Amigo Raúl:
No te voy a llamar traidor, eso lo dejo a tu conciencia. Tienes derecho a pensar lo que quieras y a decirlo a los cuatro vientos, porque vivimos en un país democrático. No te critico que no te guste la Reforma, ni que vayas a votar no, ni que hayas dado una rueda de prensa para contárselo a todo el mundo. Pero hay tres cosas que no te perdono y quiero que las sepas, no para que cambies de parecer, sino para que reflexiones sobre tus errores.
1. No te perdono que hayas esperado el primer día de la campaña para decir que no te gusta la Reforma. En la Asamblea Nacional pidieron derechos de palabra José Vicente Rangel, quien fue Ministro de la Defensa como tú y Aristóbulo quien también fue Ministro, y expresaron sus puntos de vista. También estuvo Eleazar Días Rangel, simplemente un periodista, pero inclusive estuvieron Julio Borges, Henry Ramos Allup y otros más, exponiendo lo que no les gustaba. ¿Por qué tú no hiciste eso? ¿Por qué esperaste? ¿Cuál era tu plan? Cualquiera de tus propuestas podría haber sido incluida, pero tú no permitiste esa posibilidad. No haber dicho lo que no te gustaba en el momento en que la Asamblea abrió las consultas demuestra que tu intención no es constructiva, ya que no permite corregir errores, en caso de que estos realmente existieran. Y si tu crítica no es constructiva, lógicamente es desleal.
2. No te perdono que hayas dicho que, de aprobarse la Reforma, esto constituiría un golpe de Estado. Este argumento, absurdo por demás, demuestra que desprecias al pueblo, que piensas que los que vamos a votar que sí (que sin duda seremos la mayoría, como tú bien lo sabes) somos autómatas o manipulados, y que no sabemos lo que hacemos. Hermano, ese discurso está bien para los disociados, para aquellos que se creen mejores que todo el mundo, que tienen más derechos que los demás y que son más inteligentes, cultos y preparados que el resto de los ciudadanos. Pero nunca para alguien que se ganó el amor de ese mismo pueblo el 13 de abril. Pero, ese axioma extraño en el cual el voto del pueblo constituiría un “golpe de Estado” (¿?) demuestra, además, que le tienes miedo al pueblo. A un pueblo que sabe lo que le conviene, aunque ahora eso no te convenga a ti.
3. No te perdono que le hayas hecho un llamado a tus “compañeros de armas”, y que les hayas insinuado que deben actuar, frente a esto que tú has llamado “golpe de Estado”. Si dices que hay un golpe de Estado y luego haces un llamado a tus compañeros de armas, cuando hasta apenas unas semanas tú eras Ministro de la Defensa, cuando pasaste toda tu vida ganándote el respeto de ellos, cuando tienes tres soles en tu hombro, ¿qué debo suponer que les estás diciendo?. ¿Sabes algo?: ni a ti ni al mismo Simón Bolívar resucitado le permito que jueguen con mi paz, ni con la paz de mis hijos. Y déjame aclararte que las dos primeras cosas que dije no te las perdono como revolucionaria, pero esta última no te las perdono como madre. Porque la paz de mis hijos no es negociable.
Por último, me voy a permitir darte un consejo: ten cuidado con quien te reúnes y quién te aconseja. Después de lo que has hecho, será muy fácil para ti conseguir un papel protagónico en el reality show oposicionista. Sin embargo, nunca creas te creas esos amores sobrevenidos. Lamentablemente para ti, los amores sinceros los dejaste atrás. Tú sigue ese camino, si así lo prefieres, que yo me quedo con el pueblo.
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