No sabe uno cómo lo hacen. O tal vez sí. Eso de publicar columnas,
digo, en periódicos de la derecha en Venezuela pero parece tener ciertas
particularidades de forma y fondo en estos días de motín ideológico y
no ya de dinosaurios como acusara hace cierto tiempo Carlos Raúl
Hernández a los notables (1995 ) en un
libelo panfletario que exalta al neoliberalismo de las décadas de 1980 y
1990, quienes pedían la reducción del Estado-nación y aún la
eliminación de su ejército y abrir cancha a los inversionistas y
capitales golondrinas, aún en PDVSA. Son quienes hoy padecen el asombro y
a veces ni eso del fracaso de sus infalibles (eso decían) modelos
económicos y políticos; que como suerte de las Cinco vías de la
salvación (Santo Tomás, dixit) propalaban por todo el universo-mundo,
Fondo internacional mediante o Banco Mundial, su alter ego en su
prédicas de la libre empresa (que en realidad suelen ser corporaciones
monopólicas urbe et orbi pero eso es un detalle insignificante e
irresoluble del capitalismo cual las paradojas de Zenón).
Mtutatis mutandi, allá como aquí la ambigüedad campea tanto en la
práctica como como en el discurso o doxa periodística; la treta de tales
escribidores de oficio y beneficio parece tomar vuelo bajo el tenor
siguiente: establecen alguna premisa (peregrina, como decía el
personaje aquel) en que para quedar bien con la conciencia tantas veces
salpicada, declaran una cierta adhesión a la filosofía
marxista-leninista de gran tronío como el sacudimiento de un gran árbol
de cae cual el espectro del hachador perdido de que hablan en el
llano, a lo que sigue un inciso donde hacen alarde de sus luchas pasadas
y del "profundísimo" dominio que dicen tener de
los conceptualismos presentes en la obra de Karl Marx (así en alemán,
dicen) y se elevan hasta abstracciones tales que llegan a saber "Por
dónde es que le entra el agua al coco", según la conspicua expresión del
Dr. Alberto
Nolia.
No como esos neomarxistas, siguen argumentando a semejanza del
publicano en el Templo de Jeruzalén que se creía muy santo y bendito,
no como esos neomarxistas-chavistas de hoy que se dicen tales por fines
crematísticos, esto es, que se benefician del gobierno de diversas
formas, no digamos los contratistas de toda ralea y pelaje sino esos que
a todo llaman socialista...Aquí es donde parece que se les metiera el
diablo (de la oposición y recurren a sus mismos argumentos y
descalificaciones) y aquello lo que da es miedo. Así tiene ud un
articulista de izquierda en la derecha; donde concluyen que en Venezuela
no hay ningún socialismo ni nada. La emoción negativa parece
embargarlos y así en ese estado, impiradillos, despotrican de
mercal,pdval , las misiones de salud y educación, de las empresas bajo
control obrero,
de los consejos comunales, de la comunas y hasta de la madre que los
parió (la patria, pues) ya que el Comandante-Presidente dijo que no todo
había llamarle socialista...Y por ahí se van como trompo tatareto por
el pedregal cuesta a bajo en la rodada.
Estos articulistas de izquierda en la derecha, según observa un
compañero de trabajo en la Misión Sucre, tiran la piedra y esconden la
mano: de tantas vueltas y revueltas terminan vomitando, como no podía
ser de otra manera, frases y consideraciones que en vez de favorecer
terminan perjudicando los logros de la revolución bolivariana en
Venezuela, en lugar de llamar a la reflexión a la población y a los
cuadros pueden crear desencanto, ya que para estos intelectuales y
docentes universitarios para no desentonar será en ciertos diarios
derechistas nada del chavismo les parece
bueno. Porque ellos sí es verdad que son marxistas y saben cómo es que
debe hacerse la revolución aunque no militan en nada ni un coño sino
que escriben ahorita en vacaciones desde su apartamento de playa.
No saben y no pueden saberlo porque no son militantes propiamente
revolucionarios ni viven en los sectores populares que con 60 bolívares
pueden comprar una buena bolsa de comida en el mercalito con todo... y
poniendo 20 bolos más llevan carne, o que si les duele un juanete en el
CDI les hacen los exámenes, recibe medicinas y hasta lo pueden mandar si
el caso a merita a un centro de rehabilitación fisiológico; también
con un bolívar puede comprar en el quiosco el diario Correo del Orinoco
que los sábados y domingos trae revistas y últimante los dás miércoles
El
Especulador Precoz, el único periódico que especula pero no dan
empleo... Y todo eso de gratis. Si eso no es revolución para nosotros
los pobres y brutos del mundo,¿dígame ud qué será, amigo articulista de
izquierda en la derecha, qué será? (Oh, qué será, qué será, como dice
Willy Colón). Con amigos así en las páginas de opinión de los "grandes
periódicos referencias" de Venezuela, ¿para qué necesitamos enemigos?
Nota
bene:
Aquí
en el diario El Impulso de Barquisimeto se da poco ese caso pero a
veces suceden cosas...que da dolor de ver a alguien en el desamparo,
como dice Alí Primera.
luissaavedra2004@yahoo.es