¡Ninguna nación en el mundo se desarrolla sin Estados Unidos!

Las verdades que son a medias, suelen ser las mentiras más peligrosas. En el mundo actual, tan contradictorio como todo lo que ande al revés, se han pronunciado dos grandes verdades a medias que son las dos grandes mentiras nefastas para la conciencia humana. Analicémoslas por separadas sin que dejemos de lado ese punto en que se unen como gemelas.

Winston Churchill fue un mentiroso “simpático” haciendo famosas algunas verdades a medias en favor de las ideologías del imperialismo inglés, tal como: “El problema del capitalismo es: la desigual distribución de la riqueza; y el del socialismo es: la igual distribución de la miseria”. A ningún otro mandatario imperialista le quedaría bien otra simpatía por pronunciar verdades a medias. Hace poco tiempo el Presidente Obama, nobel de una paz que vive bajo las botas de la guerra, le dijo al mudo desde la ONU: “Cada nación debe buscar su propio progreso” ¡De pronto!, caemos en la trampa y llegamos a creer que nos está diciendo una gran verdad. Pero no es así, porque nos está metiendo gato por liebre o espejo por oro, como lo hicieron los colonialistas españoles con nuestros aborígenes.

Obama, mucho más que otros gobernantes en el mundo, sabe que vivimos en un tiempo histórico donde ninguna nación puede progresar, hasta alcanzar un elevado nivel de desarrollo, mientras impere la ley del desarrollo desigual; es decir, sin el concurso solidario de las naciones más avanzadas o, de más alta tecnología y ciencia. El imperialismo capitalista es totalmente contrario a esa tendencia histórica mientras que el socialismo sí lo es en todo el sentido de la solidaridad revolucionaria. Quienes pensaron, cuando Obama habló en la ONU y dijo un discurso hermoso y casi totalmente revolucionario, que sería un respetuoso del derecho a la autodeterminación de os pueblos, pues, ya tienen todas las pruebas en su manos, de que es un gran violador de ese derecho. Lo que es más: Obama avala, legaliza y disfruta de la tortura al ser humano. Si no es así: ¿por qué no ha dado la orden de detener el régimen de torturas diarias que se aplica contra el soldado que está preso acusado de entregar documentos secretos de Estados Unidos a WikiLeaks?

Pero no nos ocupemos ni de las verdades a medias ni de las mentiras descaradas del Presidente Obama ni tampoco de las de ningún otro mandatario imperialista, aunque reconocen que unas naciones progresan más que otras porque gozan de personas más talentosas que otras. Eso no es rigurosamente cierto, por ser otra verdad a medias. El talento, como el conocimiento se transmite o se adquiere a través de la teoría y de la práctica. Más importante que el talento, don inevitable en todas las sociedades sean desarrollada o subdesarrollada, es la solidaridad entre los Estados, los gobiernos, los pueblos, porque allí vienen incluidos el talento, el conocimiento, la inteligencia, la ciencia, la tecnología, la hermandad, el amor al prójimo como a sí mismo, la convicción por la redención de todos los seres humanos

 En verdad, no es lo mismo progreso que desarrollo, aunque éste no puede concebirse sin el primero. Para muestra un botón: Cuba ha logrado notables progresos en varios órdenes de la vida socioeconómica pero, es la verdad verdadera, no es una nación que pueda incluirse en el concepto de desarrollada, si utilizamos el termómetro para medir el nivel de las fuerzas productivas. Pudiéramos decir que progreso es el proceso evolutivo y desarrollo el salto cualitativo. Bueno, no estoy seguro de ello, pero pienso que es así la comparación aunque existen diccionarios que entienden por el primero como un desarrollo progresivo de la sociedad. Creo que un sociólogo sabe de eso muchísimo más, por lo menos, que yo. ¿Pero qué importa la diferencia entre progreso y desarrollo si todos los pueblos sueñan con un día amanezcan siendo alumbrados por la luz de la felicidad para toda la humanidad? Claro, eso significa lucha de clases y solidaridad revolucionaria internacional hasta lograr sus objetivos.

