Estuvimos en el acto convocado por la Red de Historia, Memoria y Patrimonio, seccional del estado Lara, para la instalación en Barquisimeto del "Centro de Estudios Simón Bolívar". A ello va dedicada esta nota porque hubo cosas que nos asombraron sobremanera. Como, por ejemplo, que el proceso político y militar que condujo a la independencia de Venezuela (1810-1923) fue una tragedia tanto para el Libertador como para todos los sectores subalternos de aquella sociedad colonial: no cambió en nada la condición social precaria de los indígenas, reducidos a los márgenes del mapa de la patria, como solía decir el maestro Federico Brito Figueroa en sus escritos sobre los negros africanos, traídos en condición de esclavitud y sobrevivientes de los barcos negreros, muchos con la aquiescencia de la corona española en la Europa civilizada en el marco del régimen de cristiandad, cosa resabida, pero que si se medita en la cuestión resulta asombroso suponer que si El Nero Primero hubiera sobrevivido a la Batalla de Carabobo, semejante evento militar no le hubiera servido de nada: habría seguido siendo esclavo y hasta hubiera tenido que enfrentar como enemigo al catire José Antonio Páez, El Taita. Cosa que también sugiere la miniserie: "Carabobo, caminos de libertad", en que ese personaje hace reflexiones de este tipo, sobre todo cuando conversa con el sabio anacoreta que funge como su maestro en filosofía moral y política.
Este Centro de Estudios Simón Bolívar entendemos que se trata de un organismo político-cultural creado por sugerencia del presidente Nicolás Maduro, quien tuvo la intuición de la urgente necesidad de ampliar y profundizar el ideario bolivariano en el tiempo actual de nuevos colonialismos y hacerlo descubrir como tal, es decir, subversivo y crítico, sobre todo, en niños y jóvenes para continuar fortaleciendo la masa crítica de garantice la continuidad de la revolución bolivariana. Una cuestión que a muchos preocupa dizque por no ser un centro al modo tradicional de la academia europea o norteamericana, pero olvidan tal vez que esos magníficos organismos en apariencia plurales y apolíticos, en realidad y más allá de la apariencia, tampoco son neutros, suelen cojear de una pata ideológica, la del imperialismo cultural.
En fin, allí en el auditorio Julio Pérez-Rojas de la gobernación del estado Lara, además, como bien recoge el diario Últimas Noticias, se hizo la presentación o "bautizo" del libro "El siglo de la pólvora y otros escritos" (Monte Ávila Editores, Caracas, 2021) del historiador Pedro Enrique Calzadilla-Pérez, una figura pública muy conocida (Caracas, 1962, Licenciado en Historia, UCV, Profesor Titular de la misma en su Escuela de Historia, donde es fama que ingresara de la mano del recordado profesor Arístides Medina-Rubio, maestro suyo y de Luis Felipe Pellicer-Peñuela, pero que según comentó este último en un foro, tampoco les ahorrara presentar exámenes escritos que requerían más 4 horas para su desarrollo, realizar clases magistrales e investigaciones histórico-documentales con eximio rigor teórico-metodológico, tanto cuando eran estudiantes como cuando debieron concursar para ingresar como profesores ordinarios de la UCV; Calzadilla inició un seminario sobre historia de los barrios que ha dado lugar a varios estudios ya publicados en libros y de por ahí viene el cognomento de "Historia insurgente", una ocurrencia al parecer del hoy Dr. Luís Felipe Pellicer.
El historiador Pedro Calzadilla, cuenta también con postgrado en la Universidad de Tolouse-Le Mirail, Francia, donde obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en Historia Latinoamericana, según le puede leer en la Wikipedia. Ahora cumple rol de Rector-Presidente del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, asunto que no obstaculiza que continúe desempeñando su oficio de historiador, meditador y escritor, en consecuencia. Fue grato e inquietante oírlo disertar en esta ocasión y fue quien introdujo el espinoso asunto de que la independencia de Venezuela no se tradujo en lo inmediato en la reivindicación social para los sectores subalternos, porque hasta la abolición de la esclavitud decreta por Monagas en 1854 fue por conveniencia, ya el sistema esclavista no les era rentable a los terratenientes y demás sectores "principales" de aquella sociedad conformada por estamentos, grupos oligárquicos y sectores subalternos socialmente, pardos, manumisos, peones, indígenas que, en general, eran la carne de cañón de las montoneras. Situación que, de una u otra manera, se ha permutado al presente, ya hoy somos lo que en el pasado fuimos.