Deuda ecológica y climática: ¿Quién es el responsable?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Photo : Paul Kagame, World Economic Forum, 2015, CC, Flickr, https://www.flickr.com/photos/paulkagame/23421597713

Los conceptos de deuda climática y de deuda ecológica son fundamentales para lograr la bifurcación ecológica. La deuda ecológica, la que deben los Estados del Norte —en particular, los más ricos y las grandes empresas— a las poblaciones del Sur global, debe ser reconocida. Ese reconocimiento debe dar pie a la anulación de la deuda de los países del Sur global y a las reparaciones que deben desembolsar los Estados del Norte. Estos últimos deben gravar a sus ciudadanos y ciudadanas más ricos con fuertes impuestos y asumir la responsabilidad del cambio climático y las acciones necesarias y urgentes para limitar al máximo sus consecuencias y su empeoramiento. [1]

Sommaire

¿Quién es el responsable?

Las clases dominantes de Europa occidental se lanzaron a la conquista del mundo a partir del siglo XV, imponiendo relaciones capitalistas mercantiles para la exterminación, la reducción a la esclavitud y la explotación colonial

Durante un proceso, la persona responsable de un delito o de un crimen está condenada, en general, a pagar «daños y perjuicios» e intereses. Esa persona debe pagar reparaciones para, de alguna manera, compensar las consecuencias de un acto que no puede ser anulado.

Los países del Norte —principalmente los más ricos y las grandes empresas— cometieron numerosos crímenes. En el Norte, transformaron la fuerza de trabajo durante un largo proceso, que se extendió por varios siglos, para llegar a la revolución industrial.

Entre los siglos XVI y XVII, pusieron fin a los bienes comunales en el campo, privaron a los artesanos de sus útiles, y así organizaron un amplio movimiento de desposesión a las clases trabajadoras para forzarlas a trabajar en las grandes manufacturas.

Las clases dominantes de Europa occidental se lanzaron a la conquista del mundo a partir del siglo XV, imponiendo relaciones capitalistas mercantiles para la exterminación, la reducción a la esclavitud y la explotación colonial de los pueblos de América, Asia y África. Esas clases dominantes destruyeron numerosas industrias locales como fue el caso en la India, durante los siglos XVIII y XIX, bajo la dominación británica, o en Indonesia bajo la dominación holandesa. Eso condujo a la generalización de la revolución industrial en la primera mitad del siglo XIX en los países occidentales del Atlántico Norte. Ese movimiento se extendió a Japón en la segunda mitad del siglo XIX. Las clases populares del Norte fueron obligadas a trabajar en condiciones de sobreexplotación a lo largo de todo el siglo XIX y comienzos del siglo XX, mientras las manufacturas, que utilizaban masivamente las energías fósiles, funcionaban a pleno rendimiento y emitían cantidades cada vez más importantes de gases con efecto invernadero.

Para saber más: Éric Toussaint, La globalización a partir de Cristóbal Colón, Vasco da Gama y Hernando de Magallanes hasta hoy, publicado el 25 de diciembre de 2021

Los grupos capitalistas dominantes agotaron las reservas y contaminaron el planeta por medio de la utilización excesiva de las energías fósiles, la sobreproducción, e incluso la imposición, desde los años 1980, de una globalización neoliberal absurda desde el punto de vista de los intereses de las poblaciones del Sur y de una gran parte de los pueblos del Norte, y de la preservación del planeta. Ese modelo de mal desarrollo está basado en la agricultura intensiva y en una industria extractivista de materias primas enfocadas ambas hacia la exportación. Los intercambios internacionales se hacen por medio de barcos portacontenedores y por avión, que producen enormes expulsiones de residuos y de gases de efecto invernadero.
Como durante un proceso, los responsables deben ser condenados y deben pagar daños e intereses a la altura de los perjuicios producidos.

Los países del Norte son históricamente responsables del cambio climático

El desarrollo del sistema capitalista globalizado por los países del Norte fue un proceso terriblemente destructor.


Gráfico 1.1. Emisiones históricas con relación al «carbono restante disponible para
limitar el cambio climático» [2]

Interpretación: El gráfico muestra las emisiones históricas por regiones (columna izquierda) y el carbono restante disponible (columna central y derecha) para tener el 83% de probabilidad de mantener por debajo de 1,5 ºC y de 2ºC, respectivamente, el calentamiento de acuerdo al IPCC AR6 (2021). Las emisiones regionales están exentas del carbono incorporado en bienes importados y servicios de otras regiones. Fuentes y series: wir2022.wid.world/methodology y Chancel (2021). Datos históricos de PRIMAP-hist dataset.

