las estrategias diversas, tendentes a lograr la famosa “salida”, que como sabemos tiene varios frentes, uno de ellos la guarimba derrotado afortunadamente y el otro la guerra económica, en pleno desarrollo y apoyada por medios privados nacionales e internacionales.

Los empresarios de la producción, distribución, comercialización y venta al consumidor que lamentablemente, en su mayoría, como sabemos están cuadrados con la derecha, al sentirse protegidos en sus intereses económicos, no tienen la menor duda para sumarse, directa o indirectamente, a estas acciones repudiables.

Como sabemos nuestro país no ha sido el único al que se le ha aplicado esta receta, lo hicieron en Chile con éxito, lo que produjo una dictadura sangrienta de diecisiete años de duración, aquí se han encontrado con un escenario diferente y un pueblo que resiste, aunque hay que aceptar que la derecha con enormes y cuantiosos recursos económicos y mediáticos, ha logrado prolongar en el tiempo sus estrategias perversas, que han hecho mella en algún sector de la militancia y/o simpatizantes del proceso, que aunque están claros de dónde y con qué fines vienen los ataques, no conciben que la revolución, organizada como está desde las bases hasta los más altos estratos de partido y de gobierno, no haya sido efectiva para derrotar la guerra económica que a veces pareciese estar siendo ganada por los enemigos de la revolución.

Aquí precisamente radica el problema, que por el poco tiempo que nos separa de una prueba electoral más, como son las elecciones para la Asamblea Nacional, surge la duda de si será posible evitar que mucha gente con débil capacidad de raciocinio, cometa el grave error de drenar por lo más fácil, que es votar contra los candidatos del gobierno, en la creencia de que por esa vía castiga a quienes, para ellos, han sido incapaces de evitarle las penurias que las colas, la escases de productos indispensables y demás consecuencias de esta guerra le han causado individualmente y a su familia.

Es un reto entonces prioritario el que, como en otras oportunidades, el gobierno pueda demostrar su capacidad organizativa y comunicacional, a través de sus liderazgos nacionales, regionales y locales, para desmontar las matrices de opinión que parecieran han logrado sus objetivos y rescatar para la revolución a un amplio sector de la población, en el que se ha sembrado el virus de la desconfianza, la incertidumbre, la desesperanza, que en el momento de votar prefieren no hacerlo, hacerlo pero votar nulo y lo que sería peor y para arrepentirse de por vida, darle el voto a los verdaderos culpables de su tragedia.


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Saúl Molina


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