Una reunión en la casa del partido Podemos en Marigüitar, capital del municipio Bolívar del estado Sucre, celebrada anteayer jueves 15, dá cuenta de una sentencia proferida a los presentes por un alto dirigente de esa tolda política: “¡El que vote por el Sí que se olvide de que va a tener empleo en el 2008!...”.
La reunión era con el personal contratado de la gobernación, y lo menos que se esperaban los padres y madres de familia allí convocados era ese baño de agua fría. Se les obligaba, estómago mediante, a traicionar a Chávez; un presidente por el que el 90% de los 8 mil contratados que tiene Ramón Martínez sienten una devoción inmensa. És el mismo Chávez por quien el gobernador les enseñó a pelear y a defender, cuando gritaba a los cuatro vientos que “Chávez es el mejor estadista de la historia de Venezuela, y el único que ha velado por los intereses del pueblo”. Ahora Ramón dió una voltereta y ya Chávez “no es tan bueno ni tan popular”. Ahora “es un autócrata golpista dictadorzuelo que quiere matar la democracia e imponernos un comunismo retrógrado para matar de hambre a la nación venezolana” (¡Creo en Dios padre!…).
Y era increíble escuchar tales amenazas de voceros de Podemos, porque fue precisamente Ramón Martínez quien causó toda una conmoción en el país con aquel decreto de la libertad de pensamiento, donde juraba que a nadie se le coaccionaría políticamente para trabajar en la gobernación.
Ahora es un hecho la amenaza que se cierne sobre estos miles de compatriotas, que ya en enero saben que el pan de sus hijos no llegará a la mesa, y tendrán que empezar una dura batalla para sobrevivir en un estado Sucre donde la oferta de empleo es tan escasa como dolorosa. Pido que la Asamblea Nacional, el Ministerio del Trabajo y la Defensoría del Pueblo tomen las previsiones de urgencia en este caso, y al gobierno nacional que implemente un plan de emergencia para garantizar la continuidad laboral de estos compatriotas.
Son por lo menos 7 mil contratados, que si los multiplicamos por su carga familiar de 4 personas mínimas por hogar, estaríamos hablando de unos 28 mil compatriotas a los que les aguarda un futuro tétrico. Lo que nunca ellos se esperaron: Que fuera la misma revolución (en este caso de la que se jactó toda la vida Ramón Martínez) la que los fuera a expulsar a la inopia, sencillamente porque un día se le ocurrió a un gobernador “chavista” despegarse de su pueblo y mandarlo al infierno.
Juro la urgencia de un acto de reflexión por parte de Ramón Martínez, porque es muy feo que él ande por allí en los brazos de la oposición; la misma que fue capaz de infligirle a este noble pueblo las perfidias más terribles de su historia reciente: Quitarle la comida, el gas, el beisból y hasta las navidades; ejecutar contra la industria petrolera un sabotaje jamás visto; accionar un golpe fascista donde el corolario fueron las muertes, los allanamientos, las torturas y las razzias sociales; y dejar sin empleo a 300 mil venezolanos con aquel paro empresarial infernal.
La única esperanza de redención que tienen las masas desposeídas de este país es la revolución bolivariana, y con ella morirán a pesar de las amenazas, las intimidaciones y la perfidia de una derecha reaccionaria que está llena de billetes, pero huérfana de grandeza patria. Y Ramón Martínez, para asombro de los sucrenses que otrora lo ovacionaron y expusieron el pellejo por él, se está pareciendo mucho a ella. Es triste, pero es así. Y si no, que lo digan los 7 mil compatriotas amenazados, cuyo único pecado és el de serle fieles al presidente más humanitario de la historia contemporánea. ¡Váde retro, satanás!...
(jeramedi@yahoo.es)