Además de haber emitido la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero de la historia de la Tierra, Europa y América del Norte emitieron más toneladas que las que «quedan por emitir» para limitar el calentamiento del planeta a 1,5ºC o a 2ºC.


Gráfico 1.2. Emisiones históricas (1850-2020) y actuales, y población en función de las regiones del mundo

Interpretación: El porcentaje de emisiones de China con respecto a las emisiones históricas del mundo ha sido del 11 %, con respecto a las emisiones actuales fue del 24%. Las emisiones actuales incluyen el carbono incorporado en el consumo. Fuentes y series: wir2022.wid.world/methodology y Chancel (2021)


Gráfico 1.3. Emisiones medias por persona y por región del mundo en 2019

Interpretación: Estos valores incluyen emisiones del consumo doméstico, de inversiones públicas y privadas, así como importaciones y exportaciones del carbono incorporado en bienes y servicios comercializados con el resto del mundo. El nivel sostenible corresponde a una distribución igualitaria del carbono restante disponible hasta 2050. Fuentes y series: wir2022.wid.world/methodology y Chancel (2021).

Estos gráficos [3] no dejan ninguna duda. Desde 1850, América del Norte y Europa, las dos principales regiones motrices del capitalismo globalizado y también colonizadoras, emitieron la mayoría de las emisiones totales de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera, siendo una de las causas principales del cambio climático. Esta tendencia sigue siendo cierta hasta hoy, a pesar de que la llegada de países del Sur al capitalismo globalizado la haya ligeramente atenuado.

En 2019, América del Norte y Europa, que representaban en ese momento el 12% de la población mundial, emitían cerca del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Tierra. China, que representaba, en 2019, el 18% de la población mundial emitía cerca del 25% de las emisiones totales en nuestro planeta. Debemos precisar que los datos en los que se apoya este gráfico adoptan el método de la huella de carbono. Eso significa que la producción y el transporte de un teléfono fabricado en China por un europeo o europea se contabilizan en las emisiones en Europa y no en China.

África, América Latina y Asia, sin China, continentes que sufrieron más la colonización, representan, los tres, los dos tercios de la población mundial y solamente emitieron en 2019 un poco más de un tercio (38%) de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Si observamos las emisiones históricas (desde 1850), todavía su porcentaje es menor, si no se cuenta China: menos del 30% de las emisiones totales.

Notemos también que el conjunto del África subsahariana, África del Norte y Oriente Próximo y Asia del Sur y del Sudeste emitieron menos CO2 en la historia que solo Europa o solo América del Norte.

Otro ejemplo elocuente: Asia del Sur y del Sudeste, que representan actualmente un tercio de la población mundial, emiten menos del 15% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.

Se constata lo mismo si nos fijamos en las emisiones medias por persona en las grandes regiones en 2019: América del Norte es, de lejos, la región más contaminante con 20,8 toneladas de CO2, de media, emitidas por persona y año, muy por encima de las 3,4 toneladas, de media, por persona y año para permanecer por debajo de 2ºC de calentamiento de la atmósfera, o de 1,1 toneladas por persona y año que permitiría quedarnos por debajo de 1,5ºC. Un o una estadounidense genera una media de 13 veces más de emisiones de CO2 que cualquier persona africana subsahariana. Solamente el África subsahariana y Asia del Sur y del Sudeste tienen un nivel de emisiones, de media, por persona suficientemente bajo para conseguir el objetivo de 2ºC de calentamiento. Todas las regiones superan el nivel medio necesario para permanecer por debajo de 1,5ºC.

Las tres regiones que tiene el nivel de emisiones medio más elevado son América del Norte, Europa y también la región de Rusia y Asia central, seguidas por Asia del Este (Japón, Corea del Sur), y luego la región de Oriente Próximo y África del Norte.

No obstante, es importante precisar que este indicador —el nivel de emisión de CO2 por persona y año— presenta numerosas limitaciones. Por ejemplo, la región de Oriente Próximo-África del Norte está marcada por una desigualdad abismal. Esa región comprende poblaciones muy pobres o extremadamente ricas, especialmente en los países del Golfo. La media de emisiones por persona y año es, por lo tanto, un indicador imperfecto. Demuestra que las poblaciones de los países del Norte emiten, de media, mucho más de CO2 que las poblaciones del Sur, pero oculta las desigualdades en términos de emisión interna en esas grandes regiones, como en el interior de cada país entre las clases dominantes ricas y las familias pobres, particularmente en las zonas rurales.