 Vayamos a la otra verdad a medias que no salió de la boca de un gobernante imperialista sino de alguien que habla de revolución y de socialismo: Gadhafi. Hace unos años el gobernante libio, dando apertura a las nuevas relaciones diplomáticas que establecía con el Estado estadounidense luego de condenar todo acto de violencia social para resolver contradicciones de clases o entre países, dijo que no podía haber progreso o desarrollo en ninguna región del mundo sin el concurso de Estados Unidos,

 Es difícil o hasta inconveniente decir “de esta agua no beberé”. Actualmente el propio Gadhafi está siendo víctima de la violencia imperialista encabezada por el gobierno de Estados Unidos y ha tenido que recurrir a la violencia para responder a los agresores. Pero busquemos respuesta a la afirmación hecha por el líder libio hace unos años atrás. Gadhafi tiene razón, pero a medias. Estados Unidos cuenta con el desarrollo de una altísima tecnología que, incluso, sus fuerzas productivas chocan abierta y antagónicamente con las relaciones capitalistas de producción y con las propias fronteras nacionales estadounidenses. Eso plantea la necesidad del socialismo o, mejor dicho, de una revolución proletaria. Lo que sí es una verdad irrefutable es que ninguna nación en el mundo está en capacidad de progresar o desarrollarse sin hacer uso de la tecnología avanzada de los países capitalistas altamente desarrollados. Las demostraciones más evidentes de esa verdad es que la extinta Unión Soviética, con todo el progreso que adquirió, no llegó al escalafón, por ejemplo, de desarrollo que caracteriza al capitalismo imperialista estadounidense como China, aun cuando es una potencia que disputa espacios vitales en la esfera del mercado mundial y los gana, en boca de su primer ministro, sostiene que todavía le faltan cincuenta años de avance para poder alcanzar el nivel de desarrollo de las naciones capitalistas más avanzadas del planeta. Es justo reconocer que el Estado chino se ha valido de sus relaciones diplomáticas –especialmente comerciales y financieras- para la adquisición de tecnología avanzada y, fundamentalmente, estadounidense para su progreso y desarrollo. Pero, si el gobierno chino nos dijera que es imposible el desarrollo de su país o del mundo sin Estados Unidos, nos estaría diciendo una verdad a medias, que resultaría ser una mentira muy peligrosa, porque la verdad verdadera sería la siguiente: sin el triunfo de la revolución proletaria en los países de capitalismo subdesarrollado no habrían gobiernos dispuestos a llevar a cabo la transición del capitalismo al socialismo pero, habría que agregar, es imposible construir el socialismo desarrollado sin que se prodúzcala revolución proletaria en las naciones de capitalismo altamente avanzado. El socialismo, lo enseña inequívocamente el marxismo y la experiencia, no podrá construirse o desarrollarse sino sobre la base de la agonía del Estado o, mejor dicho, para hablar de triunfo verdadero del socialismo es imprescindible que el Estado funcione a medias y el fetiche dinero empiece a perder ese carácter “divino” y “mágico” de su poder. ¿Será eso posible mientras domine el mundo el imperialismo capitalista? Por eso se puede decir que sólo cuando en el planeta impere la ley del desarrollo combinado y supere para siempre a la ley del desarrollo desigual, podrá hablarse de la construcción real del socialismo. Y eso pasa, creámoslo o no, por la derrota y destrucción del capitalismo altamente desarrollado, ya que sobre lo mejor de su legado es posible construir en todo su esplendor el socialismo. , Lo que sí es cierto es que la contradicción entre la tecnología y las relaciones capitalistas de producción generan el rompimiento de la situación mundial por sus eslabones más frágiles. Las insuficiencias del sistema capitalista provoca revoluciones (toma del poder político), primero, en países atrasados o subdesarrollados que en los avanzados.

De tal manera, que si bien para construir el socialismo desarrollado en el mundo es imprescindible la solidaridad de las naciones más avanzadas en técnica y organización social con las menos avanzadas lo es, también, la necesidad del triunfo de la revolución proletaria no sólo en los países subdesarrollados sino, igualmente, en los primeros. Las verdades a medias moldean una conciencia con mayores efectos dañinos que una mentira descarada, porque ésta al correr velozmente termina con sus patas largas fracturadas por los golpes y caídas que le producen las realidades objetivas.



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Freddy Yépez


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