En la Venezuela del siglo XXI hay un conflicto de poder existente como el que teorizó Nicolás Maquiavelo: “en toda República hay dos espíritus contrapuestos, el de los grandes y el del pueblo, y todas las leyes que se hacen en pro de la libertad nacen de la desunión de ambos...”. Marx y Engels fundamentaron en sus escritos los conceptos de luchas de clases que han devenido a través de la historia entre pobres y ricos, patricios y plebeyos, feudales y siervos, capital y proletario, etc. En el caso venezolano, yo agregaría según nuestros propios códigos y conceptos en una lucha de clase moderna clasificadas entre: ¡chavistas y escuálidos!
En el bando “escuálido” nos topamos con el pensamiento derechista de la oligarquía arribista, descendencia de la burguesía colonialista que conservan el mimetismo de abolengo y sangre azul, de empresarios, iglesias, medios privados de la comunicación y algo extraño, de una clase media que los mismos burgueses califican de recién vestidos o incluso gente humilde del barrio alienada inocentemente en la trampa de la guerra de cuarta generación de los medios de comunicación y redes sociales del nuevo tiempo. Por otro lado, en el “chavismo” se hace la referencia de un socialismo democrático con participación protagónica del pueblo y el capital dentro de la cotidianidad donde se incorpora al campesino, los trabajadores, la clase media, los intelectuales, los utópicos y hasta los burgueses. Esto ha sido definido como el “Socialismo del Siglo XXI” en un formato a la venezolana con sus propias necesidades y modos de vida.
¿Qué ha sucedido en estos años con la revolución bolivariana que ha sido tan vilipendiada con la propaganda burguesa que despunta con sus cómplices internacionales? ¡Venezuela se hace objetivo para crear la lucha de clases en la convenida guerra asimétrica de cuarta generación! Además, a la par de este tiempo, que se ha enfrentado sabotajes, golpes de estado y formatos recientes de terrorismos, neo-fascismos y lo que en denominamos guarimbas, las mismas que han buscado de crear una implosión social para una guerra civil de pueblo contra pueblo, la misma que evitó Chávez en su momento y que el propio Maduro ha contenido con un mensaje de paz, que sin embargo, nos sigue arrojando pérdidas humanas y materiales.
El concepto de formato golpista del nuevo tiempo se activó en la Venezuela actual con la intención de provocar al pueblo chavista para enfrentarlo como clase social al pueblo escuálido. Decía Maquiavelo: "divide y reinarás", en nuestro caso, apunta cuando la mente se fragmenta con titulares desconectados entre sí y se deja de analizar (qué, porqué y para qué de cada información) y se convierte en consumismo de órdenes psicológicas direccionadas a través de consignas. Como búsqueda del baño de sangre en las calles con la lucha de clases, titulares e imágenes de los medios de comunicación o redes sociales se hacen mísiles y balas de mentiras repetidas una y otra vez, para que se disparen al cerebro y así poderlo convertir en el teatro de operaciones de lo que llamamos la guerra de cuarta generación. Estamos viviendo un momento donde muchos cerebros disociados de una generación de jóvenes y no tan jóvenes asumen la bibliofobia. Es parte del libreto golpista, de hacer involución al pueblo lleno de luces para devolverlo a la ignorancia. El imperio necesita sostenerse en el tiempo y por ello una pretendida intervención de sus apetencias diabólicas de neocolonialismo cubierto de lacayismo local que vaya en búsqueda de los recursos naturales que Dios nos encomendó.