Por lo tanto, está muy claro que los países occidentales son los principales responsables del cambio climático y que continúan generando una parte muy importante de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales. Tienen una deuda climática escandalosa hacia las poblaciones del Sur. Sin embargo, esos países se caracterizan por las enormes desigualdades de ingresos y patrimonio que, es necesario subrayar, para señalar a los verdaderos responsables de la destrucción de los seres vivos: las clases dominantes y las grandes empresas del Norte y las élites depredadoras del Sur.

Los más ricos y las grandes empresas son responsables del cambio climático

Gráfico 1.4. Distribución mundial de las emisiones de CO2 en 2019

Notas: La distribución de las emisiones de carbono en la población mundial es muy desigual. La actual aceleración del cambio climático antropogénico está ampliamente producida por los máximos niveles de emisión en la distribución. El cálculo basado en un modelo de la combinación sistemática de los controles de las familias, los datos de impuestos y las tablas input-output. Las emisiones incluyen las huellas asociadas al consumo y a las inversiones. Los valores también tienen en cuenta el carbono incorporado en el comercio internacional. Fuente: Chancel (2922).

Gráfico 1.5: Desigualdades en las emisiones de carbono, 2019: emisiones por grupo

Interpretación: Huella personal de carbono que incluye las emisiones por consumo doméstico, inversiones públicas y privadas, así como importación y exportación de carbono incorporado en bienes y servicios comercializados con el resto del mundo. El cálculo se basa en el modelo de la combinación sistemática de datos de impuestos, supervisión de familias y tablas input-output. Las emisiones se dividen equitativamente entre las familias. Fuentes y series: wir2022.wid.world/methodology y Chancel (2021).

En 2019, el 10% que contamina más generó la mitad de las emisiones mundiales de CO2, casi tanto como el 90% que contamina menos. Señalemos que el 1% de la población (los más ricos del planeta) emite casi el 100% más que el 50% más pobre. Esto significa que 80 millones de personas ocasionan más daños que 4.000 millones.

Vemos muy bien aquí que «sensibilizar» y culpabilizar a los más pobres y a las clases medias, tanto en el Norte como en el Sur, no sirve para nada, si primero no se ataca al 10% más rico.

Ahora que la responsabilidad de los países del Norte y de los más ricos del planeta está confirmada, entremos más en detalle cruzando los criterios geográficos con los criterios de patrimonio.


Gráfico 1.6. Emisión de CO2 por persona en el mundo, en 2019

Interpretación: Las huellas de carbono personales incluyen emisiones provenientes del consumo doméstico, de inversiones públicas y privadas, así como la importación y exportación de carbono incorporado en bienes y servicios comercializados con el resto del mundo. El cálculo está basado en el modelo de combinación sistemática de datos de impuestos, supervisión de familias y tablas input-output. Las emisiones se dividen equitativamente entre las familias. Fuentes y series: wir2022.wid.world/methodology y Chancel (2021).

Continuación gráfico 1.6.

El 10% más rico de América del Norte emite, de media, mucho más CO2 que todas las otras categorías de estos gráficos. [4] La población de América del Norte emite más del doble de CO2 que el 10% de la población europea más rica. En América del Norte, la mitad de la población más pobre emite, por persona y año, aproximadamente tanto como el 10% más rico del África subsahariana o el 10% más rico de Asia del Sur y del Sudeste. Por consiguiente, América del Norte tiene la mayor deuda climática y una enorme responsabilidad en el reto de la limitación del cambio climático. Estas cifras prueban que el modo de vida capitalista de los norteamericanos no es sostenible. Y prueban que el decrecimiento es necesario.

Por otra parte, las emisiones medias del 90% de la población subsahariana y de Asia del Sur y del Sudeste, así como las de la mitad de la población latinoamericana, de la mitad de la población de la región Próximo Oriente y África del Norte (MENA) y de la población de Asia del Este están por debajo del umbral de calentamiento del planeta de 2ºC (que ya es muy elevado).

