La división de un país como mecanismo de dominación, ha sido un método utilizado por el complejo industrial-militar de los EEUU, frente a sus enemigos. En algún momento de su historia Panamá fue parte de Colombia, Texas perteneció a México, más recientemente el descuartizamiento territorial que se utilizó en Yugoslavia, fue ejecutado bajo una orientación sistemática de la élite estadounidense.
En el siglo XXI, y con la evolución del imperio el mecanismo de la segmentación de los países se hace imprescindible, porque se trata de la imposición de un nuevo orden cultural y productivo, que ya no necesita a los estado – nación, como existieron durante los siglos pasados.
El proceso de desmembramiento que se inició en los países árabes, es una muestra de las necesidades del imperio que cumpliendo con su rol de estado globalizado, impone el orden adaptado a su nuevo sistema de producción como bien lo afirma Toni Negri, en Multitud y la Guerra “En el imperio no puede haber guerras entre estados-nación: no hay, de hecho, poder soberano distinto al imperio, los conflictos armados no serán por lo tanto, concebibles de manera tradicional, como choques entre entidades soberanas: resulta más propio considerarlos como guerras civiles al interior del imperio. La soberanía imperial asume la guerra como una fuerza ordenadora de la escena global”.
Partiendo de la lógica globalizada se puede entender que la lucha por el aprovechamiento de los recursos energéticos precipite la desintegración de los estados-nación. Venezuela es el país con mayor riqueza petrolera certificada.
El plan para tratar de dividir Venezuela y declarar una república independiente en el Zulia, no es nuevo y está en la agenda del departamento de estado, durante un tiempo se mantuvo engavetado, entre otras cosas por la presión de las trasnacionales petroleras, que se opusieron a su ejecución por la facilidad que brindaba la vieja clase política, para obtener el petróleo con sin mayores riesgos.
Este plan vuelve a entrar en vigencia a partir del año dos mil con la promulgación de la Ley de Hidrocarburos, y se comienza a profundizar después del golpe de estado del 2002. En el año 2006, coincidiendo con la reelección de Álvaro Uribe, se le agregan otras variantes que plantean separar Táchira, para saldar compromisos con el narcotráfico internacional, abriendo una nueva ruta de transporte de drogas.
El estado Zulia, produce 48% del petróleo, su ubicación facilita un plan de secesión. La historia de la separación del Zulia se remonta a 1777 cuando España decide conformar la Capitanía General, separándola del virreinato de la Nueva Granada. En 1811 Maracaibo no firmó la declaración de independencia. En el periodo comprendido entre 1858-1868, Zulia proclamó su independencia, regresó a la república, y en dos oportunidades se integró a los estados andinos, como bien lo dice la Doctora Arlene Urdaneta Quintero, en su ponencia, Separatismo y Anexionismo en el Zulia, durante el siglo XIX. El separatismo zuliano, junto con el anexionismo del Táchira, Trujillo y Mérida, tienen antecedentes históricos que no pueden obviarse.
El Oriente del país ha sido siempre una región estratégica. Su ubicación, y su alta concentración de hidrocarburos, lo hace un lugar donde la geopolítica es fundamental. Los estados Sucre, Nueva Esparta, Anzoátegui y Monagas comprenden el 9,28% del total de la población del país. Los dos últimos producen aproximadamente el 49% del petróleo nacional.
Durante la campaña de Oriente, el jefe militar Santiago Mariño, asumió el gobierno de las llamadas provincias orientales, recuperando parte del territorio que se había perdido con la primera república. Mariño, evito apoyar a Bolívar que pretendía tomar Caracas, y propuso dividir el país en dos repúblicas; la de occidente presidida por el Libertador, y la de oriente bajo su mando.
Zulia, Táchira, y Anzoátegui están dentro de los posibles estados por donde se puede intentar un plan secesionista, los tres presentan características geográficas para recibir apoyo externo, y facilitar la entrada de mercenarios y paramilitares, además de tener condiciones económicas para auto sustentarse.
El secesionismo tiene importantes antecedentes históricos en el país, pero no tiene un sustento cultural entre otras cosas, porque la diversidad cultural en Venezuela es más homogénea. Sin embargo la nueva fase de la violencia terrorista, utilizando elementos paramilitares, y liberando urbanizaciones, y la no resolución de la situación económica, son variables que van a ser utilizadas por los sectores fascistas internacionales para tratar de impulsar planes separatistas en Venezuela