Ante la grave situación que confronta la República Bolivariana de Venezuela, y dado el continuado y cada vez más agresivo y feroz ataque a las instituciones de la nación, por parte de focos aislados, y que pretenden crear una sensación de caos nacional, impulsados, financiados y apoyados por el imperialismo y sus aliados de Occidente, la guerra es contra culturas, desde civilizaciones que se abrogan el mando supremo de una cruzada en el siglo XXI, contra los que piensan distinto, y que en nombre de una democracia ficticia, porque no es ni del pueblo, ni para el pueblo, ni con el pueblo, es que el Presidente Obrero Maduro, propone se inicie el motor constituyente, para concretar lo que haya que concretar y cumplir con la deuda histórica, asumir de una vez y por todas el legado del Comandante Chávez. El chavismo demanda la aceleración del proceso de cambios necesarios para preservar a la nación contra cualquier amenaza, venga de donde venga, interna o internacional, debemos cumplir con la Constitución y las leyes de la República, sancionar a los que han atentado contra ella, pero también con los que, pescando en río revuelto, se han corrompido, echando mano de los recursos de la nación con la complicidad del Estado. El llamado político, a la activación de una ANC de peso fundamentalmente jurídico, describe la magnitud del problema que nos toca encarar, y garantizar la paz, en el territorio, y la defensa de la soberanía por encima de cualquier otra diferencia de criterios, que habrá tiempo para solventar, primero lo primero, evitar mayor conmoción de la patria, preservando los principios y convenciones internacionales del respeto y la no intervención en nuestros asuntos internos.
La coyuntura larga y tendida desde hade rato se tensó de tal manera que hasta cortaría el silencio, cercenando cualquier esfuerzo por mantener la paz, frente a la amenaza real y que es por los recursos y las materias, de las que requiere el imperialismo. La dimensión de la maquinaria belicista contra la patria de Bolívar, y contra el chavismo, como doctrina de libertad, de justicia, de independencia, de soberanía, de no intervencionismo, es lo que dimensiona las acciones graduales de una minuciosa planificación en los altos mandos del Estado Mayor Conjunto, subestimado por los teóricos de la conspiración, cuando en la práctica las intervenciones, invasiones y subversiones internas, se cumplen rigurosamente en el resto del mundo. El imperialismo avanza sobre los cadáveres de sus víctimas y requieren apropiarse de los recursos ajenos, y lo intentan por cualquier medio, lícito o ilícito; presiones políticas, sociales, económicas, religiosas, culturales, porque su misión, la de Occidente, es acabar con las sociedades que pretendan seguir siendo libres e independientes del poder extranjero. Han ejercido el poder y el control a través de la fuerza, esclavitud, colonialismo, dictaduras burguesas, sometimientos oligárquicos, conductas perversas que notamos a diario en enfrentamientos, con la particularidad inédita de que ahora los subversivos, los rebeldes son las clases ricas, contra las clases pobres, que por supuesto tienen bajo control al Estado desde el Gobierno revolucionario, que el soberano delegó en manos del Camarada Nicolás Maduro Moros, presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.
El Presidente Obrero Maduro, tomó la iniciativa facultativa constitucional y decretó el arranque al proceso de consulta pública nacional sobre nueve puntos sugeridos y todos los que se lleven a discusión, estudio, análisis y elaboración de probables propuestas a ser incorporadas y luego aprobadas en votación general, directas y secretas. Como era de suponer junto con la propuesta se activaron por parte de unos y de otros, expertos, leguleyos, que aseveran, cuestionan, opinan, discuten, en algazara y más conjeturas, de diestra y de siniestra, lo que encierran los intersticios y elucubraciones que hay de por medio, para llegar del punto a al punto b, en un escenario público en tensión, y un sector privado radicalizado que no cesará de hostigar con sus recursos y poder económico para derrocar al régimen y tomar el poder a como dé lugar y por cualquier vía. La patria está perturbada, en zozobra, sufre porque sus hijos y sus hijas mueren producto de la irracionalidad que se quiere instalar en el inconsciente colectivo. La guerra de cuarta y de quinta generación, tienen capacidad probada para aplicar por medios y recursos científico técnico y tecnológico, ir a la psiquis del individuo o del grupo, en una concentración tumultuaria, para que reaccione de una cierta manera, sobre todo agresiva, desenfrenada, descontrolada. Aquí hay elementos que deberían ser incorporados como propuestas a ser consideradas para incluirlas, como extensión a los derechos humanos, prohibiendo esas acciones encubiertas y sutiles de control mental, que afecta profundamente a los individuos, sean del estrato social al que pertenezcan, ahí no hay discriminación, es la naturaleza humana y con ella se juega para bien o para mal. Consecuencia, esta espiral de violencia que lleva décadas, y en el último lustro se ha incrementado, con asistencia, apoyo logístico y monitoreo por agencias encargadas de hacerle seguimiento continuo para avanzar en la planificación previa. Es la fuerza más destructiva del planeta, puesta al servicio de los dueños del mundo, que nos conducen hacia un profundo y oscuro abismo, del cual no habría posibilidad de retorno. La lucha sigue, el combate se renueva y la capacidad de reaccionar frente al enemigo ha sido probado en siglos por el pueblo venezolano; resistimos frente a las amenazas desde esta revolución resueltamente pacífica, buscando la paz entre los venezolanos y las venezolanas, entre los extranjeros y extranjeras que vinieron y se acogieron a las leyes de la República y aquí hacen vida, gozan, disfrutan y padecen como los demás. Pero que en nada quieren ver que entre nosotros y nosotras se desate una guerra civil, para luego tener que soportar la invasión de cascos de cualquier color, porque son las armas que va a utilizar las que en definitiva nos matarán y destruirán, que es lo mejor que sabe hacen, invadir y asesinar.