La presión para limitar el cambio climático debe hacerse sobre los países del Norte (América del Norte, Europa, Rusia y Asia del Este), en particular, los más ricos, las grandes empresas y las clases dominantes de manera general. Pero eso no debe hacernos olvidar la responsabilidad, y por lo tanto la necesidad, de responsabilizar a las élites más ricas, depredadoras y extractivistas, de las regiones del Sur (Oriente Próximo, África del Norte, Asia del Sur y del Sudeste).

Gráfico 1.7. Emisiones de CO2 por año y por grupo de población en RDC, Nigeria, Colombia, India, China y Estados Unidos

Nota: El patrón de la disparidad del carbono varía en los LMICs (países de ingresos bajos o medios) Mientras que en algunos de los países más pobres casi el total de la población emite unas cantidades despreciables de gases de efecto invernadero, las élites en países como India o Colombia producen una huella de carbono significativa. El cálculo se basa en un modelo de la combinación sistemática de datos de impuestos, supervisión de familias y tablas input-output sobre el medio ambiente. Las emisiones incluyen las huellas asociadas al consumo y a las inversiones. Los valores también tienen en cuenta el carbono incorporado en el comercio internacional. Fuente: Chancel (2022).

Continuación gráfico 1.7

Nota: El patrón de disparidad también varía en los países altamente contaminantes como China y Estados Unidos. En China, el promedio de altas emisiones está ampliamente generado por el 10% con mayores ingresos, mientras que la mitad más pobre de la población genera una huella de carbono insignificante. En Estados Unidos, el total de la población exhibe, comparativamente, altas emisiones por persona respecto al estándar global, además, el 10% más rico sobresale por tener la mayor huella de carbono en el mundo, por amplio margen. El cálculo se basa en el modelo de la combinación sistemática de datos de impuestos, supervisión de familias y tablas input-output sobre el medio ambiente. Las emisiones incluyen las huellas asociadas al consumo y a las inversiones. Los valores también tienen en cuenta el carbono incorporado en el comercio internacional. Fuente: Chancel (2022).

Si nos fijamos en los ejemplos nacionales, [5] surgen las mismas tendencias. Aparecen los enormes daños causados por el 10% más rico de Estados Unidos.

Estos diferentes gráficos permiten apreciar las responsabilidades en la desregulación climática actual, y, por lo tanto, la cuestión de la deuda climática en su complejidad. La presión debe hacerse sobre el tercio, incluso la mitad más rica de la población del Norte — y más duramente sobre el 10% con más fortuna— y sobre las clases más ricas, más depredadoras y extractivistas del Sur como las de la región MENA (Oriente Próximo y África del Norte).

Los países del Norte imperialistas tienen también una deuda ecológica debida a siglos de extractivismo depredador

La deuda sirve de herramienta de transferencia de riquezas, tanto naturales como financieras, y, además, es el origen de los desastres ambientales y ecológicos

El enfoque en términos de emisiones de gases de efecto invernadero es insuficiente puesto que, si bien permite medir de manera bastante precisa la deuda climática (los responsables del calentamiento climático provocado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero), oculta una parte importante de la deuda ecológica, la que concierne al acaparamiento de recursos, al extractivismo depredador y destructor en el sistema capitalista mundial actual. Los beneficiarios de este sistema tienen una deuda ecológica colosal de la que deben responder.

Los países del Sur han sido saqueados desde hace siglos por el Norte. En principio, por la colonización, luego por medio de la utilización de la deuda como herramienta de sometimiento y de saqueo de los pueblos del Sur.

Para saber más sobre la deuda como herramienta de sometimiento : Maxime Perriot y Éric Toussaint, ABC del CADTM y perspectiva histórica de las deudas ilegítimas, CADTM, publicado el 29 de abril de 2024

