El proceso interno del PSUV llega a su fin; los dimes y diretes deben ceder para darle paso al esfuerzo unitario en función de una próxima victoria electoral. Vamos a remar juntos, a un solo golpe de brazos, a fin de llegar a buen puerto. Y eso es, en el caso de Nueva Esparta, llegar al Palacio de Gobierno de La Asunción a iniciar un proceso de transformación que nos permita enrumbarnos hacia el socialismo en la maltratada región insular. Y asimismo lograr que todas las Alcaldías del estado se embarquen en la construcción de esta nueva sociedad de justicia social, participación comunitaria y protagonismo democrático; en especial la de Mariño, sometida los últimos años al mal uso de los recursos financieros, pero que en la figura de Milka Oliveros tiene una salida honesta, comprometida con el cambio social, con el pensamiento bolivariano y con la responsabilidad de seguir el ejemplo de Luisa Cáceres de Arismendi, Petronila Mata y Eusebia González.
Si bien apoyamos una opción para la gobernación dentro del debate interno, opción que consideramos la mejor por su frescura, honestidad y compromiso revolucionario, hoy asumimos con disciplina la responsabilidad de hacer lo posible para que el camarada William Fariñas sea el próximo mandatario regional. Tarea que va a requerir del camarada Fariñas una postura unitaria, fraterna, sin voces altisonantes, sin apoyos que destruyan al resto de camaradas, sin la prepotencia y soberbia que han causado daño en oportunidades anteriores, sin atropellos, lejos de la promoción del culto a la personalidad a su alrededor.
Nos satisface, sí, que el camarada Fariña sea parte de un Batallón Socialista, unidad básica del PSUV, que –entre errores y aciertos- haya formado parte de la construcción del partido en Nueva Esparta, que en un acto público haya roto cualquier vínculo con la actual administración de la Alcaldía de Mariño y sus cuarenta ladrones; eso es importante.
Me supongo que para muchos camaradas, que durante el proceso de construcción del PSUV tuvieron diferencias con el camarada Fariñas, que hasta se sintieron atropellados por él, les es más viable seguir debatiendo ideas y puntos de vista con este camarada, que hacer una especie de práctica de boxeo de sombra con alguien que ni siquiera sabe lo que es una reunión de un Batallón Socialista y que llega a la isla como estrella hollywoodense.
Muchas diferencias permanecerán, pues repito, vimos en Arnaldo Cogorno una opción de mayor compromiso de cambio social, debemos trabajar en función de apaciguar esas diferencias. De eso depende mucho la conducta del camarada William Fariña, ya que si bien él estuvo el mayor tiempo de su vida en una organización vertical, donde no se permite la disidencia; él también es producto de una disidencia, de un acto de desobediencia total ante un mandato que se había corrompido, de una acción subversiva ante el orden vertical. Precisamente, a este Fariñas es el que más queremos: al alzado en armas contra el poder del capital.
Un Fariñas así estará más cerca del espíritu libertario de los pueblos. Más próximo a la necesidad de luchar contra la colonización ideológica que todavía mantiene cautivo a nuestro pueblo.
Esperamos del camarada un paso en este sentido.
Lo demás es remar juntos. Y como dijera Chente Salazar: ¡Fuerza y Pa´ Tierra!
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