Mujer valiente que nunca mira para atrás ni para sonreír y, no corre, pues nunca anda apurada, ya que vive al día y, si nuestro país tuviera unas cien, María Corina, estaríamos al día, cada quien en lo suyo, como debe ser con inteligencia y, alborotos provechosos siempre que convengan, porque eso es lo que sabe la líder ex diputada, sacarle provecho al tiempo, llevar a voluntad la espera de la caída y mesa limpia y, bien acompañada frente a la Fiscalía llegó y, asomo un pase lateral de vergüenza al entrar de lleno a ella a dar la cara y, exclamar sin trifurca: Venezuela soy y, aquí estoy si no me han visto y, soltó un penalty de ira, inocente soy hasta que la suerte me acompañe.
Antes de entrar al recinto de su ofuscación política se tiró una selfy, la que se fue inmediatamente vía tuiter como una muestra más de su pasión por el cumplimiento del deber obligada y, con una tristeza de sirena fuera del agua tuvo que entrar sola al no aceptársele un abogado de compañía que le diera lecciones leguleyas que atajara premisas mal puestas en su contra y, para mayor pesar y desorden a su nivel de dama oligárquica fuera de su contorno social no pudo manosear el expediente de su grotesca y falsa acusación que la mantiene mal nutrida de rabia en el calvario de su intimidación.
Mientras, a pocos metros de distancia, sus simpatizantes coreaban su nombre con una singularidad que evaporaba el aire de la terquedad del silencio en que la otra líder, Lilian Tintori, que asusta con la fuerza de su presencia por su proceder resolutorio de grandeza de ser la esposa de lo máximo que existe en el país como líder de envergadura fascista que, preso se mantiene por poner a girar a varias ciudades del país en una órbita incómoda por más de tres meses en pacíficas manifestaciones de estudiantes que querían el poder sin votos y, a él como su jefe como seguidor de don Pedro Carmona de mandar sin las instituciones del Estado y gritar, yo...
La presencia de, María Corina, en la Fiscalía, pertubó la vida nacional de un apretado acontecer, pocas veces visto, en que Chacao dejaba de ser el centro de la confabulación de la oposición que, desde la MUD se monitorizaba el deselance de una causa que tiene a la Maricori en el desvelo más inquieto de su carrera política de ser encarcelada como una política cualquiera sin rango mundial a su estatura que, a decir de muchos, es una terquedad de jugar con los valores en ascenso y, no sólo eso, sino que, también están intervenidos su correo, su teléfono, sus comunicaciones que infiltrados como están la mantienen en vox pópuli en zozobra mediática. Todo un deceso de tranqulidad que le tapa sus oídos con ruegos malsanos de nunca acabar y, que ella no sabe a que atenerse si Maduro y Diosdado no la quieren ver libre que, aún así, los mantiene en una foto de ellos dos en su alcoba con delirio.
María Corina, en su afán de hacerse comprender esta vez frente a la Fiscalía gritó, libre soy y libre seré, no hay fiscal que me acuse como tampoco ley que me desampare y, con su collar de bolitas amarillo-azul-rojo que en su pecho tenía como adorno coloquial que más abajo casi al final un cruz asomaba en su auxilio, como la que espera no ser contagiada y que, la libre de sutiles pretensiones extrañas, buscaba quizás, un desagüe que le diera luz en ese tunel que la quieren meter sin razón y, que ella catalogó de un berrinche sin asidero en su contra de involucrarla en un supuesto magnicidio cuando ella lo que quiere es la renuncia del presidente Maduro a su manera.
Y, así un acto más llegó a a su fin por ahora y, ella bien sabe que las cárceles se hicieron para los hombres mas no, para las mujeres como ella y, lo más especial que pudo haber ocurrido frente al Ministerio público ocurrió y, fue cuando un borrachito que dormía en un banco de la plaza de Parque Carabobo, despertó y gritó a todo pulmón, que viva Chávez, carajo.