Después de la colonización, y especialmente después de la crisis de la deuda de los años 1980, numerosos países del Sur se encontraron en suspensión de pagos. Por ello, fueron coaccionados a aceptar las condicionalidades del FMI y del Banco Mundial para poder recibir los préstamos de esas instituciones y estar en condiciones de continuar reembolsando sus deudas.
Esas condicionalidades, que tenían por fin la entrada de los países del Sur en la globalización neoliberal, los empujaron a aumentar la especialización de sus economías en la exportación de uno o varios recursos. Esa especialización había comenzado desde los comienzos de la inserción forzada de los países del Sur en el comercio internacional dominado por las potencias occidentales europeas a partir del siglo XVI. Después de las independencias africanas de los años 1950-1960, el arma de la deuda llegó para reemplazar la antigua relación colonial y mantener los nuevos Estados en la especialización de la producción. Y el ajuste estructural generalizado a partir de los años 1980 reforzó considerablemente esa dependencia.
En lugar de producir lo que las poblaciones necesitan, el objetivo es responder a las necesidades de las economías más industrializadas (China incluida) exportando recursos agrícolas, mineros, fósiles, pesqueros, de los bosques… así como de la mano de obra barata. Esa lógica volcada hacia la explotación intensiva de los seres vivos y el extractivismo desbocado incentivaron notablemente a esos países a abandonar la agricultura destinada a la alimentación, vector de la soberanía alimentaria, en provecho del desarrollo de los grandes monocultivos que son sinónimos del endeudamiento campesino, del acaparamiento de tierras, de la explotación intensiva del suelo y de la pérdida de la biodiversidad y de los saberes tradicionales. Especialización y exportaciones desenfrenadas o atracción de turistas por la construcción de complejos de lujo con el fin de obtener divisas que permitirán importar y reembolsar la deuda: ese es el círculo vicioso en el que los gobernantes y las instituciones financieras del Norte encerraron a las poblaciones del Sur, con la complicidad de las élites locales.

Esa explotación de los recursos naturales impuesta por la lógica de la deuda, prolongamiento de la lógica colonial, constituye un aspecto importante de la deuda ecológica que tiene el Norte con el Sur.

La integración total —en tanto parte dominada— de los países del Sur en la globalización neoliberal benefició a algunos: las grandes empresas del Norte que acapararon tierras en el Sur, las élites locales que se aprovecharon de ese sistema extractivista para enriquecerse al máximo… Esas empresas también fueron culpables de biopiratería: robaron los saberes locales, especialmente en el ámbito medicinal. Depositaron patentes para conseguir un máximo de beneficio a cargo de las poblaciones.

Con el FMI, el Banco Mundial y los bancos de desarrollo, las clases capitalistas, además de su rol en las emisiones de gases de efecto invernadero, llevan la responsabilidad de la destrucción de ecosistemas, del acaparamiento y empobrecimiento de tierras por medio de los monocultivos. Sus acciones engendran destrucción de los seres vivos, contaminación de los recursos marinos, de los suelos y subsuelos, de la desecación de cursos de agua, el empobrecimiento de tierras, o incluso la puesta en peligro de las poblaciones locales por la pérdida de la soberanía alimentaria. Esas poblaciones se volvieron extremadamente vulnerables a los diferentes shocks externos que le pueden llegar. Por ejemplo, la agresión de Ucrania por Rusia y la especulación ligada a ese conflicto, así como el shock producido por la Covid-19, sumergieron a millones de personas en la pobreza extrema.

La era del capitaloceno

Para calificar el nefasto efecto del modo de producción y de explotación capitalista sobre los seres vivos, la biodiversidad y el clima, conviene usar el concepto de capitaloceno, [6] y no el de antropoceno. Los pueblos autóctonos del Sur no tienen ninguna responsabilidad en el cambio climático. Como se explicó al comienzo de este capítulo, las poblaciones del Sur colonizadas y enroladas a la fuerza en el proceso de extracción neoliberal no pueden ser consideradas responsables. Tampoco, las clases obreras y campesinas de los países más industrializados del siglo XIX, explotadas en las minas y en las fábricas. El cambio climático es el efecto de la acción de las grandes empresas, de las clases capitalistas y de los gobiernos del Norte (y luego del Sur).

Señalemos también la carga que representa la deuda en el presupuesto de los países vulnerables, dado que deben asumir tipos de interés elevadísimos. Los países más vulnerables al cambio climático nunca estuvieron tan endeudados como desde 1990. Según Debt Justice, [7] los cincuenta países más vulnerables al cambio climático gastan cuatro veces más en el servicio de la deuda ahora que en 2010. Uno de los principales ejemplos es Zambia, que entró en suspensión de pagos en 2000 y que sufre una terrible sequía desde fines de 2023.

