El
domingo pasado fueron las elecciones del PSUV. Yo estoy inscrito o creo
estarlo; hace tiempo le pedí a un camisa roja me anotara en la
computadora que tenía. Decía él, era para anotar Psuvistas.
Después
el Presidente nos convocó, a todos, a participar; pero los politiqueros
de siempre, ayer adecos, copeyanos, arribistas, oportunistas,
tránsfugas… hoy chavistas de derecha, lograron
rápidamente conjurar el peligro de la participación masiva: algún hijo
de puta (perdón, las dignísimas trabajadoras sexuales son demasiado
mujeres para ser madres de esos tipejos) les había dado el poder
inicial de hacer ellos la convocatoria. La hicieron y la gente –para
sorpresa y preocupación de ellos- asistió
en grandes cantidades. Entonces los muy malditos se dedicaron a golpear
al pueblo donde duele: sabotearon las reuniones; las cambiaron a días
de semana en horas de trabajo. Cuando el pueblo trabajador no pudo
seguir asistiendo y quedaron solo ellos, volvieron a cambiarlas a
sábados y domingos. Eso sí, se cuidaron de convocar dando horas y
lugares falsos, por si acaso. Así sucedió donde yo vivo, al menos.
Lograron
de esta forma erigirse en flamantes voceros de sus propias voces, en
tanto cinco millones de pendejos éramos confinados a ser tan solo
aspirantes. Supongo soy el pendejo número 3.871.904 (digo yo…) y,
pendejo al fin, ni siquiera podré saber por quién votó el “camarada”
que me carga en su carpeta sobaquera diciendo ser mi vocero. No podré
saber si es que el gran carajo en cuestión supo leer en la distancia mi
pensamiento, si es que tiene algún poder mental extraordinario o qué se
yo. Las elecciones fueron secretas.
Cónchale
vale, ¡cómo se parecieron las elecciones del PSUV a las elecciones
presidenciales de los Estados Unidos de América! Una pequeña élite se
paga y se da el vuelto de espaldas al pueblo. Me imagino
que los ganadores mañana me van a pedir marchar de Petare a la Avenida
Bolívar con camisa y cachucha roja, feliz porque el “histórico partido”
al fin vio luz a través de un proceso transparente... Vayan a lavarse
ese paltó, ¿saben?
Y
ahora que lo pienso…¿la palabra “partido” no viene de partir? Es decir,
pedazo, división, fracción. ¿Un solo partido no es como un solo pedazo
que a la vez es el entero? ¿Y cómo es posible que el entero sea un
pedazo o el pedazo del entero un entero por sí? “profundo misterio”. Resulta
que partido único es como algo que es blanco pero negro, como un
marisco que es molusco, como un dulce que es salado, como un…, o sea
Al
carajo. Yo me quedo con Lenin. Ningún partido es bueno, ya que sólo
vela por sus intereses. El PSUV, desde bien temprano, está sentando
cátedra al respecto. Entiendo que Chávez, rodeado como lo está de
parásitos y sabandijas políticas, necesita agrupar a esa infra-fauna en
un solo ente regulador, máximo después de que tales animales políticos,
oposicionistas endógenos junto con sus amigos de la oposición exógena,
lograron engatusar al pueblo para que se metiera por sí mismo un tiro
en la barriga el pasado dos de diciembre. A lo mejor intentaba
restarles un poco de poder, cosa que consiguió en alguna medida, ya que
varios quedaron como la famosa guayabera: por fuera.
Por
mi parte, seguiré siendo un revolucionario. Seguiré invocando los
poderes creadores del pueblo para que se salve a sí mismo en lugar de
confiar su salvación a prohombres o partidos. Seguiré luchando porque
el Pueblo adquiera conciencia de su poderío y aprenda a usar ese
poderío a favor de sí mismo, en contra de sus parásitos, esclavistas y
asesinos. Continuaré, pues, modestamente, empujando hacia la
organización, el conocimiento y el empoderamiento popular.
Trabajo para que algún día el Pueblo pueda mandar a sus presidentes, diputados, alcaldes, concejales y pretendidos-as voceros-as
de nadie, en lugar de ser vulgarmente “nariceado” por ellos-as. Trabajo
para que llegue ese día, porque si los funcionarios del Estado son
poder constituyente y constituido, entonces el Pueblo es poder
constituyente y metaconstituido. ¡Ni un solo cheque en blanco más para
servidor público alguno! Que se acostumbren a hacer lo que el Pueblo
les mande, y punto. Aceptamos el consejo de los líderes en tanto los
líderes acepten nuestro mandato y consejo.
Creo
que a quienes pensamos así se nos llama anarquistas. Me importa poco
cómo nos llamen, pero si es ser anarquista exigir que la democracia
socialista y participativa sea en realidad socialista y participativa,
entonces seré un orgulloso anarquista.
Comandante
Chávez: cuando los “chavistas” del PSUV le aparten a usted así como
ahora nos han apartado a nosotros, vamos a seguir estando a su lado (no
sin antes, claro, proporcionarle un par de buenos coscorrones, que se
los merece). Cuando ellos se vayan al extranjero huyéndole a la
invasión armada, nosotros vamos a seguir con usted, sin más armas que
cuchillos y palos, porque sus militares siempre nos han negado los
fusiles… pero aún así, mal armados, incomprendidos y arrechos,
seguiremos a su lado. Moriremos por usted, con usted, si vemos que es
capaz de morir con nosotros. Comandante, su “partido unido” nos aplicó
la ácida. Por eso no queremos más partidos sino poder popular. Queremos
ser libres y dueños de nuestro destino dentro de un sistema realmente
socialista, horizontal y participativo. Usted nos mostró que podemos
volar más alto que las águilas del Norte y los zamuros de aquí. ¡Vamos a volar, pues, sin el plomo de un partido proto-gringo encajado en las alas!
P.D.
Clavicornio Pérez, Cucufate González y Alcachorio López (nombres
supuestos) lograron colarse, con muchísimo esfuerzo y sin intereses
personalistas, entre los estratos bajos de participación del PSUV.
Llegaron a voceros e intentaron serlo con respeto y buen sentido del
deber ante sus camaradas que los nombraron. Ellos, lamentablemente muy
pocos, son verdaderos héroes del Pueblo (sin ironías); representan una
esperanza de cambio más próximo que tardío, en un partido que al nacer
ya debe morir si es que pretende ser revolucionario de verdad. Hasta
ellos llegue mi admiración y respeto.
julioruiz633@yahoo.com