La corresponsabilidad entre en el decir y el hacer, de nosotros los seres humanos, determina nuestra autenticidad. Entre el escribir y el hacer para los que oficiamos el acto de crear e imprimir nuestros conceptos e interpretaciones sobre el mundo y su diario devenir. La autenticidad es la llave de las puertas de la objetividad y del perfecto equilibrio entre el decir y el hacer nace una verdadera subjetividad, que incida en el curso de las cosas, que le de vigencia, o se las quite..
“Las venas cerradas de América del norte”, artículo de mi autoría que se publicó en Aporrea: http://www.aporrea.org/tiburon/a76672.html y que tuvo una gran asistencia de visitas y de repeticiones, generó posiciones y oposiciones en español y en ingles lo que hizo reflexionar ante quienes sintieron mis palabras como una “agresión” al pueblo norteamericano.
Al derecho y al revés y norte y sur. Una arriba y otra abajo, una de este lado y otra del otro lado de la talanquera. La América es un solo continente, dividido por poderes económicos e imperiales, pero en toda su extensión viven americanos.
Me sorprende que el sentido patrio del americano (del norte) llegue a no saber con exactitud lo que son verdaderos “valores”. Los valores no se depositan en cuentas bancarias pero valen mucho más que un dólar o un millón. Pero si uno habla de un país que agrede e invade, que es la capital del capitalismo (valga la redundancia), si uno denuncia el saqueo y la explotación por las trasnacionales cometido en nuestras patrias ¿por qué se dan todos por aludidos? Si reclamo la invasión y el genocidio cometido en Irak, en Gaza, en Afganistán, si repudio el salvajismo de Bush al destruir miles de vidas y patrimonios históricos tan importantes como la biblioteca de babilonia, donde se quemaron los originales de las Mil y una Noches, por ejemplo, si denuncio todo ese ultraje a nuestra dignidad de destruir la vida de un pueblo tan lejano, con la excusa de que habían bombas biológicas que amenazaban a Norteamérica, las que al final nunca aparecieron, por qué entonces tienen que sentirse aludidos ustedes, (me refiero a todos los que viven en el norte)???
Yo no puedo negar que Obama nos sacó una sonrisa del fondo de nuestro ser, yo no puedo negar, creo que nadie, que me emocioné cuando Obama tomó posesión. Me emocionó ver dos millones de americanos en frente a la Casa Blanca, y millones más frente sus televisores; negros, blancos, jóvenes, viejos, ricos y pobres, mirando y aplaudiendo al primer norteamericano de color que asume la presidencia de los Estados Unidos . No puedo decir que no se me aguaron los ojos ese día. Yo creo que la humanidad entera se quedó callada, y pasaron mil ángeles por el cielo, en aquella hermosa mañana.
Quiero decir, a cualquier americano que me lea, que mi ataque jamás será contra el pueblo norteamericano, vuelvan a leer las venas cerradas y verán todo lo contrario, es un reclamo a que se desate una rebelión imperial, Norteamérica es un país de sueños. El gran sueño americano no puede seguir siendo verde y rectangular por dios!! Hasta cuándo?? En Norteamérica estallaron las primeras luchas obreras, en Chicago, y los obreros de la Ford, y la Chevrolet y las mujeres obreras que quemaron dentro de su fábrica al hacer al patrón reclamos laborales que rememora año tras año al celebrar el día de la mujer ¿dónde tanto blues lleno de llanto y de dolor, dónde la lucha por la libertad de los esclavos, dónde Jimmy Hendrick, y miles y miles de norteamericanos, Luther King, Alex Gimberg, Chomsky etc, etc etc.???? Yo también soy hijo de Manhattan, allá conocí la nieve, al Bronx, a New jersey a los pobres de Norteamérica, también vi en aquel invierno cómo alrededor de Meicys dormían los pobres dentro de cajas de cartón. Vi lo que son allá, igual que acá, las clases sociales, esa manera tan bizarra de clasificar a los hombres por lo que tienen en vez de por lo que son. Yo lo vi.
Yo quiero creer en Obama, ¿quién no quisiera que este hombre sea allá en el norte, como debería serlo, quien encarne el cambio necesario de ese hermoso país?, para que empiece un nuevo tiempo, de una raza humana que habite un solo planeta, un planeta cuidado por todos y no agredido, una especie humana cuidada por todos y no agredida. Yo quiero creer en Obama, y ustedes; americanas y americanos deben creer más, así como creemos en Chávez en Venezuela, yo le pido a la vida que este hombre encarne el cambio necesario: la Revolución Americana. Pero, para terminar, americanos y coterráneos, sólo me basta decir con más firmeza quien es mi enemigo, y el de ustedes: se llama: capital, ganancia, egoísmo, explotación, violencia y guerras. Esos antivalores son un imperio de dólares que pretende con arrogancia que Norteamérica es de ellos. América, para los americanos, entonces, como decía Monroe, vayan por su patria americanos, americanas, solo habrá la verdadera revolución cuando ustedes también luchen junto a nosotros por la nueva vida!!!
El oficio de escribir no es tan sencillo. Quise ser consecuente con lo que soy , pues mi vida es día a día un compromiso a muerte con el hombre nuevo que nace y su Revolución, yo se las tristezas y sinsabores que este mismo sistema capitalista que combato, causó en mi. La lucha es un instinto irrefrenable, necesaria y compulsiva. Yo invoco al amor por el planeta que todos puedan sentir, para que estén siempre a mi lado en esta lucha, que es al final por un mundo donde mis hijos y mis nietos, junto a los hijos y a los nietos de toda Norteamérica y los hijos y los nietos de la humanidad entera, puedan vivir.
¿Será que se parará la maquinaria infernal del negocio de la guerra? ¿Será que detendrá el mercado asesino de las drogas? ¿Será que se dejará de explotar a los pobres? ¿Será Obama el Chávez del norte?.
Será que este continente pueda tornarse en un solo pueblo; en nuestra América.
Adelante, siempre adelante, ¡venceremos!
(*)Fundación HombreNuevo
brachoraul@gmail.com