“La salida”, como casi todos sabemos, fue propuesta que Leopoldo López de Voluntad Popular (VP) y la señora María Machado, presentaron al país para deshacerse del gobierno, saltándose principios constitucionales que norman la sustitución presidencial. Por su definición misma, envuelta en la consigna “Maduro vete ya” y la forma de lucha implementada para lograr sus fines, cuyos detalles son bien conocidos, que en esencia se caracterizó por el uso desmedido de la violencia, no fue más que una intentona de golpe de Estado. Se procuró crear una situación de hecho que obligase a buscarle una solución inmediata sin respetar la institucionalidad.
Su forma de lucha, desarrollada fundamentalmente en los espacios naturales de la clase media, que implicó desarreglarle la vida cotidiana, exigía una solución inmediata. Debían saber bien los promotores que su propia gente llegaría a un momento que diría como aquel viejo adagio “bueno es culantro pero no tanto”. Se cansaría de tanto humo, basura acumulada, disparos al garete, crímenes cometidos en su nombre y de esperar una respuesta de algún lado que marcaría el punto de cierre de aquel infierno, soportable por dos o tres días quizás pero no por tan largo tiempo y sin saber hasta cuándo. Esperando el golpe de cuartel imaginario se le fueron los días. Sin contar la necesaria reacción en contra de comerciantes y empresarios también partidarios de salir del gobierno pero nunca a inmolarse y perder lo que han acumulado.
El más ligero análisis, tomando en cuenta todos los factores, rasgos de la coyuntura y fuerzas puestas en movimiento, hacían pensar a cualquiera con poca imaginación, que aquello llegaría rápidamente al agotamiento. En efecto así fue. Siendo precisos, pudiéramos decir que ese agotamiento se produjo más temprano de lo que pudimos imaginar. Algunos detalles que vale recordar, es cómo la oposición misma, pese las simulaciones, evasivas, por si acaso, no estuvo en sintonía con aquella aventura loca. Luego fue un proyecto azaroso montado sobre la falsa idea que aquellas desmedidas acciones serían necesariamente seguidas por un importante alzamiento militar y quizás por una reacción en cadena del movimiento popular; lo azaroso, sin hablar de la verdadera disposición que prevalece en esos espacios, lo que podría llevar a una discusión llena de subjetivismos y sueños, quedó demostrado que los promotores de “La salida”, se quedaron con los crespos hechos.
Esos mismos promotores, quienes se identificaron ante el país y “tiraron el resto”, como López quien corrió el riesgo que le encarcelaran convencido que sólo tardaría horas en prisión – ya lleva tres o cuatro meses y no sabemos hasta cuándo estará en la situación que ahora confronta- y la señora Machado lanzando por la borda su representación parlamentaria, demostraron incompetencia y hasta excesivo oportunismo, para manejar asuntos muy complejos.
La magnitud del error, pésimo cálculo, demostración de incapacidad para enfrentar los avatares políticos, quedan por demás comprobados, cuando ahora, después del desgaste, lo que de por sí es una clara derrota, el resto de la oposición a través de Luis Vicente León, de Datanálisis, Capriles, los obispos, Ramos Allup, etc., reconocen que “La salida” sólo logró dañar a la oposición y fortaleció al gobierno.
La historia venezolana de fines del siglo veinte, estuvo llena de circunstancias como esas. El vanguardismo puesto de manifiesto en “La salida”, que ignoró por completo los problemas de la gente, incapaz de ofrecer una oferta que el pueblo pueda hacer suya, porque se fundamenta en sus dificultades y carencias y sólo le pidió, mediante su accionar le acompañe para luego someterlo o pasar por alto sus aspiraciones, es de vieja data y siempre ha tenido el mismo fin; ese de “La salida”, que se distanció más de lo que estaba del pueblo y ´de su propia gente, tanto que la MUD, lejos de expresar la unidad está enredada en una seria confrontación. Además, los señores Machado y López, justifican sus acciones dentro de un marco legal y político que se inventaron, sin asidero real y por tanto incomprensibles para la gran mayoría de los venezolanos, que en un 89 %, según Capriles, repudia aquellas acciones.
Gracias a “La salida”, por ahora, el gobierno ha podido disipar las nubes grises.