El capitalismo ha encontrado en las elecciones burguesas, en la democracia burguesa, un método eficaz de dominación. Dan una apariencia de libertad, de consulta a la sociedad, cuando en realidad funcionan como válvula de escape del sistema; cada cierto tiempo dan una impresión de renovación, cubriendo el rostro abotagado de un sistema que agoniza en su hartazgo sin límite.
El guión es similar en todos los países donde impera: dos enemigos que simulan lucha, pero dentro del sistema, sin tocar sus fundamentos, y un enemigo externo que sensibiliza el miedo. Veamos.
Los gringos montan su circo con hillary y trump. Los dos van con espuelas embotadas a la confrontación. Se acusan, se ofenden, hablan de sus impuestos, de sus vidas privadas, de las misses, pero el pellizco no llega al río, el sistema goza de buena salud.
Aquí, entre nosotros, la confrontación democrática burguesa sucede casi copiada al detalle. Se enfrentan allup y el Presidente Maduro, cada día es un capítulo de la novela, la gente espera expectante la próxima ofensa: "viejito", "demonio", "viejas", "cacatúas", "comadres"… y el sistema capitalista sigue su marcha triunfal, y los humildes distraídos con la función, esperan el revocatorio y apuestan quién será el sucesor.
El torneo ficticio es aderezado con un enemigo externo, allá son los mexicanos, el peligro de un atentado terrorista. Aquí se esgrime la invasión gringa, las acciones del comando sur, el decreto de obama, esto cuando no están abrazados, en ese caso, se hacen los locos y hablan de una "guerra económica" desatada por el "pelucón" de la polar que es parte de la comisión económica nacional. El circo, no se puede negar, es ameno y es eficaz, nadie pone la vista en el capitalismo que engorda de oro y petróleo, de renta.
La opereta tiene actores secundarios, algún ministro demanda a un actor principal; en otro capítulo, un protagonista acusa a un actor de reparto de fascista y éste "a la una" en punto responde que lo de él es el equilibrio… el sistema goza de buena salud.
Los programas televisivos se mueven en este reality show permitido, atacan, denuncian pero todo dentro del gran guión, no pueden salirse, eso significaría desaparecer. Atacan a los que denuncian el teatro, a los que develan la gran tramoya; esos son "ultras", y esos ataques atornillan al programa. Cuando no están atacando a los permitidos se distraen maquillando los males que están a la vista, que la gente sufre, funcionan como amortiguadores.
La revolución atrapada en este circo languidece, se desvanece, se transforma en su contrario, regresa a antes del 4 de febrero. Es necesario romper con lo permitido, abrir las ventanas, las puertas, para que entre la brisa de la crítica dura, la que va a la raíz, la que no pide permiso, la que dice, por ejemplo, que este gobierno es reformista, socialdemócrata. Dejen que expliquen por qué lo dicen, que alguien le rebata, la Revolución ganaría, la que dice que la operación del arco minero es un crimen de lesa revolución, la que dice que el capitalismo se está fortaleciendo. A esa crítica no se le debe tener miedo, al contrario, se le debe dar cauce. Qué bueno, que valiente sería que en la noche se invitara a la televisión a alguien, por ejemplo, para que hable del arco minero, o la reversión de la soberanía petrolera. No habría peligro de que pertenezca a la oposición; la oposición, recordemos, es parte del circo, no hablan de lo que perjudique al capitalismo.
Pero sabemos, como dice el poema, que son "vapores de la fantasía", el circo sólo invita a los permitidos, lo demás lo hablan escondidos con cuidado de que no los graben.