El
embajador colombiano Luis Alfonso Hoyos expuso gráficos, fotos, mapas,
videos (de Google, según el ministro Héctor Navarro), suministró
nombres e hizo aseveraciones de la supuesta presencia de guerrilleros
en la frontera venezolana y ningún opositor calificó el evento de
show mediático. Chávez ordenó destapar el sarcófago del Libertador,
con el fin de despejar las dudas tejidas a través de la historia que
hasta ponen en duda si realmente son los restos de Bolívar y para los
apátridas eso es tremenda comedia.
La intervención de Hoyos planteando la presencia de irregulares en nuestro territorio que como dice el embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton: si existen es sólo por la incapacidad del gobierno colombiano en resolver sus problemas”, copó la prensa nacional e internacional mientras que la denuncia de una fosa común considerada la más grande de Latinoamérica, ubicada en la localidad de Macarena en Colombia, cerca de un batallón del Ejército, ni siquiera fue reseñada por la mayoría de los medios al servicio del golpismo.
Las denuncias de esa fosa está vinculada con los llamados “falsos positivos”, término que define de la siguiente manera Wikipedia: “las revelaciones hechas a finales del año 2008 que involucran a miembros del Ejército de Colombia con el asesinato de civiles inocentes, para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate dentro del marco del conflicto armado que vive el país. Estos asesinatos tenían como objetivo presentar resultados por parte de las brigadas de combate”.
La senadora colombiana Piedad Córdoba dijo, de acuerdo con las informaciones que escasamente fueron publicada al respecto que: "aquí fue donde comenzó de verdad la política que se conoce como ‘falsos positivos’, los asesinatos a sangre fría para reclamar recompensas, para tener ascensos, para pedir vacaciones, es algo tan vergonzoso…”
Para los medios de comunicación conspiradores eso no significa nada, lo mismo que para el Gobierno colombiano. A juzgar por una nota atribuida a Telesur expresaron como queriendo aliviar su responsabilidad en semejante atrocidad, que no son 2000 los muertos sino 450.
Y el presidente Alvaro Uribe intentando descalificar y confundir a la opinión pública con esos hechos que lo vinculan directamente, denomina la denuncia de terrorismo… ¡Tremenda berraquera viejo man!, como dicen en la Costa del Atlántico!
(*)Periodista