Esta propuesta constituyente, primera del siglo XXI, tiene que servir para que se incluyan propuestas y alcances con el espíritu y la razón de los constituyentes de 1999, que le dieron al país y al mundo, una de las mejores constituciones, donde la inmensa mayoría de los habitantes del territorio, lograron lo mejor de ambos mundos, llegando a un balance positivo de la mayoría de los sentimientos y del pensamiento nacional y socialista. El momento actual, movedizo, crítico, peligroso, amenazado, intervenido, y negociado entre altas esferas de poder para contener la hecatombe, prefigura el mayor de los retos que se habían vivido en la patria. Aquí no solamente nos jugamos a Rosalinda, aquí nos estamos jugando el presente y el futuro. Requerimos la participación y el protagonismo de cada uno de cada una, de todos los que manifiestan de viva voz que quieren un cambio, que lo hacen por derecho y por convicción de principios y valores humanos. Es indispensable que la oportunidad no sea desechada, para que los factores, sectores y actores y actoras de la vida nacional, activen las neuronas y pongan a funcionar a todas las instituciones públicas, que las privadas acaten el llamado general, que el indio, el blanco, el negro, el rojo, el verde, el amarillo, el pobres, el clase media, el rico, el analfabeto, el letrado, el obrero, el campesino, el trabajador, el profesional, el técnico, todo el país nacional, conminen al Estado, desde el estado de derecho; para que el gobierno, los partidos, las organizaciones populares, de base y la colectividad, aprueben lo que haya que aprobar y termine de nacer lo nuevo, en un proceso autónomo, personalísimo y universal, que pondrá de nuevo la cabeza sobre los hombros y los pies en tierra.
Los mecanismos y las instituciones tienen que cumplir con todos los extremos de la ley, se requiere que todos y todas seamos garantes de que las conquistas sociales, las reivindicaciones y el contenido exacto de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela sea perfectible en todo y en cuanto no contravenga su espíritu y razón, materia de filosofía, historia y doctrina que los juristas y más los constituyentistas conocen a fondo. Blindar la ley y atar firmemente la voluntad soberana e independiente de quienes en definitiva serán los que guiados por la mano de la conciencia darán su aprobación o desaprobarán, lo que sea materia propuesta. Seguimos la dinámica de lo que acontece, el cambio, la revolución, la búsqueda del vivir viviendo, de ser persona que vive en sociedad, de ser respetuoso y cumplir con los deberes y obligaciones inherentes a la norma. Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada, los manipuladores de oficio vayan poniendo las barbas en remojo, las brasas del poder constituyente están que arden de pasión patria, de defensa de los sagrados principios, ideales y el sacrificio que ha costado llegar a donde nos encontramos.
Para muchos de los que no se han dado cuenta y viven en mundos ilusorios de volver al pasado y que ya no existe, estamos en Venezuela, cuna de Guaicaipuro, Bolívar, Chávez, de los hombre y mujeres mestizos, independientes, soberanos, rebeldes, que luchamos por erradicar ese criollismo remanente del eurocentrismo, que ni es chicha, ni es limoná, donde un grupito, mínimo, confundido, aislado, que no vive en lo real, aquí y ahora, sino en esa confusión de los sentidos, manipulados, controlados a través de los juegos, de un mundo virtual, asumiendo roles extranjeros, símbolos de otras culturas ancestrales, que forman parte de otros valores diferentes, que nada tienen que ver con los propios, y que son agentes de las grandes corporaciones en control de los gobiernos del primer mundo, donde al parecer viven más allá del bien y del mal, y comulgan con ambos con tal de satisfacer su apetito voraz sobre el alimento que los demás también necesitan. Esto también debe ser materia de reflexión para la ANC.