Pobres habitantes de Chacao y etc íd derivados sucursales y afines, optan como el chinito de la canción: “…chinito siembla cebolla / sale tomate / y en ete mundo tan glande / maldigo mi suelte helmano / chinito siembla un chinito / y sale un amelicano…
Viejísima canción popular -no me preguntes de cuando, esa del chinito- y era bien buena pa´uno echá un pie con una muchacha bonita y salpicar el baile con la guachafita.
Mas, al grano; la escualidad de Chacao y demás distinguidas altas aldeas urbanas, por supuesto, ilustradas, votaron por sujetos que supuestamente les garantizarían paz y tranquilidad -Capriles, Blaide, Oscariz y etc-pero no fue así; huelga abundar en las razones, cada quien saque sus cuentas.
Metieron la pata, es cierto, cuando creyeron en pajaritos preñados; pero ahora tendrán el chance de sacarse el clavo votando por los candidatos de la revolución, a menos que no puedan ver más allá de sus narices y crean en el agua tibia, de tal suerte que recaigan en la pesadilla de tragar humo parejo y acumular más y más enfermedades de similar naturaleza de la ya consabida enfermedad mental: el escualidismo crudo.
540 años de televisión en la que solamente se difundieron los valores del consumismo capitalista imperial, no salen fácilmente de la cabeza de un zombi, tal el escuálido; es más, esa enfermedad se transmuta en genética, así que la medicina actual debe abrir líneas de investigación que den con la curación porque no es normal que una persona vaya tozudamente en contra de sus propios intereses, tal es el caso de la escualidad.
Tal vez nada más pertinente para dar con la solución de la locura de esa clase política escuálida, que la antropología y la zoología, no olvidemos que hasta el estagirita Aristóteles anticipó calificar a la escualidad como una desviación del zóon politikon, francamente no lo dijo expresamente pero, lo dijo, basta que tú te sumerjas en sus consideraciones y matarás tus propios piojos, a gusto.
Ir contra sus propios intereses es una locura, así de sencillo, pero pedir peras al “horno” no es fácil. El drama de la escualidad es, entre otras cosas, que no tiene noción de contexto ni de porvenir porque de tanto ver televisión truculenta ha sido despojado de su posible capacidad de ver con sus propios ojos, el escuálido es un zombi, por no decir un muñequito con hilos.
Poco o nada le importa a la dirigencia de la MUD llevarse en los cachos a su propia gente (algunos lo hacen con el rabo, inclusive) con tal de tratar de tumbar a Maduro, que es el Presidente electo por la gran mayoría de los venezolanos, y eso tiene que reflexionarlo la gente del gueto de Chacao y similares. Igualmente, poco o nada le importa al imperialismo aplastar a esa dirigencia irresponsable y limpiarse el culo con ella porque lo que al imperio le importa es el petróleo nuestro.
¿Qué no hay 540 años de televisión?
Veamos:
Sinceramente yo no soy bueno en matemática, bueno es el Patriota Britto García, quien reciente desplegó brillantemente en uno de sus artículos de tronío “Las tetas de Mamá Venezuela” una descripción descarnada de la realidad venezolana y mundial, digna de estudiarse y asimilarse, a punta de cifras irrebatibles; pero, me atrevo a afirmar que desde la llegada de Cristobal Colón a Venezuela hasta la caída de Pérez Jiménez, son si no 500 años, aproximadamente esa cifra; y si se le suman los 40 años de la guanábana adecocopeyana, eso suma 540 años como promedio.
Ahora bien, ¿acaso los espejitos que Colón trajo para embaucarnos, a los aborígenes, no era eso la televisión de la época, así como RCTV lo fue en los tiempos de Rómulo Betancourt, Raul Leoní, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera, Jaime Lusinchi, CAP otra vez, Caldera otra vez?
Sólo os expongo una muestra de esa mierda de televisión porque a decir verdad ese es un mal duro de sacar, esa es una causa radical de tanta locura.
¡Escuálido, ármate de dignidad y sácate el clavo, busca a la revolución!
¡Todos podemos coexistir en sana paz, como hermanos, si nos atenemos a la Constitución Bolivariana, que es el librito de todos, quiérase o no; la paz beneficia a todos!
Otan:
Corrijo, es que no sé leer, pero, me escriben; el referido artículo de Britto García no se intitula “Las tetas de Mama Venezuela” sino “Venezuela Madre” y su lectura podría hacerle bien a cualquier escuálido ciego sordo y mudo, tal Monseñor Urosa -y el resto de su secta- que oye al pueblo con los oídos taponados con corchos.