En el contexto de la Mundialización del Capital, la Revolución Bolivariana representa uno de los retos antisistémicos más serios que enfrenta el Imperialismo estadounidense. Su influencia en la dinamización de las luchas de los pueblos de América Latina y su estratégica posición geográfica en plenas puertas de la Amazonía donde se encuentran las mayores reservas de Petróleo, Gas, Agua, Oxígeno y Biodiversidad, sitúan a nuestro país y al proceso revolucionario venezolano en el ojo del huracán político.
Desconocer que la Revolución Bolivariana ha empezado a trastocar intereses sagrados para la preservación de la hegemonía capitalista en todo el orbe; así como, que nos encontramos en el marco de una lucha de clases antagónicas e irreconciliables, es negar las condiciones histórico-sociales propias del modo de producción capitalista y con ello el cúmulo de contradicciones que este conlleva.
En este orden de ideas, remitiéndonos a hechos concretos del acontecer político nacional, y tomando como ejemplo más ilustrativo los sucesos de abril del año 2002, es importante señalar que a pesar de las conquistas de los sectores populares, que vale destacar que son producto de mucho sacrificio y de permanente movilización, la inexistencia de un instrumento organizativo de carácter nacional y con arraigadas bases populares pusieron en riesgo la continuidad del proceso revolucionario puesto que en esos momentos el máximo referente (Hugo Chávez) se encontraba secuestrado.
Con esto queremos expresar que es fundamental superar la gran crisis organizativa y teórico-conceptual que aqueja al movimiento revolucionario y a los sectores populares, a fin de extirpar rasgos muy comunes de la vieja cultura política como lo son la espontaneidad y el pragmatismo, y configurar expresiones que nos permitan pasar de la participación aluvional a la participación orgánica que incida de manera directa en la realidad nacional e internacional.
En este sentido, la edificación de una Organización Política Unitaria de espectro nacional, que con clara visión internacionalista se plantee la lucha por el Socialismo y contra el Imperialismo mediante la combinación de todas las formas de lucha, se constituye como piedra angular y tarea estratégica de los revolucionarios. A su vez, se hace imperioso trascender los vacíos ideológicos que hacen parte de nuestro quehacer cotidiano, es decir, que la construcción democrática y popular de un Programa Político que perfile una alternativa de poder para los trabajadores y el pueblo en general es otra de las tareas estratégicas que debemos asumir.
El 2006 como año de reelección de Hugo Chávez Frías a la Presidencia de la República y de algunos procesos electorales en otras latitudes del continente, reviste fundamental importancia para la posible constitución de un polo de poder alternativo a la hegemonía imperialista. Es por ello, que desde Washington no cesarán en sus planes de interrumpir (hasta por la vía violenta si es necesario) el curso del proceso revolucionario. Estos elementos nos indican que debemos seguir ocupándonos de la defensa, consolidación y profundización de la Revolución Bolivariana como tareas estratégicas por medio de la organización, formación, preparación y movilización permanente y consciente en aras de edificar una sociedad socialista que nos permita rescatar al ecosistema y la condición humana de la barbarie capitalista.
ORGANIZAR – FORMAR - MOVILIZAR
Combinemos todas las Formas de Lucha…
¡CONSTRUYAMOS EL SOCIALISMO!
MOVIMIENTO / MARZO-28
movimiento_marzo28@yahoo.es
0416 - 7391153