"Al vino nuevo; odres nuevos" (MC.2, 22)

No se puede echar “vino nuevo” en vasijas viejas…pues se pueden romper las vasijas y se pierde el VINO. Esto lo dijo JESUS DE NAZARETH para explicar que su DOCTRINA (vino nuevo) necesitaba de nuevas estructuras RELIGIOSAS (odres nuevos) para poder contenerse pues las estructuras de la “religión tradicional” no la resistirían, se romperían y su DOCTRINA ser perdería. Y así ocurrió en la historia de nuestra Iglesia. Aquella DOCTRINA DE JESUS necesitaba de nuevas estructuras ya que la “religión oficial” no la resistiría y la rechazaba. Lo mismo las personas que recibirían su DOCTRINA tendrían que “NACER DE NUEVO” (Jn.3,3) para poderla recibir y asimilar. Se necesitaría una “matanoia” (cambio interno radical); sino se “perdería el VINO” en ellos. La Iglesia PRIMITIVA la formaban hombres y mujeres CONVERTIDOS y que de forma ORGANIZADA EN PEQUEÑAS COMUNIDADES, se reunían para PONER EN PRACTICA entre ellos, la DOCTRINA DEL MAESTRO JESUS de forma RADICAL. Eran LIBRES y jamás se sometieron a las “caducas vasijas u odres” de la “religión judía tradicional”. Ellos sabían que en ellas no podía funcionar la “NUEVA VIDA EN CRISTO”.

En la historia vemos como desde Constantino (Siglo IV); cuando se “romanizó” la iglesia de Cristo; encasillándola en las “viejas y caducas estructuras (odres) del Imperio; empezó a “derramarse el VINO”; desperdiciándose y adulterándose hasta convertirse en “hiel y vinagre”; siguiendo con las aberrantes experiencias de las “cruzadas y de la santa inquisición”; provocando así la BENDITA REFORMA que cuestionó de “raíz” la espantosa desviación; tratando de “recoger el VINO desparramado”, como lo trató de hacer siglos antes los “mendicantes” en la figura de SAN FRANCISCO DE ASIS y otros. Después de muchos siglos con el “VINO CONGELADO”; llegó el Concilio Vaticano II a tratar de “descongelar el VINO de la PALABRA”, llevándonos a la RAIZ de nuestra DOCTRINA CRISTIANA: EL EVANGELIO ORIGINAL de JESUCRISTO. Dirigimos nuestra mirada de nuevo a las COMUNIDADES PRIMITIVAS y sentimos buscar en ellas las “VASIJAS ORIGINALES” para que no se siguiera derramando y perdiendo el VINO NUEVO. De allí surge la necesidad de la nueva Eclesiología Post Conciliar; donde descubrimos que la IGLESIA ES EL PUEBLO DE DIOS y nosotros (La Jerarquía) somos sus SERVIDORES (Ministros) y no al revés como lamentablemente todavía se concibe. La necesidad de una NUEVA ORGANIZACIÓN ECLESIAL se plasma en la creación de las COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE, para que el PUEBLO pueda PARTICIPAR y ser PROTAGONICO en la tarea de la Evangelización que nos delegó JESUS. La Iglesia somos TODOS. De una organización “piramidal”, hemos de pasar a una estructura “circular” donde sea el PUEBLO DE DIOS quien, a la luz del ESPIRITU, pueda discernir quienes deben ser los elegidos para SERVIRLOS y dirigir la “BARCA” y para que el VINO NUEVO (Evangelio) se beba; es decir, se VIVA y no se siga “avinagrando o desperdiciando”. Es en el PUEBLO DE DIOS donde se manifiesta el ESPIRITU y sus “verdaderos” (mas que legítimos”) Servidores (Ministros) lo puedan discernir con claridad y siendo TESTIMONIO VIVO para que el PUEBLO CREA. Nace en ellas (CEB) la TEOLOGIA DE LA LIBERACION como instrumento EFICAZ.

En la Sociedad Política Venezolana está pasando lo mismo. Para una nueva SOCIEDAD (vino nuevo), se necesitan ESTRUCTURAS NUEVAS. De ahí la necesidad de la REFORMA CONSTITUCIONAL. La Constitución del 99 fue una “vasija” que construimos JUNTOS como PUEBLO; inspirados por el ESPIRITU y logramos hacer una de las mejores VASIJAS de la historia Constitucional. La tuvimos que hacer rápido para que el VINO NUEVO de la Nueva República no se siguiera “adulterando ni derramando”. Al cabo de unos años, nos dimos cuenta que habían quedado algunas “grietas” por las cuales se seguía derramando el vino (algunas goteras) y había que “repararla” (no cambiarla). Con una vasija con “goteras” no se podía seguir “echando el VINO NUEVO de la Nueva Sociedad que deseamos construir con la PARTICIPACION DE TODOS. Seguir echando VINO en esa “vasija agrietada” no tendría sentido; hay que “reparar” la “vasija” (La Constitución). He aquí la importancia de la REFORMA y de la necesidad de hacerla “lo más pronto posible” para seguir construyendo la NUEVA PATRIA. Algunos SI lo entienden, otros NO. Lo mismo pasa en la estructura ECLESIAL…pero debemos CREAR NUEVAS Y RESISTENTES VASIJAS para que no se siga derramando el VINO NUEVO. Es la responsabilidad que tenemos los que CREEMOS EN EL VINO NUEVO. Amen.

*Párroco en Caricuao



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