Nadie fue consultado para condenar al país calarse una telenovela de mal gusto, cuyo libreto ofenden la inteligencia tratándose de un culebrón de esos que patrocina cualquier detergente. Sin derecho a butaca ni consentimiento de los venezolanos, el PSUV y la MUD llevan años presentándonos una fastidiosa comedia que calificamos de bufa, y que por su baja calidad suponemos tendría poca audiencia en otras civilizaciones. O no es verdura el apio.
En ese reparto del culebrón que lleva por título "choque de trenes", siguen actuando dos clases de histriones que no llegan ni siquiera a cañón sucio. Por una parte, el gobierno dejándose oler el pan por una oligarquía parasitaria que nace y crece a la sombra del régimen de facto que los adecos iniciaron con el golpe de Estado contra Isaías Medina Angarita en octubre de 1945. Pero lo que en verdad llama la atención porque resulta demasiado inexplicable, es que el gobierno fanfarronee haciendo alarde del binomio pueblo-ejército, y de repente recula hablando de paz cuando le toca lidiar con cuatro gatos sicóticos, que ya perdieron poder de convocatoria por embusteros y andar ofreciendo lo que nunca podrán cumplir. Entonces, ¿Sera que ahora el chavismo le tiene miedo al cuero después que mato el tigre? Por cierto, si en algo jamás se equivocó Chávez fue cuando media al contrincante, y concluía que "águila no caza mosca".
Y porque conocemos el pájaro por la cagada, existen sobradas razones para pensar que no pasan de ser ridículas las amenazas de paro, juicio a Maduro y toma del Palacio de Miraflores. Sin entrar en mayores consideraciones, valdría preguntarse: ¿Por qué Juan Vicente Gómez y Rómulo Betancourt no se cansaron de aplicar el ácido por aquello de que bueno es cilantro pero no tanto? De modo que escríbanlo como si fuera palabra de profeta: por ahora nada va a poner en peligro la continuidad del ciclo histórico, y por lo tanto los amagos de "choque de trenes" son sencillamente puro peo de agua colonia
Esperamos que después que terminen los juegos pirotécnicos de esa oposición que no encuentra en que palo ahorcarse y que está dando pancada de ahogado, el gobierno decida mover la mata, porque con burócratas y pusilánimes jamás podrá levantar cabeza en tiempos de dificultades republicana.