Nada más sencillo que seguir la corriente. Nada más difícil que contradecir a la mayoría. Nada más obligante que advertir sobre los peligros de convertir los errores del pasado en virtudes del presente.
En estos últimos días se ha hecho evidente que el fin no puede justificar el medio. Un autentico proceso de cambios o revolucionario, está obligado a revisar las conductas que contradigan los valores que han traído a muchos hasta aquí, después de librar batallas contra lo que ahora parecen defender o lo que es peor, repetir.
Es necesario revisar la conducta que muchos han venido desplegando a variados niveles en procura de llenar cuotas de solicitudes para la inscripción en el PSUV. Muchos, quizás demasiados, se han impuesto el cumplir con metas de inscripción que vienen produciendo un sentimiento innecesario de hostigamiento que se extiende hacia un grupo importante de personas que empiezan a rechazar el método impuesto por algunos jefes y otros subalternos.
La historia reciente demuestra que la invasión de los espacios por la politización forzada, termina siendo un mal remedio para la falta de participación ciudadana. Hasta hace poco criticábamos la invasión adeca en todo lo que el ciudadano común participaba. Aun recuerdo cuando Blanca Ibáñez empujó hacia el cuadro de finalista del Miss Venezuela 86, a su nuera, de tal forma que Gilberto Correa, tuvo que leer en dos oportunidades la lista que le suministraron, ya que la ilegal inclusión, no permitía determinar el orden final de llegada en el concurso ganado por Bárbara Palacios.
El anterior ejemplo por banal hace mas evidente que hay espacios que deben ser respetados, a los fines de que el ciudadano común no sienta la asfixia de quienes, aun de buena fe, creen indispensable politizar toda la actividad ciudadana.
En la película titulada “300” que cuenta un pasaje de los famosos guerreros Espartanos de la antigua Grecia, está insertada una escena donde el rey Leonidas se encuentra con un grupo mayor de hombres liderados por quien busca ser su aliado en la guerra contra las intenciones de Jerjes , rey de Persia de invadir el territorio griego. “Yo tengo mas guerreros que tú” le dice Leonidas a su sorprendido interlocutor para luego preguntar uno a uno de los que formaban parte del grupo ¿Tu que eres? Todos portaba armas pero ninguno eran soldado: “Yo soy Panadero”. Yo soy Herrero”. “Yo soy Agricultor”. Leonidas se vuelve hacia su menos numerosos grupo de 300 hombres y les pregunta con un grito ¿Que son ustedes? ¡Guerreros ¡ Le contestan todos. “Tu tienes mas hombre pero yo tengo mas guerreros” sentencia el Jefe Espartano.
La inscripción en el PSUV debe ser un acto de fe. Un acto de autentica voluntad. No tiene sentido obligar a quienes no están convencidos. ¿De que sirve un número mayor a cambio de un número inferior de auténticos partidarios?
De nada vale empujar. Que se haga la voluntad de cada uno. Cada quien tiene derecho de escoger en absoluta libertad que partido tomar e inclusive recordar que la democracia es imperfecta pero el mejor de los sistemas. Respetando el derecho libre de asociación se hace una verdadera revolución.
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