Por el contrario, los países del Norte se benefician de la confianza de los mercados y de los tipos de interés, que oscilan en 2024 entre el 1% y el 5%, mientras que los países del Sur pagan tipos de interés superiores al 6%, a veces superiores al 9%, pudiendo elevarse hasta el 20%. [8] Es esta lógica la que hace que muchos países gasten mucho más en el pago de los intereses de su deuda que en financiar a sus sectores de salud, de educación y también a las iniciativas de atenuación, adaptación o reparaciones frente a los excesos del cambio climático. Como ejemplo, Ghana preveía en 2021 destinar 77 millones de dólares por año para la adaptación, [9] es decir, para sistemas de riego para hacer frente a la sequía, para sistemas de alerta para prevenir crecidas, etc. El mismo año, el país gastó 4.800 millones de dólares en el servicio de la deuda, una suma que alcanzaría los 6.400 millones de dólares en 2025. Este ejemplo es válido para una serie alarmante de países.

La deuda sirve así de herramienta de transferencia de riquezas, tanto naturales como financieras, y, además, es el origen de los desastres ambientales y ecológicos. La deuda entorpece cualquier perspectiva seria de inversión en la lucha contra el cambio climático y sus efectos.

Traducido por Griselda Piñero

Los autores agradecen a Pablo Laixhay, Jawad Moustakbal y Christine Pagnoulle su revisión

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Notas

[1] Este capítulo se apoya en los datos de Climate Inequality Report 2023, coordinado por Lucas Chancel, Phlippe Bothe y Tancréde Voituriez y, más globalmente, sobre la base de los datos sacados del World Inequality Report 2022. Chancel, L., Bothe, P., Voituriez, T. (2023) Climate Inequality Report 2023, World Inequality Lab Study 2023/1, https://wid.world/wp-content/uploads/2023/01/CBV2023-ClimateInequalityReport-3.pdf o Chancel, L., Piketty, T., Saez, E., Zucman, G. et al. World Inequality Report 2022, World Inequality Lab wir2022.wid.world, https://wir2022.wid.world/methodology/, consultado el 16 de octubre de 2024.

[2] Chancel, L., Piketty, T., Saez, E., Zucman, G. op.cit. p.117.

[3] Chancel, L., Piketty, T., Saez, E., Zucman, G.op.cit. p.119.

[4] Chancel, L., Piketty, T., Saez, E., Zucman, G.op.cit. p.19

[5] Chancel, L., Bothe, P., Voituriez, T. (2023), op.cit. p. 135.

[6] Este concepto fue desarrollado por Andreas Malm. Véase este extracto de una entrevista con fecha del 14 de enero de 2021: «Remplazar la noción de Antropoceno por la de Capitaloceno, es precisar más, al decir que es el capital —como proceso y como estructura particular de interacción humana fundada en la desigualdad y el poder— que se ha transformado en un factor de cambio geológico destructivo, y no la especie humana. Lo que pasa no tiene que ver con nuestras características biológicas, como especie Homo Sapiens, sino con una evolución histórica y social particular» Andreas Malm: « Pour mettre fin á la catastrophe, il faut s’en prendre aux classes dominantes », publicado por Reporterre, el 14 de enero de 2021, https://reporterre.net/Andreas-Malm-Pour-mettre-fin-a-la-catastrophe-il-faut-s-en-prendre-aux-classes-dominantes, consultado el 5 de enero de 2025. Ver también: Andreas Malm, "Desastre en Dominica: ¿El Antropoceno o el Capitaloceno?", El Correo de la UNESCO, publicado el 30 de Marzo de 2018, https://courier.unesco.org/es/articles/desastre-en-dominica-el-antropoceno-o-el-capitaloceno, consultado el 5 de enero de 2025.

[7] Debt Justice, "Climate vulnerable countries debt payments highest in three decades", 3 de junio de 2024, https://debtjustice.org.uk/press-release/climate-vulnerable-countries-debt-payments-highest-in-three-decades, consultado el 5 de enero de 2025.

[8] Los tipos evolucionan continuamente, la web World Government Bonds permite tener una visión sobre esto para una aplastante mayoría de países del planeta.
https://www.worldgovernmentbonds.com/country/puertorico/ consultado el 5 de enero de 2025.

[9] Lower income countries spend five times more on debt payments than dealing with climate change. Jubilee Debt Campaign. ( Los países de ingresos más bajos gastan cinco veces más en los pagos de la deuda que en gestionar el cambio climático) Octubre 2021. https://jubileedebt.org.uk/wp-content/uploads/2021/10/Lower-income-countries-spending-on-adaptation_10.21.pdf consultado 5 de enero de 2025.



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Eric Toussaint , Maxime Perriot


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